El potencial de los dispositivos IoT en la educación

Beatriz Sanz Baños    11 diciembre, 2018

Pagar en una tienda, controlar la aspiradora desde el móvil o que la nevera detecte que faltan esas manzanas que tanto nos gustan y haga la compra de manera autónoma, se ha convertido en algo normal en miles de hogares de todo el planeta. El sector educativo, que no es ajeno a las posibilidades que aporta la tecnología, también ha incluido Internet de las Cosas (IoT) en su quehacer diario.

Más allá del email, las tablets, o la intranet, Internet de las Cosas hace posible a los centros educativos implementar un sistema y unos métodos sin precedentes. Los beneficios de la integración de este tipo de tecnología en el entorno educativo son múltiples: ahorran tiempo, agilizan tareas, potencian las capacidades de los alumnos y están revolucionando la dinámica en el aula, desde los cursos de Primaria hasta la educación Universitaria.

El sector educativo, que no es ajeno a las posibilidades que aporta la tecnología, también ha incluido Internet de las Cosas (IoT) en su quehacer diario

En Tailandia encontramos un buen ejemplo de esta tendencia. Los colegios del país asiático prueban con éxito un dispositivo de IoET (Educational Internet of Things) denominado OBSY (Observation Learning System) orientado a mejorar la participación de los niños en el aula. Este juguete de apariencia amigable es capaz de optimizar los resultados de aprendizaje de los alumnos que lo utilizan.

Putjorn Pruet, estudiante de Doctorado en University of Kent, UK, ha sido el encargado de desarrollar el dispositivo basado en Raspberry Pi. El sistema está compuesto fundamentalmente de varias partes, en primer lugar un dispositivo con el que el niño interacciona, aparentemente un juguete con varios tentáculos, a los cuales el niño puede conectar diferentes sensores ambientales (luz ambiental, monitor de temperatura, etc), para después enviar  esa información mediante una conexión inalámbrica. Esta apariencia de un juguete no genera desconfianza y ansiedad en los niños y tiene un efecto muy beneficioso en acercar la tecnología de manera amable y próxima. Por otro lado, el sistema consta de la plataforma IoET (Internet of Educational Things), que se encarga de procesar el contexto del ejercicio, cómo se ha realizado, así como sus resultados, permitiendo introducir mejoras.

El dispositivo OBSY se utilizó como base para tres experimentos diferentes en el aula con el objetivo de que los alumnos entendieran sencillos procesos de ciencia a la vez que aprendían a trabajar en equipo. Como resultado, se vio que fomentaba la observación e invitaba a los alumnos a participar y compartir sus resultados con el resto de sus compañeros.

Tras la parte de investigación, se estudió la información que había sido enviada por OBSY en forma de gráficos a las tablets de los alumnos. Se concluyó que este proceso facilita la comprensión de los alumnos de los distintos resultados producidos en los experimentos realizados.

Tras el experimento, los investigadores tailandeses demostraron que los alumnos que utilizaron el dispositivo OBSY obtuvieron mejores calificaciones que los que no lo hicieron. Además, aumentó el compromiso del grupo con su proceso de aprendizaje.

Por otro lado, también constataron que ni el género, ni la edad, ni las calidades de la tecnología son un elemento diferenciador para unos buenos resultados. A pesar de que estudios previos proponían que los niños tienen mayor facilidad para aprender mediante la tecnología, se demostró que se pueden diseñar dispositivos y plataformas para ambos sexos.

Ni el género, ni la edad, ni las calidades de la tecnología son un elemento diferenciador para unos buenos resultados a través del IoT aplicado a la enseñanza

“El experimento OBSY demuestra el potencial de los dispositivos IoET en una amplia variedad de edades y la implementación de sistemas similares podrían ser una herramienta importante para el desarrollo educativo en niños pequeños” en palabras del investigador principal Pruet Putjorn.

En España, el 30% de los niños españoles de 10 años tiene un teléfono móvil y a los 14 años el 83% dispone ya de este tipo de aparatos, según datos de Instituto Nacional de estadística (INE). Además, la mayoría de los niños de 2 y 3 años acceden de forma habitual a los terminales de sus padres, manejando diversas aplicaciones, fotografías y vídeos, según un estudio elaborado por el Centro de Seguridad en Internet para los Menores en España.

La irrupción de Internet de las Cosas en la educación está modificando la concepción que se tenía de un ámbito tan sensible como primordial. Se están estableciendo nuevas metas e infinitas posibilidades dentro del sector de la educación. Además de encontrar gran variedad de herramientas de software libre susceptibles de interactuar con IoT en la enseñanza, ya podemos ver resultados positivos en sus implementaciones en la educación.

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