Ocho interrogantes que puedes responderte este verano para mejorar

Alfonso Alcántara    24 junio, 2021
Interrogantes para mejorar

En el siglo XII un hombre conocido por su rectitud fue acusado de forma injusta de cometer un asesinato. El verdadero autor era un noble muy significado del reino y desde el primer momento se intentó encubrir al culpable mediante un chivo expiatorio.

El juez, que formaba parte del encubrimiento, intentó dar apariencia de ecuanimidad en el juicio. Dijo al acusado:

—Tiene usted reputación de hombre justo y piadoso, así que dejaremos su destino en manos de Dios. Deberá escoger entre uno de estos dos papeles doblados, que llevan escritas las palabras inocente y culpable.

Obviamente, ambos papeles incluían la misma leyenda, culpable.

El acusado eligió uno de los papeles, se lo llevó rápidamente a la boca y se lo tragó.

—Pero, ¿qué ha hecho? ¿Cómo alcanzaremos ahora un veredicto?

—Es sencillo, respondió el hombre virtuoso. Solo hay que leer el papel que queda para saber qué ponía el que me he comido.

Tuvieron que liberar al acusado y nunca más volvieron a molestarlo. O tal vez sí. Porque la vida no es justa.

La vida no es justa, y eso incluye también la vida profesional.

A veces podemos escaparnos de las injusticias, las arbitrariedades y los problemas que consideramos inmerecidos gracias a nuestro ingenio, contactos, competencias o a eso que solemos llamar buena suerte.

Hace poco me llamaron la atención estos dos eslóganes:

«Todos merecemos lo mejor». Anuncio de Aldi.

«El verano que mereces». Anuncio de Decathlon.

Nos gusta utilizar este término, merecimiento, para alimentar la autoestima y justificar nuestro comportamiento, en contraposición a otros profesionales que supuestamente acreditan menos cantidad de merecimiento.

Tras casi cualquier esfuerzo realizado u objetivo conseguido, de mayor o menor enjundia, todos consideramos merecernos un reconocimiento, un salario, un descanso, una caña o una plaza en el paraíso.

Pero la realidad nos quita rápidamente de tonterías, porque no tenemos lo que merecemos, sino lo que podemos conseguir.

Y tú, ¿qué vas a conseguir?

En este artículo me he propuesto incomodarte con siete preguntas que vas a tener que responderte este verano si quieres mejorar, te lo merezcas o no.

Y quiero empezar por una importante: ¿qué deberías hacer si, a pesar de tus esfuerzos y de tus merecimientos, solo consigues una vida profesional precaria?

1. ¿Cómo vas a superar una vida profesional precaria? Muchas veces no necesitas un psicólogo, sino un empleo digno

Tal vez hace falta menos mindfulness y más «workfulness».

Sí, efectivamente, acabo de acuñar este nuevo concepto, «workfulness», que voy a definir como la posibilidad de desarrollar una ocupación o actividad profesional en unas condiciones dignas y satisfactorias.

Para vivir y trabajar razonablemente bien, hacen falta mejores condiciones laborales, en lugar de tantos inventos positivistas (si quieres, puedes) y siempre hacia el interior (lo importante es la actitud).

Las personas que sufren precariedad y desmotivación profesional sienten y tienen las emociones y los pensamientos «correctos», lo que está mal son las situaciones que generan ese sufrimiento.

Y en el caso de que seas empleador, directivo o coordinador de equipos, si quieres empleados o profesionales productivos, motivados y «felices», no intentes «cambiar sus mentes», sino mejorar las condiciones e incentivos con los que trabajan y colaboran.

Un apunte, solo por aclarar. La buena psicología de empresa siempre es y será necesaria para definir objetivos y conseguirlos, y para detectar problemas y solucionarlos.

Pero en este caso me he permitido esta licencia de afirmar que no necesitas un psicólogo, porque la idea que quiero resaltar es que hay que mirar más al exterior (condiciones, organización, relaciones, objetivos, competencias) y menos al interior (emociones, pensamientos, responsabilidades individuales).

Sé que no hay caminos fáciles a ningún buen destino profesional o de negocio.

Pero si el primer paso que necesitas dar es salir de una empresa injusta o conseguir mejorar tus condiciones, ten en cuenta este dato: Los trabajadores ganan el 78% de las demandas que llegan a juicio.

