La evolución del ransomware para el 2025

Jorge A. Hernández    16 febrero, 2025

Tristemente célebre en los últimos años por su popularidad, el ransomware no es tan reciente como piensan algunos, con sus orígenes en los años ochenta esta modalidad criminal ha evolucionado de la mano de nuevas tecnologías. ¿Cómo se originó y hacia dónde se dirige?

Es difícil de creer, pero hubo un tiempo en que los virus de computadoras eran más un ejercicio de destreza de unos geeks que una actividad criminal. Hoy el malware es una industria criminal gigantesca, multinacional y sofisticada, y el ransomware es un ejemplo de esta evolución a lo largo de los años.

Para ser más exactos, el primer caso de ransomware documentado apareció en 1989 bajo el nombre del AIDS Trojan (troyano del SIDA) o  PC Cyborg y nació como una venganza de un biólogo evolutivo llamado Joseph L. Popp al que se le negó un puesto en la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que decidió vengarse.

Dirigido a los suscriptores de la Conferencia de la OMS de 1989, el virus se distribuía mediante un disquete que supuestamente contenía información sobre el VIH/SIDA. Tras lo cual cifraba los nombres de los archivos y mostraba un mensaje exigiendo un pago de 189 dólares a una cuenta en Panamá.

Aunque este incidente abrió la puerta a muchos ataques criminales, lo cierto es que el término ransomware también cambió con el tiempo. Inicialmente entendido como un secuestro de datos, por un tiempo se explicó como los virus que bloqueaban la pantalla de acceso de las computadoras. Aunque luego volvió a tener su significado original.

Otros ataques y tendencias del ransomware

Aunque el ransomware presentó algunas variaciones con los años, una de las grandes influencias vendría a comienzos del segundo milenio cuando los cibercriminales empezaron a utilizar técnicas de cifrado RSA (Rivest-Shamir-Adleman) para enmascarar el malware.

El primer virus conocido por usar el RSA fue el GPCoder en 2004. Por cierto, las notas de rescate venían en varios idiomas demostrando un alcance global y más sofisticado. A este ataque le siguió Archievus (2006), también fue conocido por el uso de cifrado RSA y que como dato curioso cometió un error: la contraseña de desbloqueo era la misma en todos los casos.

Otra tecnología que impactó el ransomware aunque no tiene ninguna relación con el cibercrimen fueron las criptomonedas, específicamente el bitcoin que facilitó el pago de los secuestros informáticos. Pero 2012 fue testigo del nacimiento de otro modelo de negocio en la industria criminal: el ransomware-as-a-service (RaaS) con el Reveton Ransomware.

Siendo más precisos el Reveton es un ransomware tipo «scareware» (software de intimidación), que se hizo famoso por bloquear la pantalla de la computadora y mostrar un falso mensaje de la policía, acusando a la víctima de actividades ilegales como piratería, pornografía infantil o descargas ilegales y luego exigía un pago en efectivo para desbloquear el sistema.

Tendencias posteriores y actuales

Algunos ataques de ransomware que demostrarían una evolución significativa en la última década serían CryptoLocker (2013) usando cifrado de grado militar y propagándose a través de adjuntos de correo electrónico y redes de bots existentes; y Petya (2016) que en lugar de atacar archivos bloqueaba todo el sistema sobrescribiendo el Master Boot Record (MBR) del disco duro.

2017 vio la aparición de WannaCry y NotPetya donde este último, aunque inicialmente apareció como ransomware, luego fue identificado como un malware de borrado diseñado para causar daños irreversibles a los datos. Pocos años después aparece una tendencia y es atacar solo presas grandes (Big Game Hunting o BGH) con el objetivo de extraer rescates mayores.

A este se le suma técnicas de doble y triple extorsión donde el problema no se puede resolver con copias de respaldo, sino las amenazas a las organizaciones con divulgar información sensible: transacciones, datos de clientes, etc.

Para 2025 el panorama persiste con un agravante adicional y es el uso de Inteligencia Artificial Generativa en ingeniería social y el ataque a sectores críticos de las ciudades y organizaciones con un enfoque en la extracción de datos.

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