Principales vías de colaboración entre universidades y pymes

Juan Luis Manfredi    16 noviembre, 2016

Las universidades son instituciones académicas relevantes en el sistema económico y social español. Articulan los territorios, crean empleo de calidad, favorecen un modelo económico basado en la ciencia y el conocimiento, internacionalizan las ciudades y favorecen la imagen en el exterior. Son transformadoras del entorno, porque vinculan su comunidad (profesorado y cuerpo investigador, alumnado y personal de servicios) a un territorio y crean posibilidades de negocio en la economía real. La llegada de una universidad a una ciudad es una excelente noticia, sobre todo para su tejido pyme. Entre otras razones, por este motivo, los poderes públicos han favorecido la red capilar de universidades españolas. Claro que el sistema actual es mejorable, pero de momento podemos aprovechar las ventanas de oportunidad. A menudo, para quien no está en el día a día, es difícil conocer – ¡y entender! – los mecanismos de funcionamiento, de desarrollo de ideas y de ejecución de propuestas. Veamos cuáles son las principales vías de colaboración entre las universidades y las pymes.

 

Los programas de prácticas

Todas las titulaciones cuentan con un número de créditos ECTS (las tradicionales asignaturas) que consisten en prácticas en empresas, independientemente del tamaño de estas. Son entre 150 y 300 horas anuales. Además, de forma extracurricular, cualquier universitario de grado o posgrado puede cursar hasta 900 horas anuales. Las prácticas suelen estar remuneradas o contar con una bolsa de viaje. Cada Facultad o Escuela tiene autonomía para decidir qué prácticas se ofertan y cuentan con una persona responsable, con quien debemos contactar para plantear una propuesta concreta. Se exige un plan formativo, unas tutorías y un seguimiento. Sugiero que las pymes utilicen este punto de contacto para captar talento y atraer a nuevos profesionales.

 

Los trabajos fin de grado (TFG) o fin de máster (TFM)

Es la última asignatura que se cursa en la universidad y compendia los saberes y las competencias adquiridas durante los años de estudio. El alumno puede proponer casi cualquier tema teórico, práctico, escrito, audiovisual o digital. El papel del profesor consiste en guiar al alumno en este tramo final. Muchos hemos apostado por un formato de TFG que favorezca el empleo (una carta de presentación de conocimientos adquiridos), el emprendimiento (un proyecto periodístico de nuevo cuño), la solución a la empresa (un plan de comunicación y marketing). Esta es la oportunidad: la pyme puede plantear a los tutores de TFG y TFM cuáles son los retos a los que se enfrenta, pedir que algún alumno prepare un trabajo y compensar esa relación. A menudo, pedir a los millenials una solución innovadora nos depara sorpresas… ¡y a ellos una oportunidad de enseñar que sí están preparados! Aquí veo muchas posibilidades en el área de las ingenierías, las tecnológicas y la innovación social.

 

Los cursos específicos

Las universidades no suelen ofertar talleres impartidos por terceros. Pero sí promueven seminarios cortos (10 horas), de bajo coste para el alumnado y que complemente la formación. Mi recomendación es contactar con los directores y decanos para detectar qué necesidades de formación complementaria se pueden cubrir. La oportunidad para la pyme consiste en la creación de curso muy especializado que sirva para ordenar el conocimiento de la organización, identificar posibles portavoces, crear una acción de comunicación al respecto, darse a conocer como futuro empleador y contactar con nuevos talentos.

 

La innovación aplicada y tecnológica

Con el nuevo mandato, las universidades han ampliado las actividades de emprendimiento, la creación de empresas de base tecnológica, la orientación profesional de los estudios de posgrado y el apoyo a los servicios de empleo. Es la promoción de la tercera «I» de Investigación+Desarrollo+Innovación. En el ámbito académico, este enfoque de la innovación promueve las actividades que aplican los conocimientos teóricos para el desarrollo de nuevos productos o servicios, la mejora sustancial de los ya existentes, la reformulación de procesos o el descubrimiento de nuevas aplicaciones. La oportunidad consiste en la participación en los proyectos nacionales (por ejemplo los “Retos de la sociedad 2016”) y europeos (los denominados Horizonte 2020 destinados a pymes) junto a grupos de investigación académica. Se evalúa de forma muy positiva la participación de pymes, que puedan aplicar el conocimiento obtenido.

 

Estas cuatro vías son complementarias y, en mi opinión, muestran un compromiso creciente. Mi recomendación sería comenzar con una serie de prácticas con alumnos para que tanto la pyme como la Facultad se conozcan, se entiendan y se adapten. La llegada de talento universitario puede impulsar la innovación y, desde luego, articula el crecimiento empresarial. El gran reto es crecer juntos y proponer proyectos de investigación que favorezcan el impacto de la universidad en la economía real. ¡Nunca dije que fuera fácil!

 

Foto: Pixabay

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