Cómo mejorar la autoestima profesionalAlfonso Alcántara 11 diciembre, 2020 José Luis de Vilallonga, marqués de Castellbell, escritor y actor español, participó en la película Desayuno con diamantes. Para preparar una escena que transcurría durante una fiesta, el director, Blake Edwards, le acompañó a una joyería el día anterior y le compró una pitillera de oro para que pudiera llevarla en esa escena. Durante el rodaje, el actor español sacó ufano la pitillera en cuanto pudo, pero al momento de hacerlo escuchó un tajante “corten” del director. José Luis se quedó extrañado y le preguntó por el motivo del parón. Edwards le respondió: —No te he comprado la pitillera para que la enseñes, sino solo para que la lleves en la chaqueta. Un hombre no se mueve de igual forma teniendo en el bolsillo una pitillera de oro. ¿Qué es la autoestima? ¿Cómo influye en nuestra vida? La autoestima ¿es una causa o una consecuencia del éxito? ¿Nos sentimos más confiados, seguros y valiosos cuanta más confianza, seguridad y valor nos aporta nuestra vida profesional y social? ¿Nos queremos más cuantos más logros alcanzamos, o alcanzamos los logros porque nos queremos mucho? Pareciera que hay profesionales con aparente autoestima que no consiguen lograr muchos de los objetivos que se proponen, mientras que otros que muestran menos confianza en sí mismos avanzan con paso firme en sus carreras. Un primer paso para intentar definir de forma operativa este constructo psicológico pasaría por entender la autoestima como un factor mediatizado por las autoafirmaciones positivas que hacemos, es decir, como un conjunto de verbalizaciones con las que nos describimos como profesionales capaces y como personas valiosas que, en teoría, afectarían a nuestras emociones y a nuestra motivación. Describirte de forma positiva puede ser negativo Parece que los intentos por mejorar nuestra autoestima de una forma directa no funcionan. Joanne Wood, profesora de Psicología en la Universidad de Waterloo en Ontario, se propuso probar en un experimento (1) que las autoafirmaciones positivas y otros diálogos internos similares hacen que las personas se sientan mejor consigo mismas. Los participantes en este estudio, que fueron valorados inicialmente como personas “con autoestima alta”, informaron sentirse un poco mejor después de entablar un diálogo interno positivo. Pero aquellos otros “con baja autoestima” declararon sentirse peor, según la hipótesis de la investigadora, porque percibían mucha distancia entre sus autovaloraciones positivas (por ejemplo, “eres un gran profesional”, “lo vas a conseguir”, “la gente te aprecia”, etc.) y la realidad del largo camino que debían recorrer para alcanzar esos logros y estados. Dicho de otra forma, el intento de animarse describiéndose bien les recordaba lo mal que estaban. Creer en ti mismo empieza por que crean en ti ¿Quién no querría creer en sí mismo? Pero la autoconfianza no depende de verbalizaciones motivacionales ni de la repetición de frases «wonderfulistas» a modo de mantras, sino de haber experimentado y conseguido suficientes cosas buenas en la vida personal y profesional con la suficiente frecuencia. Un estudio (2) ya clásico con chimpancés mostró que el autorreconocimiento en el espejo parece depender, paradójicamente, de la temprana exposición social a otros, porque los individuos nacidos en el laboratorio y criados en aislamiento generalmente no muestran signos de reconocerse en el espejo. No solo nuestra autoestima depende en gran parte de nuestro nivel de inclusión y aceptación social, sino que nuestro propio ser empieza «siendo con otros». Los apoyos sociales son la base de nuestra confianza En una tira cómica de Garfield, Odie, su pequeño perro amigo, entra en pánico al ver un letrero que advierte “cuidado con el perro”. Tras tranquilizarle Garfield diciéndole que el letrero se refiere a él, vemos en la última viñeta a Odie apoyado con suficiencia en el cartel, mientras emite un gruñido de autoestima como perro guardián. La autoestima profesional es una consecuencia de los logros y los apoyos —¿Cómo se supera la inquietud de los primeros partidos? —Ganando. Rafael Nadal. No solo se vive para