Blinda tu tienda frente a la pérdida desconocida

Raúl Alonso    21 agosto, 2012

España es el cuarto país en el que más aumentó la pérdida desconocida en el comercio durante 2011. Pero… ¿qué es la pérdida desconocida? Con este eufemístico nombre los expertos se refieren a los pequeños hurtos en tienda, o no tan pequeños, ya que pueden ascender al 1,4% de las ventas anuales.

La pérdida desconocida es la diferencia entre el stock real de un comercio y el que debería tener. Un resto que puede poner en peligro la viabilidad del negocio en un momento en que los márgenes comerciales tienden a contraerse peligrosamente en busca de la ansiada competitividad.

En España el 50% de esa pérdida desconocida se atribuye a pequeños hurtos realizados por los clientes; el 30% -y va en aumento-, lo realizan los propios empleados; el 15% se atribuye a los distribuidores; y el 5% a errores internos. Datos que figuran en el Barómetro Mundial del Hurto en la Distribución que realiza periódicamente la empresa Checkpoint System. Esta empresa estima que solo durante los meses estivales el comercio español perderá 77 millones de euros por este concepto.

Desde 1.500 euros

Levantar barreras para disuadir a los amigos de lo ajeno no parece tan complejo. Es obvio que lo mejor es ponerse en manos de un experto, y vaya como dato orientativo que el coste de un kit antirrobo para el pequeño comercio puede ascender a unos 1.500 euros, aunque las soluciones tecnológicas y logísticas (sin olvidar que también los presupuestos) del mercado son infinitas. De hecho los circuitos cerrados de televisión y los arcos o antenas de radiofrecuencia hace tiempo que dieron el salto de la gran distribución al pequeño comercio.

Uno de los errores en los que suelen incurrir los comerciantes es, precisamente, no incluir las estimaciones de seguridad en su presupuesto del business plan. Sin duda sería la mejor forma de digerir el coste, del mismo modo que se hace, por ejemplo, con los gastos de personal.

Lo más robado

Otro punto que se debe tener en cuenta es que cualquier mínimo de seguridad es efectivo, ya que cuando el ladrón ve una mercancía protegida duda sobre si las demás también lo estarán, lo que es muy disuasorio.

También es muy útil identificar qué productos son los más deseados, ya que está claro que algunos resultan mucho más sexys a los amigos de lo ajeno. Cuchillas de afeitar, preservativos, moda, perfumes y cosméticos encabezan este ranking. Del mismo modo, hay que tener en cuenta la estacionalidad, no se roba lo mismo en invierno que en verano, cuando las gafas de sol y las cremas protectoras pasan a ser muy deseadas. Ubicar estos productos en nuestra tienda en un lugar más seguro servirá para reducir los hurtos, igual que establecer sistemas de control en los probadores y vigilar las salidas de emergencia.

Presunción de inocencia

Una vez identificados los productos más susceptibles de hurto, se pueden etiquetar con sistemas de seguridad, evitando hacerlo en toda la mercancía. Unas etiquetas que nunca se deben desprender delante de los clientes y sí desactivar tras su venta, ya que podríamos crear un problema a nuestro cliente si entra en otro establecimiento comercial. Por eso es tan importante que cuando suena la alarma de un arco de seguridad, prime la presunción de inocencia, una norma que deben tener muy clara todos nuestros empleados.

¿Y cuando se pilla al ladrón? Esa decisión la debe tomar el comerciante teniendo en cuenta factores como la afluencia de público a esa hora o el tipo de producto.

 

Foto @highwaycharlie, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

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