Preguntas que fomentan la creatividad

Guzmán López    21 agosto, 2012

Cuentan que hace muchos años un maestro y sus discípulos se encontraban reunidos en un bosque aprendiendo y reflexionando sobre el Zen. En un momento dado, el maestro extendió sus manos, aplaudió y exclamó: «Bien, este es el sonido de dos manos, pero ¿cuál es el sonido de una sola mano?» Todos se quedaron bloqueados, sin poder probar con respuesta alguna. El problema parecía no tener una solución lógica, racional.

Y precisamente de eso se trata. Lo que el maestro Zen acababa de hacer era formular una pregunta en forma de koan. Un koan es una pregunta-problema aparentemente absurdo que el maestro plantea a sus discípulos con el fin de comprobar sus progresos. Para resolverlo es necesario salir de la lógica y de los convencionalismos y prejuicios a los que estamos sometidos. Una vez metido en ese proceso el propio koan ayuda a entrar en un proceso de meditación profunda.

La filosofía oriental se ha nutrido de esta herramienta durante cientos de años para solucionar viejos problemas con nuevas respuestas. Pero también aquí, en occidente, genios como Leonardo Da Vinci o Albert Einstein comprobaron la gran utilidad que tienen ciertas preguntas para estimular la creatividad. Este último, por ejemplo, se planteaba cuestiones tan aparentemente absurdas como la de “¿qué ocurriría si me subiese a lomos de un rayo de luz?”. Cuentan que gracias a esas preguntas pudo dar con las primeras ideas de su teoría de la relatividad.

Pero ¿por qué las preguntas nos hacen ser más creativos? Todo tiene que ver con la rutina. Conforme nos vamos acostumbrando a algo, vamos también dejando de pensar en ello. ¿O acaso pensamos cada mañana en cómo nos atamos los zapatos o cómo llegar al trabajo? Cuando nos preguntamos sobre algo cotidiano con cuestiones novedosas, desde otra perspectiva, nuestros patrones habituales de pensamiento se tambalean por un momento y es cuando empiezan a surgir nuevas ideas. Por ello se dice que la calidad de nuestro pensamiento está en la calidad de nuestras preguntas.

Algunas técnicas que nos ayudan a entrenar este hábito son las siguientes:

1. La regla de los 5 «porqués»

Según esta técnica, si nos preguntamos cinco veces el porqué de algo, se acabará solucionando o al menos entendiendo mejor el origen del problema. Un ejemplo de cómo Toyota lo utilizaba es el siguiente:

  •  Problema: Mi coche no arranca.
  • ¿Por qué no arranca? Porque la batería está muerta.
  • ¿Por qué la batería está muerta? Porque el alternador no funciona.
  • ¿Por qué el alternador no funciona? Porque se rompió la cinta.
  • ¿Por qué se rompió la cinta? Porque el alternador está fuera de su tiempo útil de vida y no fue reemplazado.
  • ¿Por qué no fue reemplazado? Porque no estoy manteniendo mi coche de acuerdo con las recomendaciones del fabricante.

2. El arte de preguntar

Alex Osborn, el creador del mítico Brainstorming, también desarrolló esta técnica que consiste en hacerse todo tipo de preguntas acerca de un problema o situación. Las preguntas van desde el ¿por qué? al ¿cuándo?, pasando por ¿para qué?, ¿es importante?, ¿tienen que ser todos?, ¿cuántas veces?

Si lo que queremos es saber cómo incrementar la motivación de los trabajadores, podemos hacernos cuestiones como: ¿Cuándo están motivados? ¿Por qué aumentan su motivación? ¿Todos se motivan? ¿Por cuánto tiempo están motivados?

Todo ello hace que recopilemos más información sobre nuestro foco y nuestras ideas se incrementen.

3. SCAMPER 

Técnica que con su propio nombre nos pretende recordar las preguntas que nos debemos hacer ante un problema u objetivo que se debe resolver. Cada letra es la primera de una serie de cuestiones concepto que debemos aplicar.

«S» para Sustituir, « para Combinar, « para Adaptar, « para Modificar, « para Poner-le otros usos, « para Eliminar, « para Reorganizar.

Las preguntas inteligentes nos hacen replantearnos aspectos que nunca están expuestos a duda, a reflexión. Por ello las personas creativas se las hacen constantemente. ¿Cuál fue su mejor pregunta hoy?

 

Foto @Colin_K, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

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