lograr, pero sin logros no hay vida con autoestima Si nada de lo que hacemos tuviera efecto, nada haríamos. Los logros necesarios para una vida personal y profesional valiosa y con significado pueden ser excepcionales o cotidianos, íntimos o compartidos, materiales o intangibles. En la empresa y en la vida profesional, la verdadera autoestima nace de las propias competencias, que permiten obtener suficientes logros personales y profesionales. Nuestra confianza profesional tiene relación directa con el dominio de herramientas, conocimientos y habilidades, una idea que resume esta metáfora mejor que yo: Un pájaro en un árbol no tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama sino en sus alas. Y, por supuesto, esa autoestima que nace o parte de las competencias, crece con las relaciones y apoyos, que nos aportan satisfacción, afecto, confianza y oportunidades, no de las retóricas vacías sobre creer en sí mismo, ser uno mismo o quererse mucho. Las crisis profesionales (y personales) que afectan a la autoestima se producen en estos cuatro tipos de escenarios. Fracaso. No conseguimos lo que queremos con la suficiente frecuencia, lo que genera frustración y falta de confianza.Incompetencia. No contamos con las habilidades necesarias para alcanzar los objetivos o completar las tareas.Desmotivación. No nos motiva lo que antes lo hacía y no se han generado motivadores nuevos, lo que genera confusión y desánimo.Apoyos insuficientes. Las relaciones personales y profesionales actuales no ayudan a obtener logros ni generan las necesarias experiencias afectivas. Si quieres mejorar tu confianza en tu empresa y recorrer tu carrera profesional con paso más seguro, encuentra las fórmulas para navegar con efectividad en estos escenarios. Confianza es creer en ti mismo. Arrogancia es creer solo en ti mismo. Daniel Pink. Si quieres autoestima, mejora tu autodisciplina Roy Baumeister, de la Universidad Estatal de Florida, un investigador pionero inicialmente “creyente” en el valor e influencia de la autoestima sobre la vida personal y profesional, realizó un metaanálisis (una revisión de muchos estudios) para comprobar la relación entre la autoestima y los indicadores externos de éxito en la escuela, en el trabajo y en las relaciones. En 2003, Baumeister y sus colegas informaron que no encontraron evidencia de que la alta autoestima hiciera a las personas mejores estudiantes, más exitosas en el trabajo o más saludables. Tras su descubrimiento, el investigador dejó este consejo práctico: Olvídese de la autoestima y concéntrese más en el autocontrol y la autodisciplina. La diferencia entre ego y autoestima: un poco de humor también genera autoconfianza Mafalda realizó un tratado sobre la autoestima cotidiana en una sola viñeta: “Así como hay mucha gente que a mí puede no gustarme, es lógico que también yo puedo no gustarle a un montón de imbéciles». Seguramente, a Mafalda y a cualquier otra persona que hubiera hecho esta declaración, se le tachará de ególatra. Y es que ego es un término que se usa con frecuencia para descalificar a las personas arrogantes, prepotentes o desconsideradas. Pero si nos paramos a pensar, el ego es el motivador más natural y disponible, lo que pasa es que al pobre le han puesto un mal nombre. Y encima se tiende a usar como arma arrojadiza contra profesionales que están más cualificados o motivados que nosotros, o que suponen una amenaza para nuestra carrera o nuestra posición. En todo caso, si alguien te reprocha una excesiva “admiración hacia ti mismo”, recuerda que ego es lo que tienen los demás; tú, siempre autoestima. Y cuando algún jefe, empleado o compañero recrimine tu exceso de autoconfianza, también podrías replicar: —Martínez, yo no tengo ego, tengo una autoestima muy fuerte. (1) Harriet Brown. The Boom and Bust Ego. Enero, 2012. Revisado junio 2016. Psychology Today. (2) Gallup, GG, McClure, MK, Hill, SD y col. Capacidad de autorreconocimiento en chimpancés criados en forma diferencial. Psychol Rec. 21, 69–74 (1971). Tendencias tecnológicas 2021: la década de la innovación radicalIndustria digital: ¿en qué punto se encuentra España?
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