Computación cuántica, ¿cómo estamos?

Jorge A. Hernández    22 septiembre, 2025

Willow, Majorana, Starling o neglectones son palabras que probablemente no le importan a la mayoría de los mortales; sin embargo, el futuro de la computación cuántica y del mundo como lo conocemos puede estar ligado a ellas. ¿Por qué deberían importarnos estos avances?

La computación cuántica está en auge, con un incremento en la inversión de 1.250 millones de dólares comparado con el año anterior. El porqué de este aumento está ligado con su potencial, y es que esta tendencia promete convertirse en la siguiente gran revolución tecnológica.

Para darnos una idea de la actividad de este nicho, basta con mirar las cifras. Un informe de Visual Capitalist identificó un total de 274 startups de computación cuántica en 2025, destacando a Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido como los principales centros de actividad.

De manera similar, la plataforma de inteligencia de mercado StartUs Insights menciona haber analizado 360 startups y encontrar registros de más de 296.000 patentes, más de un millón de empleados, más de 3.500 becas, 5.900 inversionistas y promedios de inversión (por ronda) superiores a los 28 millones de dólares.

Por eso, noticias como Majorana, Willow, Starling o los neglectones aumentan el optimismo alrededor de un nicho de mercado definido por IBM como “un campo de la informática y la ingeniería que aprovecha las cualidades únicas de la mecánica cuántica para resolver problemas que superan la capacidad incluso de los ordenadores clásicos más potentes”.

Beneficios y hallazgos

A grosso modo, los beneficios de la computación cuántica prometen un salto de desempeño en campos como las simulaciones moleculares y de materiales, la criptografía, la gestión de riesgos financieros y un mayor aumento en el procesamiento de las plataformas de inteligencia artificial, entre otras posibilidades.

Hablamos de una tecnología que permitiría producir mejores fármacos que aumentarían la longevidad humana, mejores fertilizantes para cubrir las necesidades de una población creciente, predicciones climáticas más acertadas y materiales y robots más inteligentes, entre muchas otras opciones.

Se trata de una revolución que está pasando en este momento y que adoptará diversos modelos y servicios, como el Quantum Computing as a Service (QCaaS), y que cada día está superando desafíos científicos con el surgimiento de nuevos procesadores como el Majorana de Microsoft o el Willow de Google.

Neglectones y otros desafíos

Uno de los mayores retos a la hora de construir computadores cuánticos es su fragilidad. Requieren condiciones extremas, como temperaturas cercanas al cero absoluto, porque sus componentes (como los cúbits superconductores) solo funcionan adecuadamente en este entorno.

La escala y complejidad física de estos dispositivos implican grandes desafíos: montar, sincronizar y controlar cientos de cúbits con precisión, además de evitar la “decoherencia”, que destruye la información cuántica. Los sistemas, incluso los prototipos actuales, suelen ocupar laboratorios completos y requieren inversiones millonarias.

Por ello, los neglectones son tan prometedores. Son partículas teóricas que han surgido de una nueva interpretación matemática en el campo de la computación cuántica, que intentan resolver problemas complejos relacionados con la estabilidad y universalidad de los qubits y podrían abrir el camino para la creación de nuevos equipos.

Estos avances tecnológicos están acercando al mundo al umbral de la «ventaja cuántica», el punto en el que un computador cuántico puede resolver un problema de interés práctico de manera más rápida, económica o precisa que cualquier supercomputadora clásica. ¿Cuándo llegaremos? Eso no lo sabe nadie, pero nos estamos acercando y su empresa se debe estar preparando para ello.

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