El ajedrez de la estrategia

Juan Luis Manfredi    6 marzo, 2015

 

El ajedrez es la vida. Es un deporte que consiste en la administración y la gestión de los recursos (las piezas) que se mueven según unos procesos (reglas y tablero) y unos valores (concentración, creatividad y confianza).

La historia del juego está llena de leyendas como aquel mate del pastor, una suerte de versión del cuento de “El rey desnudo”, o “El tablero de Sissa”, el cuento indio sobre la invención del ajedrez y el “anumerismo” del rey al que sería el tal Sissa. A mí me encanta practicarlo en compañía de buenos amigos o bien contra mi dispositivo móvil. Se aprende mucho de las tres claves de la estrategia: recursos, procesos y valores.

Por eso, me ha llamado la atención el libro «Jaque mate. Estrategias ganadoras del ajedrez para aplicar a tu negocio» de Miguel Illescas, gran maestro internacional de ajedrez y ocho veces campeón de España. Es una obra de fácil lectura de alguien que ha triunfado en este deporte, que ha asesorado a Deep Blue y que ha emprendido diversos negocios. Promueve la inclusión del ajedrez en las escuelas y, además, es un excelente tuitero.

De su lectura, extraigo cinco lecciones para la estrategia de las organizaciones:

 

La estrategia es ciencia y arte

Es ciencia porque contamos con los instrumentos que nos permiten mediar, cuantificar, proponer y apalancar recursos. Es arte, porque requiere la comprensión de la lógica secuencial del negocio y altas dosis de intuición. En ajedrez, cada partida principia con una apertura que establece cuáles son los objetivos. Pero ahí acaba la estrategia, porque al entrar en juego el oponente hay que reevaluar todas las posibilidades y reformular los pasos. Quizás no es una nueva estrategia, pero sí un nuevo plan de acción. La lección del ajedrez es clara: la apertura no determina el resultado, sino que es el principio de un diálogo que demanda flexibilidad y aminora la resistencia al cambio.

 

La posición global

La estrategia es una herramienta para conocer el estado general del negocio, las posibilidades de desarrollo y nuevos horizontes. En ajedrez, la posición global es el estudio que comprende la evaluación de la partida desde distintos ángulos: «balance material, seguridad de los reyes, actividad de las piezas, establecimiento de puntos fuertes y débiles». Este método da una visión completa de cuál es el corazón del negocio (el rey).

 

La táctica es el resultado de la ejecución

Sobre el papel, todo es sencillo. Pero la vida está llena de errores: el emprendedor que no comprende el entorno que le rodea, la minusvaloración de la competencia, la mala gestión del tiempo, la falta de atención al equipo y las personas, entre otras. Esta cadena de errores nos recuerda que a menudo el éxito pasa sobre todo por evitar los problemas y anticiparse a las posibles equivocaciones. En ajedrez, la táctica se asemeja al método lean startup. Hay que fijar metas a corto plazo, conocer las consecuencias de nuestras decisiones, aminorar los riesgos de inversión (¡”prototipar”!) y pivotar hacia otras posiciones cuando los resultados no sean los esperados.

 

El talento

Los emprendedores tienen un talento para algo concreto, para realizar una actividad, para analizar una situación, para afrontar situaciones de estrés o para articular una red de contactos. En los proyectos emprendedores, hay que saber combinar las habilidades que uno tiene y aminorar las debilidades. Se trata de crear equipos sólidos y que sepan complementarse de forma adecuada: la selección de nuevo personal tiene ese objetivo. Los negocios emprendedores, cuando aún carecen de una base sólida, se cimentan sobre las personas que son capaces de innovar y ofrecer soluciones alternativas. En ajedrez, estas soluciones pasan por la capacidad de concentración, la creatividad y la confianza.

 

La creatividad se trabaja

«La creatividad llega como una inspiración fruto de un conocimiento», apunta el maestro Illescas. Se puede seguir la vía Kasparov y dedicar horas a la preparación, el estudio y la comparativa. Ninguna partida escapaba al conocimiento del ogro de Bakú. Quizás no haya habido nunca otro teórico del ajedrez como él. Su archienemigo Karpov representa la confianza, la improvisación y «las ideas en reserva». Ahí nace el riesgo y la innovación. El método Kramnik es diferente: siempre se plantea cómo hacer algo diferente a lo establecido y está dispuesto a aprender de las derrotas. Esa resiliencia estimula su creatividad. En nuevos proyectos, la innovación se puede atraer mediante fórmulas de captación de talento, ya sea mediante la idea de un emprendedor residente o un acuerdo con universidades.

Y, ya sabes, en caso de duda, protege tu rey y pivota.

Foto: Jack W. Pearce

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