Seis trucos para perder el miedo a hablar en público

Raúl Salgado    7 noviembre, 2018

“La luz viaja más rápido que el sonido. Por eso, algunas personas parecen brillar hasta que abren la boca”. La frase es de Albert Einstein, o al menos eso pone en Google. Sin embargo, no hay duda de que para existir hay que comunicar. Y no todo el mundo sabe. Máxime cuando hay público presente, ante el que se puede sudar, balbucear, titubear…

Desde la vestimenta hasta la gesticulación, pasando por las palabras escogidas, la pronunciación, la velocidad, el volumen, la duración, el tono, el timbre… Hablar en público no es fácil ni difícil. Se trata de una combinación de actitudes y aptitudes que puede tener estupendos resultados. Y también nefastos. Todo depende del cristal con el que se mire, ¿o el prisma desde el que se hable?

Pues bien, Esther Martín, coach empresarial, desarrolla para este blog un manual con las claves más importantes para hablar en público sin miedo.

1. Prepararse

“Sin preparación no hay éxito”. Cuanto más se prepare la intervención, mayor seguridad y menor nerviosismo. Y aunque pueda parecer una obviedad, lo cierto es que solemos esquivar o posponer aquello que nos produce malestar. Y hablar en público, si no se hace habitualmente, puede resultar incómodo. Pero Martín advierte de que retrasarlo es contraproducente y genera más nerviosismo e inseguridad, sobre todo en los momentos previos a la presentación y durante los primeros minutos de la misma.

Los que hablan en público con asiduidad, en cambio, pueden pecar de confiados y no prepararse las ponencias por creer que no lo necesitan, sin considerar al público, ni pensar en que podrían aburrirlo, decepcionarlo o incluso enfadarlo. “Y el público no tolera -consciente o inconscientemente- que no se le tenga en cuenta”, avisa.

Martín explica que primero hay que plantearse “qué se quiere decir”, y después “cómo se va a decir”. Y para ello resultan fundamentales preguntas del tipo: ¿A quién se va a hablar? ¿Cuál es el objetivo? ¿Qué deberían recordar?… Y tras preparar el mensaje, sugiere comenzar a ensayar tanto como sea posible, con familiares, amigos, ante un espejo, en vídeo… Asimismo, remarca la importancia de que haya coherencia entre la comunicación verbal y la no verbal.

2. Resaltar lo positivo

La coach sostiene que otra clave efectiva es tener la intención deliberada de enfocarse exclusivamente en lo que se pretende. En este sentido, para concentrar la mente en lo que se quiere conseguir y mitigar los síntomas del miedo escénico, recomienda fijarse un objetivo claro y tenerlo siempre presente; establecer una “conversación” con los miedos que pudieran sufrirse; e identificar las creencias o pensamientos negativos para superarlos y convertirlos en positivos.

3. Aprender a respirar

Martín insta a usar la respiración intencionadamente para relajarse, inspirando hasta que el aire llegue a la base de los pulmones, manteniéndolo unos segundos y espirando lentamente; así como a practicar la respiración abdominal o diafragmática. En este punto, afirma que respirar de forma profunda, además de relajar, permite controlar la voz y evitar temblores.

4. Trabajar la puesta en escena

La también formadora, conferenciante y escritora anima a realizar una visualización creativa, lo que “consiste en crear una imagen mental clara de la meta que se desea y visualizar el resultado final”. Para ello invita a buscar un lugar tranquilo cada día -por ejemplo en la cama antes de dormir-, a poner una música de relajación, a cerrar los ojos y a comenzar a visualizarse en posesión del objetivo. “Debes acompañar la visualización de emoción, sentir la alegría y la satisfacción de haberlo conseguido”, añade.

5. Sonreír

Adoptar la postura adecuada y sonreír son dos trucos que ayudarán a mitigar el miedo y a sentir más confianza en uno mismo. Martín menciona a Amy Cuddy, profesora en la Harvard Business School y psicóloga social especializada en el estudio de las emociones y la comunicación no verbal, quien demostró que la postura corporal genera cambios hormonales que afectan a nuestra percepción, a nuestras intenciones, a nuestro comportamiento y a nuestra fisiología.

6. Audiencia y mensaje

Desde la Escuela Europea de Coaching (EEC), proponen poner el foco en la audiencia, en el mensaje y en la mejor manera de llegar al otro desde la autenticidad. “Aprender que las cosas no son todo o nada, conectar con el proceso, el deseo, el disfrute. Tenemos que hacernos amigos de la incertidumbre. Si queremos pasión y movilizar, tenemos que intimar con esa idea de que hay un montón de cosas que no vamos a controlar”. Juan Luis Ayuso, su director de desarrollo corporativo, opina que se trata de fluir, de confiar en que pase lo que pase, se va a ser salir airoso; y sugiere tomar conciencia de los recursos que se tengan para ponerlos al servicio de la audiencia.

“No necesitamos artificios, cada uno tiene que encontrar sus propias fortalezas, mirándose a sí mismo, conectando con su autenticidad y compartiendo su vulnerabilidad, que es lo que nos conecta con el ser humano”, remarca.

 Otros consejos

Pero Martín también nos ofrece otros sencillos trucos para cuando uno esté nervioso antes de hacer una exposición en público, como por ejemplo ponerse un lápiz en la boca y mantenerlo al menos 15 segundos para que al cuerpo le dé tiempo a generar dopamina, relajarse y calmar la respiración. Recuerda que “el miedo es una emoción natural”.

Y apostilla que “hablar bien en público abre más puertas que muchos títulos, aumentando las posibilidades de realizar con éxito una entrevista de trabajo, aprobar un examen oral, obtener financiación para un proyecto, ganarse la confianza de clientes internos y externos, lograr que las ideas sean tenidas en cuenta, negociar, vender con naturalidad y liderar o dirigir a un grupo de personas sin mucho esfuerzo”.

Ayuso, por su parte, revela que las empresas son redes de conversaciones, y que las más importantes son las de los líderes que transforman la realidad con su lenguaje, a través de sus equipos, con sus clientes… “Las habilidades de comunicación permiten trabajar la confianza, el compromiso de uno mismo y de los equipos. El liderazgo está en el lenguaje , en la manera de usarlo, junto con su corporalidad y emoción, para entusiasmar a la audiencia y embarcarla en el propósito”, subraya.

En el lado contrario de la balanza, las personas que temen hablar en público no convencen, generan desconfianza o rechazo en su interlocutor… pero también pueden cerrarse puertas en sus relaciones personales y profesionales. Y a la hora de discernir los motivos por los que se puede sentir ese miedo, Ayuso opina que podría ser por exigencia, ya que “las personas autoexigentes creen que tienen que hacerlo todo perfecto”.

Con chaqueta y zapatillas

Las presentaciones deben ser breves en el tiempo, profundas en su contenido y ambiciosas en su alcance y trascendencia. La misión tiene que pasar por “transformar a la audiencia, ya sea esta un comité de dirección o un salón de actos abarrotado de gente, o compañeros de departamento o clientes”. Miguel Ángel Guisado, autor de “Presento, luego existo”, ofrece algunas recomendaciones para tener éxito a la hora de realizar presentaciones. Y entre ellas destaca la mezcla usual de indumentaria formal con informal, combinando chaquetas o americanas con pantalones vaqueros y zapatos e incluso zapatillas deportivas, según el estilo de cada uno.

Además, cuando el público está conformado por 30 o 40 personas, pide mantener el contacto visual con cada uno de ellos, recorriendo todas sus caras individualmente, mirando a sus ojos, como si se pretendiera establecer microconversaciones con ellos.

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