2. ¿Qué profesional vas a ser? No seas “tú mismo”, elige quién quieres ser

¿Cómo te ha ido hasta ahora con los tipos de objetivos que te has marcado, con tu especialización profesional o con tu forma de relacionarte?

—Soy una persona que se ha hecho a sí misma.

—Deberías haber mirado algún tutorial (tuit de @Mortimer_Fu).

3. ¿Eres convencional o innovador? Si vas a ser diferente, prepárate para no tener el apoyo de la gente

Ser un profesional conservador puede hacerte la vida más fácil, aunque en algunos momentos puedas sufrir una falta de retos.

Tomar la iniciativa y buscar la mejora profesional continua es una actitud motivadora que implica cierta preparación para la frustración y la falta de apoyos y comprensión de las personas cercanas y de los compañeros.

Las personas innovadoras y las que se adelantan a su tiempo suelen tener que esperar a los demás en sitios poco cómodos.

«Los pioneros son los que se llevan la flecha en la espalda y los colonos los que acaban quedándose con la tierra» @luismcabiedes

4. ¿Cuándo tienes que cambiar? El mejor momento para reinventarte es cuando te va bien

O cuando no te va demasiado mal.

El mejor momento para buscar alternativas, planificar posibles caminos y mejorar es cuando nos va «bien», es decir, cuando tenemos suficiente estabilidad personal, profesional y financiera.

En vacas gordas pocos profesionales piensan en el futuro, pero recuerda que en vacas flacas solo tendrás tiempo para sobrevivir.

«Todo lo difícil debe intentarse mientras es fácil». Lao-Tsé.

5. ¿No sabes qué hacer con tu vida? Empieza haciendo la cama y ya se te ocurrirá algo

No te preocupes tanto por lo que piensas, por lo que sientes o por lo que tienes, ocúpate más en lo que persigues.

No te tomes tus pensamientos (negativos) muy en serio, porque mañana habrán cambiado. Tómate en serio lo que haces y mañana habrás cambiado.

Si te ocupas, no te preocupas; si te enfocas, penas, pocas.

Pero también te digo que enfocarse y ocuparse en “el ahora” tal vez pueda mejorar el ánimo, pero es más motivador y animador contar con un objetivo en “el mañana”.

La ausencia de expectativas puede alimentar la ansiedad y el desánimo. 

Construir el futuro es una buena forma de aprovechar el presente. Si imaginas un objetivo, puedes crear un camino.

Cuando tienes más futuro, también necesitas menos mindfulness.

6. ¿A quién debes escuchar? Madurez es aceptar que muchos a los que caes mal tienen razón

Algunos profesionales afirman con cierta grandilocuencia: «No me importa lo que opinen los demás».

Pero sí debería importarles, especialmente cuando se trata de compañeros, con los que pasamos gran parte de la vida, y de empleadores o clientes, a los que debemos en parte el estilo de vida que podamos conseguir.

Tenemos que ser conscientes de que todas las opiniones y críticas pueden ser valiosas, sean negativas o positivas. Recibe, agradece y aprovecha la información que otros profesionales te ofrecen, aunque no te guste. Además, es gratuita.

Si te critican, cabréate, pero apúntalo.

No podemos gustar ni interesar a todos. «Caer mal» a algunas personas no debería ser motivo de preocupación per se, solo un escenario que puede ser interesante analizar para conocernos y para mejorar.

Por otro lado, ufanarse de “caer mal a muchos” me parece un orgullo mal entendido.

Una cosa es que ser asertivos para perseguir nuestros objetivos pueda crearnos «enemigos», y otra creer que el hecho de crearnos enemigos signifique que estamos siendo asertivos.

«Así como hay mucha gente que a mí puede no gustarme, es lógico que también yo puedo no gustarle a un montón de imbéciles». Susanita, de Mafalda.

7. ¿Cómo enfocarte en la tarea? La productividad personal del anota y continúa

Si tuviera que dar un solo consejo sobre productividad personal, posiblemente sería este:

Mientras estás trabajando, usa una libreta para anotar rápidamente las nuevas ideas o tareas que se te ocurren, y sigue enfocado en lo que estás haciendo.

Es importante ser conscientes de que muchas de las cosas que se nos ocurren mientras trabajamos, se nos ocurren para evitar seguir trabajando.

