Infografía: El 25% de los puestos directivos son ocupados por mujeres

Andrés Macario    25 agosto, 2017

La inclusión de la mujer en los puestos de dirección puede parecer una moda, algo que queda bien para destacar en las memorias. Sin embargo, está demostrado que la diversidad es un factor concluyente para los resultados. Aunque los estudios lo constatan, es suficiente con el sentido común: la inclusión de diversos puntos de vista en la toma de decisiones permite una consideración más completa de la realidad que, de lo contrario, queda relegada al reducto miope de lo ya conocido. Esta visión inclusiva es especialmente relevante para la gestión de la incertidumbre, que es la asignatura pendiente en la mayoría de las organizaciones.

 

Evolución de la mujer en la dirección de la empresa

Tras un lustro, entre 2007 y 2012, en que proliferaron las políticas de inclusión de la mujer en los estamentos directivos de las empresas, en los últimos cinco años se observa una tendencia al alza que adolece de un preocupante estancamiento. Como si de una moda se tratara, cuando en realidad hablamos de una necesidad a cubrir y de un tiempo que hay que recuperar a contrarreloj. Así lo recoge el informe anual “Women in business” de la consultora Grant Thornton.

El porcentaje de puestos directivos ocupados por mujeres alcanza en 2017 por primera vez el 25% a nivel mundial. Se trata de un máximo desde la publicación del informe por primera vez en 2004, cuando el porcentaje se situaba por debajo del 20%. Lamentablemente, el dato de este año supone avanzar sólo un punto desde el año anterior. En total, en trece años transcurridos, la media global se ha incrementado en 6 puntos, lo cual es muy poco teniendo en cuenta que se han incrementado las políticas públicas y se han desarrollado estrategias en el ámbito privado. Por desgracia el porcentaje de empresas sin participación de mujeres en la alta dirección también ha aumentado un punto este año hasta alcanzar el 34%.

 

Presencia de la mujer por zonas geográficas

La ocupación de puestos directivos por parte de la mujer es dispar si atendemos a distintas zonas geográficas. Pueden sorprendernos datos como los de Europa del Este donde el porcentaje de mujeres en puestos directivos se eleva hasta el 38%, el Sudeste Asiático en un 36% o África con el 29%. En el extremo contrario están los países desarrollados de Asia Pacífico con un 13%, el G7 con un 22% o el mismo Estados Unidos que se queda en un 23%. La Unión Europea se sitúa en una zona intermedia con el 26% de los puestos directivos ocupados por mujeres.

La cuestión cultural es un factor determinante en estas marcadas diferencias por zonas. Las regiones emergentes y en desarrollo muestran mejores niveles de inclusión que las zonas desarrolladas. En Europa del Este, por ejemplo, queda la influencia del régimen comunista que imponía la equidad entre hombres y mujeres. Por el contrario, el citado informe argumenta cómo los sistemas patriarcales y la presión de la tradición cultural se imponen relegando a la mujer en el acceso a posiciones de responsabilidad en las organizaciones. A los factores del entorno se suman los de la cultura interna y de gestión del talento de cada organización, a menudo más propias del siglo pasado.

Si nos circunscribimos a nuestro entorno de la Unión Europea, encabeza el ranking Francia con un 31% de puestos directivos ocupados por mujeres mientras que, en el lado opuesto, vemos a Alemania con mujeres en sólo un 18% de las posiciones de responsabilidad o al Reino Unido con el 19% de mujeres directivas. Este último además muestra un deterioro de la diversidad en la cúpula organizacional con hasta el 41% de empresas sin mujeres en la alta dirección.

 

España escala en la inclusión de la mujer

El dato de España en estos términos de diversidad es bastante positivo si lo comparamos con el entorno europeo. En 2017 en España el 27% de los puestos directivos está ocupado por mujeres, lo que supone un punto de mejora respecto al año anterior. España se sitúa, por tanto, ligeramente por encima de la media de la Unión Europea, que este año ha alcanzado el 26%. En diez años el porcentaje de mujeres directivas en España ha subido diez puntos. Al igual que ocurre con el resto de países de su entorno, sin embargo, el dato no lleva al optimismo ya que a este ritmo la paridad se alcanzaría dentro de veinte años. El avance ha sido más rápido en el dato de empresas españolas sin ninguna mujer en la dirección, que ha pasado en un lustro del 32% a sólo el 22% en España.

Existe un amplio consenso entre las propias mujeres en torno a las barreras que impiden una mayor progresión de las mujeres, reconociéndose como principales por la mayoría el cuidado de los hijos y otras presiones familiares, una cultura empresarial predominantemente masculina excluyente o poco atractiva para la mujer, la escasez de estructuras de apoyo para la conciliación y los prejuicios de género. Los hombres están también de acuerdo con que estas son las principales barreras, aunque en menor proporción de consenso que las mujeres. La mayor diferencia de criterio se produce en cuanto a la cultura empresarial y los prejuicios, que los hombres encuentran en menor porcentaje como principal barrera.

 

Más mujeres en según qué puestos

Tradicionalmente las mujeres han liderado funciones de apoyo como son la dirección de recursos humanos o la financiera. De hecho, un 23% de los puestos de dirección de Recursos Humanos están ocupados por mujeres de media en el mundo así como un 19% de las direcciones Financieras. Sin embargo, un buen síntoma que muestra el informe de Grant Thornton es el aumento de direcciones generales ocupadas por mujeres al pasar de un 9% a un 12% en el último año el porcentaje de CEO a nivel mundial. De esta forma, el puesto de CEO se sitúa, en términos relativos, por delante de otros como COO, directora de marketing o directora de ventas.

 

La pyme es la solución para muchas mujeres

Es un hecho que muchas mujeres no encuentran su sitio en las estructuras de las grandes empresas. Un sitio que les permita desarrollarse como personas y como profesionales simultáneamente en todo su potencial. El estereotipo de liderazgo implantado en grandes organizaciones no siempre es interesante o atractivo para las mujeres y el reconocimiento emocional no siempre encaja en sus esquemas. De ahí que haya mujeres que estén encontrando otras vías de lograr el equilibrio que anhelan para sus vidas. En algunos casos esta opción pasa por integrarse en pequeñas empresas o startups o bien ponerse por su cuenta. Este tipo de empresas y emprendimientos les ofrecen mayor flexibilidad para adaptar los esquemas de trabajo a los de su familia.

La cuestión de la diversidad en las empresas a través de la inclusión de la mujer en puestos de responsabilidad no es una materia que sólo incumba al género femenino. Cada vez hay más hombres jóvenes que alcanzan puestos directivos y llegan con otra visión del trabajo que comprende mayor tiempo de dedicación a las familias y el tiempo libre. Además, la participación de la mujer en la toma de decisiones incide directamente en los resultados de la empresa, y en esto el género es irrelevante. No hay un estilo de liderazgo que sea mejor sino que es la combinación de todos los estilos y perspectivas los que permiten una toma de decisiones más exitosa. Permitir que los directivos aprovechen sus diversos rasgos de personalidad en el desempeño de sus funciones profesionales conduce a un estilo de liderazgo auténtico y acerca el propósito del empleado a los objetivos de la empresa.

 

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