Estimula el pensamiento crítico

Juan Luis Manfredi    29 noviembre, 2013

Vivimos en un tiempo complejo. Tenemos más acceso a la información y a las redes que nunca. Podemos leer informes económicos, previsiones de las grandes instituciones, estudios sociológicos y todo tipo de documentos sobre cómo será el futuro de nuestra actividad económica. Pero esta multiplicidad y diversidad de fuentes no nos asegura que nuestra pyme pueda competir mejor. Ante la avalancha de información, es recomendable potenciar una competencia concreta: el pensamiento crítico y la capacidad de evaluar lo que está sucediendo en el entorno. Una de las causas del fracaso de las pymes es pensar aquello de «a mí no me va a pasar» o «eso de las tecnologías no me afecta». Cuando hablo con el dueño de un negocio y empieza así su argumento, sé que su empresa es candidata a ser superada por una pyme disruptora.

Entiendo por pensamiento crítico la competencia de saber analizar la información, conocer el entorno en el que se desarrolla una actividad, valorar los posibles escenarios de futuro, entender los procesos económicos, elaborar una propuesta concreta y ser razonablemente innovador en la solución de los problemas.

En el caso de los universitarios, el mercado laboral ya nos indica que es necesario apuntalar ésta y otras competencias profesionales. No es una cuestión de contenidos académicos, sino de cómo se aplican para solucionar los nuevos problemas competitivos.

La pregunta ahora es cómo desarrollar estas habilidades en la pyme. Propongo cinco pasos para desarrollar esta competencia. Espero que te ayuden a «pensar fuera de la caja», una traducción un poco mala de out of the box thinking.

1. Identifica el problema que te preocupa. Todas las pymes se enfrentan a algún tipo de problema. Puede ser un asunto relacionado con los pedidos, la forma de pagar a los proveedores, la ubicación del negocio, la reducción del número de clientes o cualquier otro. No busques la causa: analiza únicamente qué está perjudicando tu negocio con la mayor objetividad posible.

Responde a la pregunta «qué sucede en mi negocio». Deberían bastarte dos líneas para contestar… aunque hayas leído decenas de documentos. Huye de la simplificación, pero focaliza el problema.

2. Recoge la información. Pregunta a los clientes. Pregunta a los proveedores. Pregunta a los distribuidores. Pregunta a los empleados. Si no recibes la información por diversas fuentes, seguramente obtendrás un retrato parcial del problema. En periodismo esto se denomina la doble comprobación (double check). Te tomará tu tiempo, así que empieza cuanto antes. Evita las falacias de todo tipo: que una cosa suceda después de otra no significa que haya causalidad. Puede ser solo correlación. Que algo te guste a ti no implica que sea el comportamiento más común. Y así sucesivamente.

En el proceso de recogida, utiliza las fuentes que conoces (Google), pero también las menos empleadas. Recurre a las universidades y a sus profesores: nunca una relación académica pudo ser tan fructífera. Lee los libros blancos que se publican en asociaciones, instituciones, sindicatos o foros profesionales. Asiste a congresos. Aprende a escuchar.

3. Evalúa cada elemento del negocio. Te recomiendo aquí que no caigas en la miopía del marketing. Identifica cuáles son las necesidades de los clientes (proveedores o quien corresponda), antes que las características de tu producto actual. Determina cuáles son las necesidades que quieres cubrir, identifica los públicos a los que te diriges y luego diseña el producto o servicio. Queremos mejorar tu pyme, no una actividad puntual. Para recuperar una venta puntual, elige una herramienta de tu marketing mix.  Dibuja diferentes escenarios de trabajo para valorar los aspectos positivos y negativos de cada elemento.

Te sugiero que lo escribas en un papel y no en una pantalla digital. A menudo, las ideas fluyen mejor con un bolígrafo en la mano. Visualiza la información de forma sencilla: aspectos positivos y negativos, flujos, datos o posibles factores exógenos.

4. Considera las alternativas. Y sus consecuencias. Y sus externalidades. Huye del pensamiento simple: si cambias de proveedor, de local o de distribuidor, vas a enfrentarte a nuevas situaciones. Cuenta con una curva de aprendizaje que ya te adelanto que te costará dinero. Igualmente, existen otros intangibles (la confianza o el reconocimiento de marca) que tardan en cuajar.

No existe una solución única y válida. En ciencias sociales, y emprender entra dentro de esta categoría, nada responde a una única causa. Por eso, tienes que considerar las opciones que hay, dotarlas de contenido y tomar una decisión.

5. Implementa la solución. Olvida los costes hundidos. Si has decidido cambiar de local, cerrar una línea de negocio o  probar con un nuevo distribuidor, adelante con la decisión. Si has seguido estos pasos, si te has adelantado a las posibles contingencias, si sabes que el plan B fallará, puedes estar tranquilo. No se trata de buscar culpables y «yo ya lo dije», sino de estar seguros del método de selección de las ideas más oportunas para tu negocio.

Lo más sencillo en la pyme no es acertar. Se innova para perder dinero, porque si todos acertáramos a la primera… Lo más importante es adquirir esta competencia para que cuando tengamos que buscar alternativas y ejecutarlas, tengamos la seguridad de haber evaluado los pros y los contras. Al menos, tengamos recorrido ese camino antes de lanzarnos al vacío.

¡Hasta la semana que viene!

Imagen @wadem, distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0

 

Comentarios

  1. Sólo encuentro una contradicción: si eres un líder capaz de realizar los puntos 2, 3 y 4, significa que tu pyme no tiene ningún problema, con lo que el punto 1 no es posible y el 5 deja de tener sentido.
    Algo falta entre el punto 1 y el 2…
    ¡Muy buen artículo!

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