Brushboo, la historia de un ecoemprendedor y sus cepillos dentales de bambú

Raúl Alonso    8 agosto, 2019
Brushboo, los cepillos dentales de bambú

Convertir el cuidado dental en un compromiso con el medio ambiente es la propuesta de Brushboo, y de momento sus cepillos de bambú ya han convencido a más de 170.000 usuarios.

Antonio Relaño es el impulsor de esta empresa, que transforma la higiene diaria en un gesto eco, y ese gesto en un producto de nicho. Y por si alguien ya se ha llevado las manos a la cabeza, adelantamos que el bambú con que se elabora daría dolor de estómago al más tragón de los pandas: no forma parte de su dieta. 

Además de cepillos de dientes, Brushboo comercializa bastoncillos de oídos, pajas de refresco y unas originales botellas de agua, siempre con el bambú como sustituto de los plásticos.

“Sabemos que es un producto que de momento interesa a los consumidores más sensibilizados con el cuidado del medio ambiente, pero lo hacemos con mucho cariño y esmero, y eso lo aprecia cada vez más gente”, explica Relaño.

Este joven nacido en la población jienense de Marmolejo dirige en Madrid esta empresa, que desde su puesta en marcha en 2017 ha duplicado mes a mes su cifra de ventas.

Del dato a la idea

El 1% de los residuos de plástico marinos son cepillos de dientes.

El dato que a tantos nos lleva a fruncir el entrecejo, a Relaño le motivó para investigar hasta dar con un producto que sustituyera al tradicional cepillo y que fuera cien por cien ecológico y biodegradable.

Este ingeniero puso a trabajar su conocimiento en nuevos materiales, aprendido durante su primera experiencia startup en el sector de la impresión 3D, hasta que dio con el bambú: “El de esta variedad crece muy rápido en unas plantaciones controladas cerca de Shanghái; al ser tan duro no es comestible por los pandas, y además tiene propiedades antibacterianas”.

De la idea al cliente

Tras modelar un cepillo de dientes con el aval de profesionales dentistas y dar con un fabricante, Relaño solo tenía que llegar al cliente final.

“El primer año fue muy complicado, porque tener una página web no te garantiza visibilidad en el mercado. Desde el principio aposté por Instagram y otras redes sociales, hacer campañas en Facebook, pero empecé completamente solo y suponía un gran esfuerzo personal”, explica, animándome a trasladar el sacrificio que supone poner en marcha una empresa. “Para emprender, hay que sacrificarse, y eso no siempre se cuenta”, asegura.

Su consejo al emprendedor novel es osado:

No pienses mucho y ejecuta tus ideas, montar una empresa es una actividad de alto riesgo y debes estar dispuesto a perder todo lo que pones.

Pero las señales en Brushboo eran buenas, y casi desde el primer momento. “A las dos horas de anunciarnos en Facebook, ya habíamos hecho las dos primeras ventas, y eso anima mucho”.

El otro paso decisivo fue abrir un canal paralelo de venta en tienda. “Queríamos llegar a otro tipo de clientes y colaborar con el comercio local, ofreciéndole un producto que le ayudara a diferenciarse -explica- y además así reducimos la huella de carbono de la empresa, ya que no es lo mismo distribuir uno a uno que enviar un pedido a cualquiera de los 280 puntos de venta que tenemos”.

En la actualidad, el 40% de las ventas llegan por sus acuerdos con el comercio independiente y el 60% restante por Internet.

Actualmente Brushboo cuenta con 20.000 clientes y emplea a tres personas. Pero Relaño trabaja en ampliar su red comercial fuera de España. De momento opera con Perú y Chile, donde otros emprendedores se han interesado por su oferta: “Nuestro objetivo es ir ampliando la gama de producto al tiempo que trabajamos en el crecimiento de la red comercial”, explica.   

Una microempresa que piensa a lo grande

Pese a los orígenes modestos de este proyecto, que se financió con los ahorros de su fundador, Brushboo nunca ha puesto límites a su ambición, pero ha sabido dosificarla para asignar los recursos adecuados a cada momento.

Claves del éxito de Brushboo

Algunas de sus claves de éxito son:

  • Integración de la logística y la web. Profesionalizar el envío de producto marcó un antes y un después en la empresa, sirvió para liberar recursos para otras tareas vitales, como el crecimiento de la red de ventas.
  • De producto a servicio. La empresa ofrece un modelo se suscripción, de modo que sus clientes eligen la reposición automática del cepillo de dientes cada tres o cinco meses. Esta iniciativa sirve para fidelizar al cliente y facilitar la contabilidad de la empresa.
  • Automatización e integración de procesos. “Es la mayor enseñanza que me llevé de mi primera experiencia startup”, resume Relaño. Además de la señalada integración de la logística con la plataforma de venta, se ha diseñado un portal del distribuidor donde las tiendas pueden autogestionar todos sus pedidos y disponen de los soportes de marketing para entender el producto y promocionarlo en el punto de venta.
  • La automatización también se traslada a la atención del cliente final. Un sistema de bots solventa las dudas más comunes de los clientes, y la comunicación se gestiona con herramientas de email marketing y targeting para ganar efectividad en el diálogo con el cliente.
  • Para mejorar la navegación web, también se trabaja con mapas de calor. Esta herramienta indica las zonas que más atraen a los usuarios, pero también las que menos interacción generan, lo que permite ir probando nuevos recursos hasta optimizarlos.
  • Contratación de campañas online. Por último, pero quizá como elemento crítico, el marketing en redes sociales y en especial las acciones de retargeting, que han sido vitales para el crecimiento de la empresa.

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