El desarrollador y programador, nuestro primer ‘partner’

Lluis Serra    5 agosto, 2015

Hace días veíamos cuáles eran, en mi opinión, los cinco requisitos generales que debería cumplir un partner tecnológico antes de escogerlo, y así poder elegir la mejor opción que se adapte a nuestras necesidades. Pero, ¿qué es un partner?

En muchos casos nos referimos al partner como un socio, un compañero, un partenaire o el cónyuge. Está claro que un partner puede ser una persona o empresa con la cual estamos involucrados en algún tipo de trabajo o proyecto, ya sea profesional o personal. En el ámbito profesional el objetivo de esta relación es poder realizar negocios entre ambas partes, tener acuerdos o convenios como socios o compañeros de aventuras.

Hay varios tipos de partners, entre ellos el tecnológico. Y dentro del tecnológico hay varias especialidades como el diseño, la usabilidad, el marketing, el desarrollo y la programación. Y es aquí donde no podemos equivocarnos, pero a menudo tenemos dudas de quién es quién o quién hace qué.

A principios de 2003 tenía disputas diarias con mi partner. Yo pensaba -sin tener conocimientos en aquel entonces- que sería interesante realizar tal cosa en mi plataforma ecommerce, porque había leído en Internet que podría funcionar por la razón que fuera. Él, con más conocimientos que yo, me decía que sí o que no, el tiempo estimado y hacía la valoración económica de dichos cambios.

Actualmente y con muchos más conocimientos, por la experiencia de haber liderado proyectos de comercio electrónico en estos últimos años, puedo entender y entiendo las disputas que en aquellos años me desquiciaban y me llevaban a exigir cosas que ahora veo inviables, y entendiendo ahora mucho mejor la actitud del partner.

Antes de iniciar los trabajos de programación es imprescindible definir exactamente el proyecto, concretar cuál es el objetivo que queremos conseguir, cuáles son las funcionalidades mínimas que el ecommerce va a necesitar, conocer el plazo de tiempo disponible y el presupuesto con el que se cuenta. Una vez bien definido el proyecto, se podrá valorar qué tipo de partner podrá realizar las tareas de forma óptima. Todas las variables del proyecto definirán a la vez qué partner tecnológico es mejor para nosotros.

Lo primero que tenemos que elegir es una persona que tenga una visión general del proyecto a nivel de software y programación, es el que yo denomino desarrollador de herramientas tecnológicas. Él es el encargado de pensar la estructura del proyecto, definir las funcionalidades y decidir las reglas del juego, porque conoce el software, las posibilidades que ofrece y cómo programarlo.

Una vez definido el proyecto, se deberá seleccionar la tecnología, que puede ser recomendada por el propio partner en función de las características del proyecto, pero una vez elegida es importante que la empresa encargada de la programación sea un partner oficial. Las referencias de proyectos similares realizados con anterioridad por parte del partner serán la prueba inequívoca de los conocimientos aplicados, “dime lo que has hecho, no lo que sabes hacer”. En mi caso, no me gusta ser el conejillo de indias de nadie, prefiero trabajar con partners que puedan acreditar cierta experiencia.

El programador informático será el encargado de diseñar el código fuente (no el ecommerce), utilizará algoritmos especiales, codificará el lenguaje de programación adecuado y finalmente creará un programa informático para poder leer o ver en un ordenador y obtener el resultado deseado. Es por eso que debe tener los conocimientos de programación web.

Una vez tenemos el software listo, empiezan otras tareas importantes de un programador: la migración de datos que deberán ser importados de otros sistemas como los ERP o los CRM, la correcta maquetación del diseño escogido y la programación y el estudio de la usabilidad para conseguir una navegación óptima dentro del site.

Es de vital importancia que el partner tecnológico sea desarrollador y programador a la vez, no hace falta que sea la misma persona, si tenemos los dos perfiles dentro del equipo de personas que trabajan en el proyecto ya es suficiente. Pero es necesario que acrediten sus conocimientos con trabajos anteriores, y así poder comprobar la seriedad de la empresa antes de la elección definitiva. Verificar que detrás hay una compañía legalmente constituida es también una garantía a la que no se debe renunciar en ningún caso.

Y, por último, hay que tener en cuenta que la puesta en marcha de un nuevo proyecto ecommerce es una actividad empresarial que precisa de un fuerte compromiso entre el cliente y el partner tecnológico. Es conveniente definir de forma concreta los plazos de entrega de cada fase del proyecto, las acciones que el partner va a realizar durante la creación del proyecto, una vez entregado y cuando éste se encuentre en funcionamiento, especificar las certificaciones y las penalizaciones por incumplimiento de los plazos, etc.

El partner tecnológico no es un vendedor que entrega un producto o servicio y se olvida de él, los proyectos ecommerce tienen un recorrido a lo largo del tiempo y requieren atención constante, de forma que la relación entre ambas partes se prolongará en este tiempo para poder realizar la evolución necesaria, y es por esta razón que debemos disponer de una partida dedicada al mantenimiento.

De la misma manera, es de obligado cumplimiento que el acuerdo sea redactado en un contrato firmado en el que se determine de forma inequívoca las obligaciones de ambas partes, y se cumplan. Cualquier partner que no esté dispuesto a formalizar un contrato de estas características, a mi modo de ver, no ofrece las garantías suficientes para poder realizar un proyecto y debe ser desestimado. 

Foto: Swaity

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