10 claves para saber si tu innovación científica o tecnológica será un negocio de éxito

Raúl Alonso    15 noviembre, 2021
Innovación científica o tecnológica

Muchos empresarios creen que la innovación es sinónimo de éxito empresarial. Una asociación que la experiencia demuestra simplista: tan solo la innovación científica o tecnológica que se integra eficientemente en el tejido de la empresa y su mercado se convierte en un auténtico driver de progreso.  

La empresa española nunca ha reconocido en la innovación uno de sus valores diferenciales. En el último panel de Eurostat Community Innovation Survey, publicado en enero de este año, las españolas ocupaban la posición 23 de 28: poco más del 30% de las compañías con 10 o más empleados se identificaba como innovadora, frente al 68% de las belgas o el 67% de las alemanas.

Retos globales, inspiración para la innovación

Pero “ser disruptivo y tener innovación en el ADN marca la diferencia entre las empresas que construirán el futuro y las que no van a estar en él”, advierten desde Kiatt.

Esta firma, fundada por Manuel Fuertes hace dos décadas, se ha especializado en buscar ciencia y tecnología empresarial por todo el mundo, encontrando en la adquisición de las startups un modelo para acelerar esa transferencia tecnológica a las empresas, práctica también valiosa para la pyme.

Pero tanto cuando se aborda desde departamentos de I+D+i internos, como cuando se apuesta por otras vías como la incorporación de talento startup, es necesario diferenciar entre una buena idea y una innovación científica o tecnológica rentable.

Fuertes asegura que “las empresas más valiosas de nuestro tiempo serán aquellas que sepan abordar los mayores retos globales”. Pero, ¿qué debe analizar y hacer la empresa para identificar y pulir ese diamante en bruto que le lleve a otro estadio?

Cómo convertir un logro científico o tecnológico en un negocio rentable

A partir de esa experiencia de dos décadas, desde Kiatt resumen en diez puntos fundamentales lo que “toda compañía debe observar para integrar con éxito a su tejido empresarial un proyecto emprendedor de base científica o alta tecnología”.

1. Aprende a medir el riesgo en la fase de prueba de concepto

Es importante identificar cuanto antes el valor de la idea. Para lograrlo, es de gran utilidad enfrentarla a múltiples escenarios: cuanto más profundos sean estos análisis, más información se obtendrá.

2. Protege tu innovación con patentes

“Invierte todo lo que puedas en entender cómo y qué puedes patentar o proteger por otros medios de propiedad intelectual”. Es importante saber si hay o no hay conocimiento susceptible de ser patentado.

3. Asegúrate de que el líder sea un verdadero emprendedor

“Sin un equipo emprendedor o tractor, lo mejor que puedes hacer es licenciar la patente a terceros”. Desde Kiatt se asegura que el porcentaje de las spin-off científicas que consigue llegar al mercado sin un líder con aptitud emprendedora no alcanza el 1%. “Tener que licenciar no supone ningún fracaso, en la Universidad de Oxford se licencian muchas más de las spin-off que se generan”.

4. No comiences el camino sin escuchar atentamente a la industria

“Si eres una empresa que busca adquirir conocimiento y talento a través de la incorporación de una start-up, escucha a tus comerciales, también a los comerciales de tu competencia y a los clientes de tus clientes”.

5. Arropa el proyecto con mentores profesionales

Los mentores profesionales son los que mejor entienden la diferencia entre generar valor en una empresa establecida y poner un proyecto empresarial en marcha. “Levantar un proyecto desde cero es muy diferente a lanzar un producto nuevo dentro de tu empresa”.

6. Financia lo suficiente para construir un puente entero, no un puente a medias

Sin duda, una buena imagen que habla del peligro de buscar soluciones de financiación que no permiten llegar a la meta: pasar al otro lado del río. “Pero ¡cuidado!, si financias en exceso, corres el riesgo de que el equipo que soporta los planes de innovación se relaje y se convierta en un empleado más de tu empresa”.

7. No te salgas de tu senda principal

Los vericuetos de la innovación científica o tecnológica son muchos, y una de las equivocaciones más comunes es perderse por uno de ellos, lo que puede implicar un importante gasto de tiempo e incluso descolgarse para siempre de la idea. La recomendación es “no moverse de la senda principal para desarrollar proyectos en sendas laterales solo por el hecho de que sean subvencionados por organismos externos”.

8. Comunica a través de profesionales

“Emplea tiempo en simplificar un proyecto altamente complejo en algo que todo el mundo sea capaz de entender sin una sola pregunta”. Comunicar, y sobre todo hacerlo de un modo efectivo, es vital para este tipo de proyectos.

9. Diseña una hoja de ruta de integración de tu nuevo equipo en tu compañía

Es éste un consejo para esos programas de innovación fundamentados en la transmisión de conocimiento a través de compras. “Las integraciones son muy complejas”. Por un lado, hay que manejar las expectativas de los empleados para que se mantengan fieles a la cultura empresarial de la compañía, mientras que el equipo emprendedor puede requerir de un marco de acción mucho más flexible. “Desde la localización a los horarios, todo es importante en una integración de éxito”.

10.  Monitoriza

El décimo consejo de este decálogo, para saber si tu innovación científica o tecnológica puede derivar en un negocio de éxito, habla de la necesidad de someter constantemente la idea a un juicio crítico objetivo. Es vital “realizar pruebas constantes y aprender a vender los proyectos que tienen más valor fuera de tu compañía que dentro”.

Foto de Andrew George en Unsplash

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