Y tú ¿dónde innovas?

Juan Luis Manfredi    19 julio, 2013

La innovación es el proceso de comercialización de las ideas y la fuente principal de competitividad económica en entornos tecnológicos. Numerosos estudios demuestran que existe una correlación entre innovación y empleo (@guillerdorron), esto es, en el medio plazo la apuesta por la innovación se transforma en menores niveles de desempleo y mayores índices de crecimiento. Por eso, la innovación debe estar en el corazón de la empresa y vincularse a la creación de nuevas oportunidades. No será fácil porque el mercado puede estar preparado (o no) para aceptar un cambio. Tampoco he sugerido que sea barato: en función de la facturación, la actividad económica o el número de empleados, el proceso de invención será más o menos accesible. De inicio, te animo a que contactes con universidades y centros de investigación para participar en proyectos de investigación. Mi experiencia universitaria me confirma que las pymes son bienvenidas.

En todo caso, es importante que consideres la innovación como parte de tu negocio y que introduzcas sucesivamente innovaciones en distintas áreas hasta alcanzar el éxito:

  • El primer criterio es la creación de una ventaja relativa. Piensa qué puede ganar tu cliente (proveedor, distribuidor o colaborador) cuando adopta una innovación. Mide tus acciones en función de ese beneficio: comodidad, prestigio, ahorro de tiempo, ahorro de costes, moda o rentabilidad. Concentra los esfuerzos en uno o dos beneficios.
  • Una segunda área de innovación es la rentabilidad económica. Es la obsesión de toda empresa: ahorrar costes para que mejore la cuenta de resultados. Mide este acción por el ciclo de vida del producto, la reducción de los costes de mantenimiento, la ampliación de la base de clientes, la reducción del time-to-market, la mejora de la relación y la gestión de clientes (más recurrencia o más ingresos por usuario) y otras medidas parecidas.
  • Un tercer elemento es la utilización de la innovación como método para incrementar los costes de entrada. Si apuestas por la innovación, la competencia tendrá más complicado copiar tu producto de igual calidad o bien sustituirlo por otro más barato. La cultura de la innovación presente en una pyme no es replicable en otra y no se fuga cuando se marcha el director comercial. Crea incentivos entre los trabajadores para que cada paso les suponga un reto.
  • Otra idea es la comodidad. A veces, la innovación consiste en la eliminación de intermediarios o pasos antes de la compra. Piensa en la regla de los tres pasos para la venta en comercio electrónico: hay que eliminar complejidad en los procesos sin que se resienta la seguridad del cliente. Evita que el cliente o el consumidor final requiera un entrenamiento previo para disfrutar de tu servicio.
  • Una dimensión bien compleja es el prestigio social. Ya sabemos que no somos Apple, pero tampoco nos debe quitar el sueño. La percepción de prestigio depende más del posicionamiento (¿contra quién competimos?), la segmentación (¿qué parte de la población consume nuestro producto y qué le interesa?), la comunicación (no es lo mismo un anuncio en prensa que una campaña viral) o el diseño. Piensa aquí el valor de marca… ¿cuántas veces has dicho: «no es un buen producto, pero me encanta el embalaje»? Por eso importa el prestigio.
  • Simplifica el uso de la web social. Si quieres estar en las redes sociales, piensa qué quiere tu cliente y qué puedes aportarle. Sé transparente y plantea tu innovación como un servicio, no como un canal de venta. Promueve ideas con tus consumidores y dales espacio para sus comentarios. No censures críticas. Implica a los empleados y crea una web abierta, cercana a sus necesidades concretas.
  • El ahorro de tiempo es innovación. Vivimos deprisa. Por esta razón, cualquier innovación que reduzca el tiempo dedicado a una tarea tendrá una buena aceptación. Verás cómo el 3G no empieza a parecer lento… Piensa cómo facilitar las gestiones a tus clientes y reducir el tiempo que te tienen que dedicar y ganarás usuarios. Vinculada a esta característica, aparece la inmediatez. A menudo valoramos la rapidez en el servicio antes que la calidad: piensa si tu pyme puede permitirse competir en el campo de la inmediatez (prestación de servicios, reducción de las colas, atención en el día).
  • Un último atributo es la compatibilidad. Encontramos pymes que quieren dominar el mercado y expulsar a los competidores. Pero no siempre los clientes quieren entregarse a un único proveedor. Piensa si tu producto puede ser una alternativa sólida y fiable. A veces, ser la segunda mejor opción es una garantía de éxito. De hecho, es una estrategia común en las grandes multinacionales… que juegan a ser la segunda opción preferente de todos los clientes, por lo que su base es inmensa.
  • La innovación a través de la comunicación se basa en la capacidad de influir en distintos niveles. Los medios de comunicación siguen siendo una baza importante para comunicar una innovación, porque alcanzan grandes capas de población. Valora también los medios especializados, aquellos que leen tus proveedores y distribuidores para estar al tanto de las novedades. Considera las ferias como una oportunidad. Además de enviar mensajes, desarrolla tu capacidad para escuchar al cliente: él sabe lo que quiere y lo que no. Realiza pruebas para refinar tu producto, atiende sus necesidades o experimenta con grupos reducidos.
  • Por último, en el sector tecnológico, innova mediante la capacidad de ser probado. No se concibe el pago antes de la experiencia. Estudia la fórmula del freemium, la descarga de actualizaciones o la prueba limitada en el tiempo. Si tu servicio es bueno y competitivo, el usuario está dispuesto a pagar. Esta idea también vale para el sector agroalimentario y, en verano, aún más.

Si quieres saber más, no dejes de leer el librito de David Fernández-Quijada: La innovación tecnológica. Creación, difusión y adopción de las TIC. Es bueno, bonito y barato 😉

 

Imagen @Hampton Roads Partnership distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0

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