Contenedores o máquinas virtuales, ¿por cuál optar?

Jorge A. Hernández    16 marzo, 2025

La virtualización transformó el mundo tecnológico como lo conocemos. Sin embargo, no todas las formas de virtualizar son iguales, como es el caso de los contenedores y las máquinas virtuales (VM). ¿Qué las diferencia y cuáles son sus ventajas?

Yendo directamente al punto, tanto los contenedores como las máquinas virtuales (VM) son tecnologías de virtualización que se diferencian en cómo aíslan las aplicaciones y utilizan los recursos del sistema. Pero sus raíces, a pesar de sonar muy modernas, se remontan casi a mediados del siglo XX.

 Para ser más exactos, nos remontamos a 1964, cuando IBM lanzó el proyecto de investigación CP-40, una plataforma que proporcionó un hardware informático capaz de soportar múltiples usuarios simultáneos y sentó las bases de un mercado que moverá más de 103.530 millones de dólares para este año.

Por cierto, al hablar de virtualización nos referimos a la abstracción de recursos informáticos que oculta a los usuarios la naturaleza física y los límites de dichos recursos. Según Gartner, un recurso informático puede ser un servidor, un cliente, almacenamiento, redes, aplicaciones o sistemas operativos.

En esencia, cualquier bloque de la plataforma tecnológica de una organización puede potencialmente abstraerse, y es allí donde entramos en una de las principales diferencias de las máquinas virtuales (VM) y los contenedores: los límites de virtualización de cada modelo y cómo los abordan.

Del hardware al sistema operativo

Para comenzar, las máquinas virtuales emulan una máquina física completa, incluyendo hardware (CPU, memoria, almacenamiento, etc.) y un sistema operativo (SO) completo, donde cada máquina tiene su propio núcleo o kernel. Esta tecnología se propagó a finales de la década de 1990 gracias al esfuerzo de empresas como VMware.

Por su parte, los contenedores virtualizan solo el sistema operativo, lo que quiere decir que comparten el kernel o la raíz del sistema operativo anfitrión, pero aíslan las aplicaciones que corren sobre ellos. Tecnologías como FreeBSD jail y LXC (Linux Containers) surgieron a principios de la década de 2000, mientras Docker se popularizó en 2013.

Como respuesta a estos enfoques, los contenedores son más ligeros y portátiles de implementar, pero las máquinas virtuales son más seguras y están aisladas unas de otras, lo que puede ayudar en ciberseguridad al evitar que los ataques se propaguen entre diferentes nodos.

Casos ideales de uso

Si se busca trabajar con aplicaciones antiguas o heredadas que no están diseñadas para la contenerización, puede ser mejor usar máquinas virtuales, ya que proporcionan un entorno completo de sistema operativo que imita el hardware tradicional..

Por otro lado, los contenedores brillan en campos como los microservicios, donde las aplicaciones se dividen en componentes pequeños e independientes e igual sucede con las aplicaciones nativas de la nube, donde la escalabilidad, la portabilidad y la eficiencia de los contenedores pueden marcar la diferencia.

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