Por qué fracasan algunas ‘startups’

Fátima Martínez    9 octubre, 2013

En los últimos años en España ha habido una gran proliferacion de startups, en unos casos por moda y en otros muchos debido a la crisis que azota el país ya que, ante la falta de empleo, muchos profesionales han visto una puerta abierta hacia un futuro prometedor, que al final en el mejor de los escenarios está siendo incierto y en otros desgraciadamente ha terminado por quebrar el éxito soñado.

«Startup es una organización humana con gran capacidad de cambio, que desarrolla productos o servicios, de gran innovación, altamente deseados o requeridos por el mercado, donde su diseño y comercialización están orientados completamente al cliente. Que opera con costos mínimos, pero obtiene ganancias que crecen exponencialmente, que mantiene una comunicación continua y abierta con el cliente y se orienta a la masificación de las ventas, aprovechando la comunicación que nos brinda Internet y sus plataformas» (Wikipedia).

Crear una startup no es tarea fácil, se requiere no solo una inversión económica que soporte el desarrollo de la misma, sino también de talento y capital humano (como reza su descripción), capaz de diseñar un Plan de Negocio coherente y posteriormente llevarlo a la práctica con honestidad, rigor e inteligencia.

Hemos de medir cada eslabón de la cadena que hará posible un negocio estable y en esto es parte fundamental no solo un buen proyecto,  sino el producto resultante que queremos poner en valor.

Si tenemos capital económico y contamos con un buen capital humano pero el producto falla, la quiebra de la empresa está asegurada.

Pero vayamos por partes.

¿Por qué fracasan algunas startups?

  1. El Plan de Negocio contempla unos gastos inferiores a los que en realidad se generan y unos ingresos que no se llegan a generar.
  2. El calendario establecido se retrasa por problemas de producto y por tanto se producen mayores gastos y menores ingresos.
  3. Las herramientas de producción del producto o los proveedores fallan y lo que vendemos tan solo es humo, porque realmente nunca llega a funcionar correctamente.
  4. No sabemos definir el perfil profesional de los empleados que necesitamos y, por tanto, nos equivocamos a la hora de elegir a las personas que ocuparán los puestos clave.
  5. Como somos una startup y los costes han de ser mínimos, aplicamos a los empleados salarios extremadamente reducidos, muy por debajo de la valía del candidato. Así, el profesional que ocupe el puesto no se sentirá muy valorado y su implicación no será la misma.
  6. Contratamos becarios para realizar trabajos que requieren experiencia previa.
  7. Colocamos en puestos directivos a los accionistas de la empresa. Craso error, si no son buenos profesionales, no podremos cambiarlos y el negocio se hundirá.
  8. Falta de entendimiento entre los socios capitalistas.
  9. El equipo de trabajo se desmotiva por múltiples promesas incumplidas por parte de la gerencia de la empresa (contratos que no se llevan a la práctica, imposibilidad de conciliar la vida laboral y la profesional, ascensos o incrementos salariales que nunca llegan, falta de rigor en la toma de decisiones…).
  10. No hemos contemplado un Plan de Comunicación on/off para dar a conocer nuestra empresa, producto o servicio, y acercarnos a nuestro público objetivo. Por ciencia infusa será imposible conseguir que nos conozcan, nos respeten y se decidan a comprar o utilizar nuestro producto.
  11. Pensamos que los errores cometidos siempre son de algún miembro del equipo, pero en ningún caso asumimos que el fracaso puede ser fruto de nuestra propia incompetencia.
  12. Nos comprometemos con los clientes en un resultado de producto que somos incapaces de cumplir.
  13. Queremos ganar dinero desde el primer día.

Podríamos seguir añadiendo motivos, que los que hayan trabajado en una startup conocen bien, pero realmente los puntos anteriores son fundamentales para que una empresa fracase.

Intentar sacar un negocio adelante y que finalmente no llegue a buen puerto es un gran aprendizaje para volver a intentarlo. Al menos si analizamos el porqué, sabremos solucionar el cómo hacerlo bien la próxima vez.

Por tanto, quedémonos con las siguientes premisas que serán fundamentales a la hora de proyectar un nuevo negocio:

  • Medir los tiempos es francamente importante. Por tanto, tengamos prevista una mayor inversión desde el principio.
  • Prolongar la viabilidad de la empresa con periodos más largos, pensando que tendremos que aguantar más tiempo hasta que llegue a ser rentable.
  • Realizar una selección de personal acorde con las necesidades de los puestos requeridos, sin «enchufes ni amiguismos» que nos pueden costar caros; necesitamos buenos profesionales con sueldos acordes con su experiencia profesional, no amigos para pasar el rato entretenidos.
  • No dejemos nuestras empresas en manos de proveedores externos, que además en muchos casos ni siquiera están en España. La comunicación será complicada, los problemas tardarán más en solucionarse y finalmente la responsabilidad quedará diluida.
  • Asumamos nuestros propios errores intentando solucionarlos y no hagamos siempre responsable de los mismos a otros.
  • Creemos un buen producto, porque es la base de nuestros ingresos y nuestra reputación.

Y sobre todo creemos, motivemos y tratemos bien a nuestros equipos. El verdadero valor y el éxito de una empresa está en las personas que trabajan en ella.

Un magnífico proyecto puede irse al traste tan solo porque no se han sabido tomar las decisiones correctas en el momento adecuado.

Imagen @anieto2k, distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0

Comentarios

  1. Gracias Fátima. tu post me ha permitido conocer el alcance de esta figura «startups» la cual llevo oyendo por ahi sin saber muy bien que es?

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