El valor del diseño en las empresas

Juan Luis Manfredi    15 abril, 2013

¿Puede una pyme apostar por el diseño? Pues sí. Puede y debe. Considero que el diseño es parte de la identidad corporativa de una compañía y puede ser parte de su ventaja competitiva. El diseño es único, te hace diferente y no se puede copiar. Tampoco se fuga con la marcha de los directivos ni se agota con un mal plan comercial. El diseño, cuando se alinea con el negocio, puede ser un generador de ideas y de oportunidades. Hablamos de marca, prestigio y reputación. En una economía donde los intangibles toman cuerpo, el diseño es una apuesta segura.

Mi recomendación para proyectos emprendedores y startups es que tengan en cuenta que el diseño puede crear valor. No sustituye a los números de un plan económico, pero sí ayuda a ver e imaginar un negocio. El diseño es el mensaje. Puede aplicarse a los productos y servicios, pero también a cómo establecemos la orientación al cliente, al diseño de estrategias comerciales o al modelo de negocio. El diseño es la innovación y la creatividad aplicada a la solución de problemas, no solo la elección de una tipografía o una publicidad. Influye en cómo nos perciben los clientes y, en consecuencia, en la política de precios. En algunas industrias como el gran consumo, la ropa y los productos tecnológicos, el diseño es determinante.

Veamos algunos ejemplos:

  • La marca. El diseño es la medida más eficiente para contrarrestar las marcas blancas. Éstas se apoyan en el precio, pero no atienden al diseño. Los productos poderosos se apoyan sobre marcas que son capaces de transmitir y generar sensaciones en el consumidor. Esta apreciación vale para Apple, Ferrari o The Beatles, pero también para Yorokobu o una pescadería como Señor Martín. La diferenciación es la base de la fidelización de los clientes.
  • El producto. El diseño atiende a la forma en que se empaqueta, se distribuye y se vende. Pienso en el éxito de las tecnologías plug-and-play, basadas en la sencillez. El usuario solo tiene que abrir el paquete y utilizarlo, sin otros intermediarios. Lo mismo podemos pensar de IKEA. La empresa sueca reconoce que sus tableros están diseñados para poder ser transportados sin demasiadas complicaciones en un vehículo medio. Igualmente, se levantan en casa o en la oficina sin problemas.
  • La web. ¿Has entrado en la web de tu propia pyme con ojos de cliente? Comprueba que el diseño es amable, limpio, de fácil acceso e intuitivo. Cinco principios rigen la usabilidad: que sea de carga rápida (menos de 5 segundos), simple (sin tortuosos caminos para encontrar lo que se busca), que se pueda encontrar en buscadores, que sea accesible a la mayor parte de la población objetiva (haz la prueba con un amigo o un familiar) y que esté actualizada. Contrata los servicios de un profesional del diseño web para que tu página cumpla los mínimos establecidos. De hecho, si ya cuentas con un profesional, pídele un análisis de tu web en los dispositivos móviles. Es el siguiente nivel.
  • La tienda. Es un espacio preferente para la innovación y el diseño. ¿Has considerado las necesidades del cliente cuando entra en el punto de venta? ¿Has abierto la red wifi para que realicen las consultas oportunas antes de ejecutar la compra? Reorganiza los espacios para que el cliente se sienta cómodo y permanezca todo el tiempo que sea necesario. Esto mismo vale para otros espacios como las ferias comerciales. En el ámbito interno, el diseño del espacio de trabajo es fundamental para crear un buen ambiente, generar conversación o romper dinámicas preestablecidas.
  • El modelo de negocio. El uso de las metodologías basadas en el diseño nos puede abrir algunas puertas. El design thinking o el lean start up ofrecen soluciones innovadoras, que pueden plantear formas diferentes de pensar. Roger Martin es un autor de referencia, pero en España también tenemos otros autores como Néstor Guerra, que han adaptado estas ideas a nuestro entorno. Hay que hacer un prototipo, precisamente para colocar el producto rápido en el mercado, valorar las reacciones y adaptarlas a las necesidades reales de los clientes.

En síntesis, el valor del diseño depende de numerosos factores, según el sector económico al que se dedique tu pyme. Suele significar la correcta combinación de tecnología y arte. Si estás empezando, aprovecha el diseño para diferenciarte desde el principio. Incluye el diseño en tu apuesta como parte del mensaje para los clientes y los inversores. Pienso en la creciente necesidad de visualizar datos e informaciones complejas. El periodismo y la ciencia médica requerirán diseño en la forma de narrar sus historias.

Si tu negocio está consolidado, piensa en el diseño como una vía para la reinvención. También es una excusa para la innovación. Invita a un diseñador a pensar tu negocio, pregunta cómo resolvería ese problema o demanda concreta. Y a ver qué pasa.

¡Ánimo y a trabajar!

Foto: @geishaboy500, distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0

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