‘Business angel’ y emprendedor, un objetivo común

Mario Cantalapiedra    22 junio, 2015

Hace poco tuve la oportunidad de asistir a una reunión entre business angels y emprendedores celebrada en la Escuela de Organización Industrial (EOI), en la que pude comprobar las vicisitudes a los que estos se enfrentan en el proceso previo que puede terminar en su “boda de conveniencia”. En lo que respecta a los business angels, nos encontramos ante unos inversores de tipo privado que aportan su capital, sus conocimientos técnicos y su red de contactos a proyectos empresariales innovadores con alto potencial de crecimiento, los cuales están en sus primeras etapas de vida. Por tanto, además de dinero, estos inversores ponen al servicio de los emprendedores su experiencia y sus contactos en el mercado, entre los que pueden estar, por ejemplo, clientes, proveedores o entidades financieras. Gracias al aporte de la experiencia y los contactos, permiten que la empresa en la que invierten se desarrolle con una mayor facilidad.

Entre los perfiles de business angels puedes encontrar empresarios que han vendido toda su empresa o parte de ella y tienen tiempo e interés para invertir en nuevos proyectos, directivos de empresa que han acumulado capital para invertir, familias empresarias que realizan estas inversiones como un modo de diversificar su patrimonio o emprendedores en serie que se vinculan a nuevos proyectos como inversores. Es habitual que un emprendedor de éxito pueda llegar a convertirse en business angel, pero es menos frecuente que ocurra al revés. Piensa que son unos inversores muy particulares que, además de tener un carácter informal y no estar sometidos a la supervisión de ningún tipo de organismo, no suelen tener ni necesidad ni obligación de invertir, y que a la hora de poner el dinero, ponen el suyo propio habitualmente con un horizonte temporal de medio plazo… no les importa esperar si las expectativas de rentabilidad son buenas.

Evidentemente el business angel busca obtener una ganancia futura en el momento de desinvertir la participación que toma en la empresa (siempre han de tener una opción de salida), pero es más paciente que otras alternativas financieras como, por ejemplo, el capital riesgo, siendo la evolución de la propia compañía la que suele marcar su tiempo de permanencia en ella. Suelen invertir en zonas geográficas cercanas a su lugar de residencia, evitando así tener que realizar grandes desplazamientos y en sectores que conocen, lo que parece lógico si de aprovechar experiencia previa y contactos se trata. En ocasiones los business angels buscan sinergias entre ellos y se agrupan para diversificar inversiones, diluir riesgos, aumentar los fondos financieros disponibles e intercambiar sus conocimientos.

A la hora de elegir un proyecto en concreto, estos inversores suelen analizar elementos tales como el plan de negocio, la inversión de la empresa en relación al riesgo del proyecto y el equipo gestor que está al frente del mismo. Con respecto a los gestores, evalúan su trayectoria profesional, sus capacidades, el conocimiento que pueden tener del producto y del mercado y algo que es muy importante para ellos: su entusiasmo con el proyecto. Como se comentó en la jornada de la EOI, suelen buscar emprendedores que crean en su idea de negocio hasta el final y con los que exista cierta química, al fin y al cabo se está estableciendo una relación que ha de basarse en la confianza mutua.

En la negociación que se entabla entre business angel y emprendedor debe definirse claramente el grado de implicación del primero con la empresa. Puede participar como un mero socio financiero, asesorar en la gestión diaria, intervenir en las decisiones de tipo estratégico, pertenecer al consejo de administración o al propio equipo directivo de la empresa. En este proceso es muy importante que se valore el interés mutuo entre emprendedor e inversor, pudiendo surgir problemas relacionados, por qué no decirlo, con el ego de cada uno. Un emprendedor que piense que la idea y la empresa son suyas y que le está haciendo un favor al dinero que entra, comete un error de concepto. Del mismo modo, el inversor que crea que sin su dinero el emprendedor no tiene nada que hacer, está equivocándose. Se trata de que ambas partes entiendan que se necesitan y que están intercambiando “algo” por “algo”.

Foto: pimthida

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