¿Cómo pasar de una gran idea a un buen negocio?

Mar Carpena    10 diciembre, 2021
Cómo convertir una idea en un negocio

Esta es la pregunta del millón: ¿cómo convertir una idea en un gran negocio?. Muchos son los emprendedores a quienes les gustaría saber responderla. Y aunque no es fácil y dependerá de muchos factores, lo cierto es que hay algunas claves que conviene tener en cuenta.

Así al menos lo refleja el informe de la consultora RSM Spain, en colaboración con GFK, y que bajo el nombre “El sector emprendedor español en primera persona” profundiza sobre cómo un emprendedor es capaz de transformar una idea en una compañía con una facturación millonaria con unos ritmos de crecimiento superiores al 20% mensual, al tiempo que transmite una cultura de empresa única y atrayendo al mejor talento del mercado.

Para ello, el informe ha contado con la colaboración de nombres de startups tan conocidas y exitosas como Colvin, Wallapop, Bipi, Monei o Bodas.net y, partiendo de sus respuestas entre las de otras empresas españolas, revela las diez claves del éxito.

Decálogo para convertir una idea en un buen negocio

La primera es básica y casi se debería dar por hecho: es necesario tener una buena idea. Pero no basta. Para que el producto o servicio tenga éxito, es esencial también identificar un segmento o nicho de mercado donde existan necesidades claras sin satisfacer y donde la idea pueda calar y crecer rápidamente.

Muy en línea con esta primera clave, encontramos la segunda: Poseer una visión clara y ambiciosa de adónde se quiere llegar. La compañía debe nacer con un propósito, un objetivo. Ser capaz de responder a preguntas como: ¿Qué queremos llegar a ser? ¿Qué problema deseamos resolver?

En tercer lugar e igualmente relevante es elegir correctamente el momento para salir al mercado. Como señala el informe, “de nada vale tener una gran idea si nadie la comprende. El ecosistema debe moverse en la misma dirección que el proyecto”.

Adelantarse podría hacer que el mercado no entendiese el servicio o producto y, por lo tanto, no lo comprase. En el otro lado de la balanza, si llegamos tarde, la competencia sería ya feroz y nos pasaría por encima.

Una estrategia clara pero flexible

La cuarta clave del éxito es una obligación: hay que contar con una estrategia desde el principio. Analizar en profundidad a la competencia y aprovechar sus debilidades.

En quinto lugar, ser flexibles. Es esencial, como señala el punto anterior, contar con una estrategia clara, pero eso no implica que esta sea un axioma intocable. “Hay que tener claro por qué nace la empresa, qué problema soluciona y cómo lo va a hacer. Pero la estrategia debe ser flexible para adaptarse a las circunstancias cambiantes y permitir a la startup continuar con su crecimiento”.

Flexibles para adaptarse a los cambios y hacerlo de forma ágil es la sexta clave. El emprendedor debe ser rápido, adaptarse y solucionar los problemas que vayan surgiendo. “El concepto de pivotar tiene como objetivo ir perfeccionando la idea o la estrategia para hacerla cada vez más cercana a lo que quiere y aceptará el mercado objetivo”, aseguran.

La siguiente clave del éxito tal vez sea la más importante de todas o, al menos, la más básica: las personas. Sin un buen equipo, pocas son las ideas que llegan a buen puerto. Por ello, es estratégico retener y atraer el mejor talento.

La octava clave podría resumirse con el siguiente refrán: “Zapatero, a tus zapatos”. Y es que, desde RSM, aconsejan ser un experto en el sector. “Crear una empresa desde cero es lo suficientemente complejo como para, al mismo tiempo, tener que aprender todo sobre el negocio en el que se desea emprender”.

Conseguir financiación

Y cómo no, llega el momento de hablar de uno de los mayores quebraderos de cabeza a la hora de poner en marcha una empresa: el dinero.

Por eso, para convertir una idea en un negocio de éxito, muchos emprendedores necesitan acudir a un fondo de inversión o un venture capital. No solo será importante encontrarlo, sino sobre todo que dichos inversores proporcionen libertad para trabajar en el proyecto. “Conseguir mantener el control de la empresa, especialmente en la fase inicial, da a los emprendedores una libertad fundamental durante las primeras etapas”.

Llegados al último punto o a la clave número diez del éxito, a muchos les sonarán estos conceptos: persistencia y resiliencia. Perseverar y no desistir al primer golpe forman parte del ADN del emprendedor, al tiempo que saber levantarse y adaptarse a cualquier nueva circunstancia.

Por ello, desde RSM afirman que, aunque todavía nos encontramos en un entorno en el que impera la imagen negativa del empresario y se juzga socialmente a quien fracasa en el intento, esta idea poco a poco va cambiando.

Y en esa línea positiva, el informe de RSM también revela que estamos en un momento positivo, de madurez del ecosistema emprendedor en nuestro país, con nuevas herramientas institucionales, como la reciente Ley de Emprendedores y con cada vez más personas con una mayor inclinación a desarrollar proyectos propios o trabajar en una startup.

Desafíos para conseguirlo

Sin embargo, aún existen claros desafíos que resolver, como la lenta y complicada burocracia o la falta de apoyo económico por parte de la banca tradicional. “Los bancos están totalmente fuera de la ecuación, bien por ser competidores directos de las ideas que necesitan financiación, o porque no comprenden la dinámica de una startup”, afirman desde RSM.

Frente a ellos, desde la consultora afirman que actualmente es posible encontrar en la financiación pública un gran aliado, a través de entidades como Enisa, préstamos ICO o, más recientemente, los fondos Next Generation.

En definitiva, montar un negocio en España es hoy infinitamente más sencillo que hace diez años, pero el camino por recorrer sigue siendo largo y difícil.

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