Empresarias sociales ante las nuevas oportunidades

Guernica Facundo Vericat    16 mayo, 2012

La empresa social, entendida como aquélla que desarrolla una actividad económica transformadora de la realidad social, económica, política, cultural o ambiental, tiene una larga trayectoria en España, pero es ahora cuando empieza a recibir impulso y reconocimiento institucional.

Las empresas sociales incluyen tanto a organizaciones sin ánimo de lucro que utilizan modelos de negocio para alcanzar su misión, como a organizaciones con ánimo de beneficio cuyo propósito principal no es el lucro sino revertir sus resultados económicos en su vocación social, cultural o medioambiental. Las empresas sociales se diferencian de las puramente comerciales en que sus objetivos no financieros siempre se encuentran en el centro de su actividad, aunque ello no obste para que persigan su sostenibilidad económica y financiera a largo plazo.

Hablamos de cooperativas (de trabajo asociado, de consumo, mixtas, agrarias, pesqueras, de enseñanza, de transporte, de vivienda, de seguros, de crédito, sociales, sanitarias, etc.), mutuas y mutualidades, centros especiales de empleo y empresas de inserción, asociaciones y fundaciones de acción social, y algunas otras fórmulas que, no sólo por su forma de organizarse sino también por la vocación transformadora que las hace nacer y crecer, desarrollan distintos modelos de empresa social.

La Ley de Economía Social, aprobada en marzo de 2011 y pionera en el ámbito europeo, reconoce y visualiza algunos de los valores sociales compartidos por estas empresas:

  • Primacía de las personas y del fin social sobre el capital.
  • Aplicación de los resultados en función del trabajo y servicio prestado por las personas socias y, en el caso de empresas que prestan servicios sociales, orientación de los resultados a intensificar dichas acciones.
  • Compromiso con el desarrollo local, la cohesión y la sostenibilidad.

A nivel europeo, en noviembre se presentaba la Social Business Initiative: el “primer acontecimiento político sobre economía y empresa social organizado por la Comisión Europea”, tal y como expresaba Hugues Sibille, pionero de la economía social y vicepresidente de Credit Cooperatif, que viene a dar respuesta a las reclamaciones del sector en Europa y se propone apoyar decididamente a ese tejido empresarial que tiene hoy día un peso económico y social muy relevante.

Pese a que se trata de un sector difícil de delimitar, en España se cifra en 200.000 empresas y entidades, con más de 116.000 millones de euros de facturación (cifras de 2008), 1,2 millones de empleos directos y alrededor de 24 millones de personas socias. En Europa la Economía Social se cifra en el 10% de las empresas europeas, las cuales generan más de 11 millones de empleos remunerados, que suponen el 6% del empleo total en Europa.

 

¿Cuál es la participación de las mujeres en este sector?

El estudio “Las grandes cifras de la Economía Social en España”, elaborado y publicado en 2010 por el CIRIEC (Centro Internacional de Investigación e Información sobre la Economía Pública, Social y Cooperativa) y el Observatorio Español de la Economía Social, muestra la importante presencia de mujeres en las estructuras organizativas:

 

Tipo de empresa social

% mujeres del total de empleo generado

Sociedades laborales

        32,00%

Cooperativas

        35,50%

Agricultura

Explotación de la tierra

Trabajo asociado

Consumo

Servicios

Transporte

Enseñanza

Vivienda

Crédito

Otras

30,35%

21,46%

33,03%

46,80%

29,72%

25,46%

66,12%

10,63%

46,88%

34,95%

Centros especiales de empleo

        40,00%

Asociaciones de acción social

       64,60%

Fundaciones de acción social

       70,00%

FUENTE: Elaboración propia a partir de “Las grandes cifras de la Economía Socialen España”, CIRIEC 2010

 

Esta es una de las características que más claramente definen la Economía Social, aunque no se traduce en las estructuras directivas, ya que los hombres dirigen mayoritariamente estas organizaciones (alrededor de dos tercios de las mismas). Ello indica que, aunque en las empresas sociales existan ratios de representación directiva femenina mucho más elevadas que otros sectores, la tendencia a “perder” capital humano femenino a medida que se sube en el nivel de responsabilidad se repite en cualquier tipo de organización, sea comercial, social o pública.

Las oportunidades que se vislumbran en el ámbito europeo, también tienen su eco a nivel internacional, y muchas empresarias sociales ya están aprovechando ese marco favorecedor; mujeres que promueven iniciativas transformadoras de la economía (como Kiva, co-fundada por Jessica Jackley), la sociedad (como Cibervoluntarios, creada por Yolanda Rueda), la cultura (como SerPaz, impulsada por Nelsa Curbelo) o el medioambiente (como Ciudad Saludable, fundada por Alvina Ruiz). Si te interesa, puedes encontrar más de 300 ejemplos de empresarias sociales, recogidos por Ogunté, una organización inglesa dedicada a su difusión.

Aun así, la participación de las empresarias sociales en las estructuras de impulso y financiación es aún limitada. En el mundo existen varias organizaciones internacionales que apoyan al emprendimiento social como AVINA, Skoll Foundation, Schwab Foundation o Ashoka, por citar las más conocidas y relevantes. Sólo Ashoka tiene una sede en España, y ya ha apoyado a 23 iniciativas emprendedoras sociales, 7 de ellas promovidas por mujeres, un ratio aún pequeño en comparación con el liderazgo de las mujeres en este sector.

Esperemos que el nuevo marco legal, económico, político y social, tanto a nivel de España, de Europa y del mundo, favorezca el desarrollo pleno de las empresas sociales impulsadas por mujeres, y reconozca su importante contribución al tejido económico y social.

 

Foto @mootiro, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

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