Pero también es verdad que las buenas ideas siempre surgen de las muchas ideas, que aparecen inesperadamente cuando estamos haciendo otras cosas.

Por tanto, no se trata de reprimir la creatividad, pero sí de prevenir que ese proceso de ideación espontáneo y frecuente se convierta en un mecanismo que impida concentrarse en lo que hay que hacer ahora.

Por cierto, a la hora de registrar notas con agilidad, me he rendido definitivamente al uso de una libreta física, que tengo junto al teclado.

Y es que el cambio de la aplicación digital de trabajo, por ejemplo, Word, para una tarea como es escribir este artículo, a la aplicación digital de registro, por ejemplo, Evernote o Keep, implica riesgo de desconcentración.

Por cierto, uso Tomighty, una extensión Chrome tan sencilla como efectiva para enfocarme en una tarea durante períodos de tiempo determinados. Esta pequeña herramienta es tan solo un temporizador que permite aplicar la llamada Técnica Pomodoro. 

Su creador, Francesco Cirillo, propuso en su versión inicial dividir el tiempo en intervalos fijos, llamados pomodoros, de 25 minutos de actividad, seguidos de 5 minutos de descanso, con pausas más largas cada cuatro de esos intervalos.

Pero, en mi caso, esos pomodoros duran 45 minutos, y los descansos tienen una duración variable.

Y una cosa más. Si de verdad quieres ser más productivo, permíteme un segundo consejo que deberías aplicar antes que el anterior: si quieres trabajar mejor, más ordenador y menos móvil.

En el ordenador produces, en el móvil consumes.

Trabajar usando el smartphone es como pescar en altura con una canoa.

8. ¿Qué única idea podría impulsar tu carrera? Hazte un Pareto y supera tu reto

Ya conocemos que Amazon nació como una librería online en un garaje, y cuando salió al mercado en 1995 una idea muy sencilla cambió su futuro. Y no fue una idea de su fundador.

La empresa crecía rápidamente, pero había mucho margen de mejora. Según Jeff Bezos, eran muy ineficientes con sus operaciones y logística en esos primeros días, cuando el equipo completo lo formaban solo diez personas.

Una de esas ineficiencias fue su método para empaquetar los pedidos. Durante el primer mes de lanzamiento de Amazon, empacaban los pedidos con sus manos y apoyando las rodillas en un suelo de cemento.

En ese escenario, Bezos propuso utilizar rodilleras. El equipo le miró, seguramente, con incredulidad. Pero uno de sus empleados tuvo una idea mejor, tanto que duplicaría la productividad en solo un mes: utilizar mesas para empaquetar los pedidos con más comodidad y rapidez.

Años después, en una lluvia de ideas, otro empleado propuso ofrecer un servicio de envío rápido y gratuito que terminó siendo un éxito y la característica más diferenciadora de Amazon.

¿Qué idea o cambio concreto, pequeño y barato podría impulsar tu vida profesional?

Tal vez ya conoces el principio de Pareto del 80-20 que, en el caso de la vida profesional, podría aplicarse de esta forma: el 80% de nuestros resultados depende solo del 20% de lo que hacemos. Me dirás que lo difícil es conocer cuáles son esos pocos factores responsables de tamaño efecto. Y tendrás razón.

Para encontrar los elementos «paretianos» que pueden marcar la diferencia en tu carrera, pregúntate: de todo lo que haces o podrías hacer, ¿qué es lo que aporta más valor?

Examina en detalle tus competencias y servicios y conoce bien tu mercado y los intereses de tus clientes potenciales, para identificar tus aportaciones responsables de la mayor parte de tus resultados.

Si estás pensando en emplear el verano para iniciar tu reinvención profesional, de todas las medidas que podrías tomar, unas tendrán mucha más influencia que otras. Si estás pensando que te voy a dar otro consejo, aunque no me lo hayas pedido, tienes toda la razón. Allá va una sugerencia «paretiana» para terminar:

Para reinventarte en 2021, busca referentes de los que aprender que ya están haciendo lo que tú quieres hacer.

No hay nada más «paretiano» que aprender de los demás.

Aprender de los éxitos y fracasos propios es inteligencia; aprender de los ajenos es sabiduría.

Imagen de Emily Morter en Unsplash

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