Euprepio Padula: “No se puede ser un buen líder siendo una mala persona”

Raúl Salgado    18 junio, 2019
Euprepio Padula

El doctor Rafael Matesanz, el padre Ángel y algunos políticos forman parte del elenco de treinta personas de renombre con las que Euprepio Padula ha charlado largo y tendido para escribir su libro, “Treinta cafés. Las cualidades del liderazgo”, en el que les pregunta por qué, para qué y, sobre todo, cómo han planteado sus vidas, destacando las diez virtudes sobresalientes que les han convertido en líderes.

El autor estudió Derecho, pero su camino pronto se cruzó con el de los Recursos Humanos y la Organización Empresarial, hasta que en 2005 decidió crear su propia firma, Padula&Partners, dedicada tanto a la búsqueda de ejecutivos y a la consultoría estratégica de Recursos Humanos como al liderazgo político y empresarial.

¿Qué significa ser un líder?

Aunque se tiende a considerar que son lo mismo, no hay nada tan distinto como un líder y un jefe. Ser líder es tener la capacidad de arrastrar e inspirar a tu gente, con valentía, pasión y motivación. Consiste en lograr la mejor versión de cada una de las personas que te rodean, para que todos vayan creciendo. El líder lo es siempre. Otra cosa es la capacidad de mandar.

Euprepio Padula contesta contundente, sin titubeos, con la seguridad del que sabe lo que dice. Experto en la gestión de las emociones como hilo conductor de los programas de coaching ejecutivo y grupal que imparte, ha trabajado para algunas de las multinacionales más importantes del mundo, habiéndose especializado en todas las áreas relacionadas con la comunicación y el liderazgo.

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– ¿Han cambiado mucho los líderes con el paso del tiempo?

Sí, radicalmente, porque la sociedad espera en cada época un tipo de líder diferente. Hemos pasado de un liderazgo jerárquico a otra modalidad más inspiracional, participativa y transformacional.

De un líder siempre se ha esperado que dé ejemplo

Pero la manera de reclamar ese liderazgo ha ido evolucionando en paralelo a los cambios de la sociedad. Todos nos hemos vuelto más exigentes con los líderes, ya sea dentro de una empresa, de un partido político, de una institución…

Los treinta protagonistas de este libro son hombres y mujeres que se han marcado metas y objetivos concretos, independientemente de sus quehaceres diarios y de sus ámbitos de actividad. Unos dedicados a la política, otros al mundo de los negocios, otros a ayudar a los demás; todos ellos comparten cualidades que son como un trapo o una mopa que les hace brillar, cada uno a su manera.

– Pero, ¿los líderes nacen o se hacen?

Las dos cosas. Yo entreno a políticos, directivos, deportistas… Muchos profesionales pueden mejorar sus talantes de liderazgo, aunque algunos poseen capacidades innatas, con las que nacen y por las que disfrutan de ciertas ventajas competitivas. Ello no significa que esas características no se puedan desarrollar. Dicen que el famoso carisma o don de gentes se tiene o no, y eso es mentira, puesto que se puede trabajar.

– ¿Cómo?

Depende de los objetivos, de las metas y de la organización en la que se trabaje. No es lo mismo ser un líder político que un líder empresarial, como tampoco es igual ser un líder en una empresa pública que privada. En cualquier caso, hay ciertas cualidades absolutamente imprescindibles.

Euprepio Padula se refiere a la responsabilidad, la flexibilidad, la escucha, la valentía, la pasión, la inspiración, la honestidad, la curiosidad, la comunicación y la resistencia. Son como los diez mandamientos del liderazgo, en opinión de un autor para el que la principal de todas estas virtudes es la pasión. “Ningún jefe podría inspirar si no le apasiona lo que hace”. Padula también destaca la importancia que tiene ser ejemplar y honesto. Y, sobre todo, buena gente. “No se puede ser un buen líder siendo una mala persona”, apostilla.

El desapego político, el descarrilamiento de muchos principios éticos y morales, la precariedad que sufre buena parte de los trabajadores, el desmantelamiento de algunas de las más tradicionales convicciones… son solo cinco de las múltiples señales que nos indican que estamos atravesando una crisis de liderazgo. ¿O no?

“En el ámbito político hemos sufrido en los últimos años una crisis de liderazgo importante, y no solo en España, como consecuencia de una visión de la política egocéntrica y egoísta. Los líderes de las formaciones no han sido necesariamente ejemplares para los ciudadanos, lo que ha desembocado en la actual crisis de la política. Pero las empresas privadas no tienen problemas de liderazgo. En este país hay excelentes directivos que se acoplan muy bien al avance de la sociedad”, manifiesta.

– Parece que el liderazgo a veces se castiga. ¿O se premia?

En España tenemos un grave problema, y es que las personas con éxito no se ven como ejemplo, se sospecha de ellas, lo que se debe a la envidia típica del carácter español. En cambio, en otros países del entorno estos líderes son un espejo en el que mirarse. Todas las sociedades necesitan referentes a los que imitar. El liderazgo no hay que premiarlo, pero sí respetarlo.

– Desde su punto de vista, ¿quién es el mayor líder de la actualidad?

Me cuesta decirte un nombre, pero en España me gusta mucho Padre Ángel, un cura que ha implicado a 3.500 personas en proyectos por todo el mundo. O Rafael Matesanz, ex director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), quien tanto ha contribuido a que España sea un país líder en trasplantes. Y eso es absolutamente extraordinario, concluye Euprepio Padula.

Comentarios

  1. Lamentablemente Hitler tuvo la capacidad de convencer, inspirar y motivar apasionadamente a mucha gente. Fue un líder y al mismo tiempo una persona nefasta. Y no es el único ejemplo, hay muchos líderes que son malas personas.

  2. Comento Maquiavelo un líder debería ser amado o Temido y ahora la respuesta es evidente después de experimentar por mas de 10 años el liderazgo en diferentes empresas privadas estoy convencido que que todo líder debe ser un principe Temido, a los lideres amados nadie nos va a recordar, dirán era buena onda un buen jefe pero eso no lleva al éxito sino a un espacio de conformismo y de traiciones en donde pasamos a Damocles y lamentablemente tenemos que ejecutar las enseñanzas y consejos del príncipe para lograr las metas de toda empresa o negocio, o a caso no es el punto principal “Negocio” y como en todo Negocio el liderazgo debe de ser firme y ejecutarlo con carácter y sin clemencia para llegar a nuestras metas.

  3. Estoy de acuerdo con que se mida a un líder por si este: a)inspira; b)participa y c)transforma. Pero Hitler hacia las tres cosas también. Yo pienso que el era un buen líder sin ser necesariamente una buena persona. Ahora, hay dos formas de analizarlo, desde la Ética y la Eficacia. Es decir, éticamente era un mal líder, sin embargo era eficaz, eso lo hacía un buen líder. Es mi opinión.

    Saludos,

  4. Hitler era un buen líder y hacía cosas malas… no he leído el artículo, pero creo q la redacción del título esta mal…
    Porque se puede ser un buen líder, para cosas buenas y malas…

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