Agentes de IA: los nuevos guardianes digitales en la ciberseguridad corporativa

Jorge A. Hernández    26 octubre, 2025

Los agentes de IA prometen ser los empleados digitales del futuro: no se cansan, procesan información más rápido que cualquier humano y pueden aprender. ¿Eso los hace los guardianes perfectos para la ciberseguridad empresarial? Averígüelo con nosotros.

La Inteligencia Artificial está por todas partes y la ciberseguridad no es la excepción. Para cuantificar esta tendencia basta con ver las proyecciones de la firma Grand View Research, que parten de una valoración inicial de 25.35 mil millones de dólares en 2024 y se espera que alcance los 93.75 mil millones para 2030. Una tendencia donde los agentes de IA juegan un papel clave.

Es un fenómeno transversal a múltiples industrias. Según Forrester, los agentes son un avance disruptivo y se convertirán en una necesidad competitiva para las empresas, ya que, a diferencia de la IA tradicional, que requiere supervisión humana, la IA agéntica opera de forma autónoma para tomar decisiones y ejecutar tareas complejas.

¿Y esto qué representa en ciberseguridad? En una palabra: el futuro.

Recordemos que un agente de IA es un programa de software que interactúa con su entorno para ejecutar tareas autodirigidas con el fin de alcanzar objetivos predeterminados. A diferencia de los sistemas de seguridad tradicionales que operan con reglas fijas, los agentes de IA pueden percibir, razonar y actuar con una intervención humana mínima, adaptando sus estrategias en tiempo real para neutralizar peligros.

En seguridad, los agentes pueden operar de forma ininterrumpida, incluyendo dentro de sus tareas la clasificación y priorización automática de alertas, la investigación de incidentes mediante la correlación de datos de múltiples fuentes y la búsqueda proactiva de amenazas ocultas que podrían pasar desapercibidas para las herramientas convencionales, entre otras posibilidades.

Ventajas y reducción de costos

Una de las principales ventajas de los agentes es la velocidad, lo que reduce drásticamente el tiempo medio de detección y respuesta ante un incidente. Esta capacidad es fundamental en un entorno donde los atacantes también utilizan la automatización para acelerar sus ofensivas. Además, pueden analizar petabytes de datos de forma continua, una escala que supera con creces la capacidad humana.

Estos sistemas mejoran la precisión y reducen la «fatiga por alertas» que afecta a los equipos humanos. Al utilizar análisis de comportamiento para establecer una línea base de actividad normal, pueden identificar anomalías sutiles que indican un ataque avanzado, incluidos aquellos nunca vistos. Esto disminuye la cantidad de falsos positivos, permitiendo que los analistas se concentren en las amenazas reales.

La adopción de agentes de IA también tiene un impacto económico positivo. Al automatizar tareas repetitivas, las empresas pueden optimizar el uso de sus recursos más valiosos: los profesionales de ciberseguridad. Según el último IBM Cost of a Data Breach Report, las organizaciones que implementaron IA en seguridad ahorraron en promedio 2.22 millones de dólares frente a aquellas que no lo hicieron.

Desafíos en la nueva era

A pesar de sus beneficios, la implementación de agentes de IA presenta desafíos.  El rendimiento de estos sistemas depende de la calidad de los datos con los que son entrenados. Datos de baja calidad o sesgados pueden llevar a decisiones erróneas y crear puntos ciegos en la defensa.

Además, la propia IA se ha convertido en un nuevo campo de batalla. Los atacantes están desarrollando «ataques adversarios», diseñados específicamente para engañar a los modelos de IA. Técnicas como el envenenamiento de datos, que corrompe la información de entrenamiento, o los ataques de evasión, que modifican sutilmente el software malicioso para no ser detectado, representan una nueva clase de amenaza.

La confianza es otro obstáculo. Los agentes de IA no son infalibles y pueden generar falsos positivos. Un exceso de alertas incorrectas puede llevar a que los equipos humanos ignoren el sistema, mientras que una confianza desmedida puede crear una falsa sensación de seguridad. En otras palabras, aunque los agentes de IA son el futuro, la intervención humana sigue siendo clave y el futuro de la ciberseguridad seguirá siendo una mezcla del mejor talento calificado con la mejor tecnología.

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