Cinco cosas que he aprendido de la campaña de Obama

Juan Luis Manfredi    9 noviembre, 2012

Bueno. Ya pasó. Todo el mundo ha visto alguna imagen o ha recibido un tuit de la campaña de Barack Obama. No me extraña, ya que su mensaje «Cuatro años más», acompañado de una fotografía suya abrazando a su mujer Michelle Obama, es el más retuiteado de la historia (de momento, claro).

He analizado la campaña a vuelapluma y creo que las pymes pueden extraer por lo menos cinco lecciones para su estrategia empresarial:

 

  1. Apunta, afina y crea tu estrategia. Entre otras razones, Obama ha ganado por el apoyo de los hispanos, los jóvenes y las mujeres. Son tres grupos de interés diferentes a la mayoría tradicional de la sociedad norteamericana. Los candidatos, hasta 2008, apenas atendían sus demandas, pero Obama ha escuchado y puesto en valor sus necesidades. ¿Podría estar pasando esto mismo con nuestro negocio? En marketing, denominamos esta acción la búsqueda de nuevos océanos azules. Consiste en la creación de nuevos espacios o mercados donde no hay competencia. Es la empresa quien crea la demanda de un producto o servicio, por lo que tiene la capacidad de dirigir el crecimiento, innovar rápidamente y olvidarse de lo que hacen los demás. ¿Has pensado si tu pyme está compitiendo por las minucias de un mercado saturado cuando podría crear otros nuevos?
  2. Profesionaliza la gestión de la información. Existen numerosas bases de datos de clientes para realizar campañas de e-mail marketing, pero no se trata de eso. La campaña nos enseña que la gestión de la información puede ser una fuente de ventaja competitiva. Ben LaBolt, uno de los portavoces oficiales, ha llegado a asegurar que los big data son el equivalente a los «códigos nucleares», por su capacidad para transformar la estrategia de Obama. Aprovecha la ola de los big data para buscar nuevos nichos, mantener una relación continua con los clientes y proveedores, revisar la estrategia de distribución y comercialización y, sobre todo, innovar en la forma de relacionarte con ellos, ofrecer nuevos servicios y extraer conclusiones.
  3. Atiende a cada cliente, distribuidor o proveedor como si fuera el único que tienes. Los colaboradores de la campaña fueron los primeros en recibir un mensaje de agradecimiento por su ayuda. Claro que era un mensaje preparado, pero la sola atención previa al baño de masas demuestra que el presidente electo sabe dar las gracias y crear una relación especial. Estoy convencido de que las bases han agradecido ese minuto especial de dedicación antes que cualquier mención en el escenario. ¿Has personalizado tu relación con los clientes o bien mantienes un correo electrónico genérico con las ofertas que no le interesan? Si es así, tus mensajes no serán bien recibidos. Cambia de estrategia y crea mensajes únicos, de acuerdo con las preferencias, las tendencias de compra, las recomendaciones recibidas y otras variables similares.
  4. En redes sociales, el éxito de Obama no es casual. El magnífico análisis que publica Yorokobu revela cómo el equipo del presidente ha cuidado el estilo, el lenguaje y el storytelling, la calidad fotográfica, la dirección de arte o el uso de infografías. Mención especial merece Twitter, que ha sido uno de los ejes para reforzar el voto y el compromiso con la campaña. El 6 de noviembre mi timeline se llenó de mensajes del tipo «Haz RT si ya has votado por Obama» procedentes de mis amigos de Estados Unidos. La lección que extraigo es que en cada medio social hay que utilizar sus ventajas, su lenguaje y sus redes. No podemos emplear Facebook como una valla publicitaria ni Twitter como un canal unidireccional. Observa los pantallazos de campaña y aprovecha sus ideas para pensar las tuyas.
  5. Ilusiona y sé un líder. Obama ha demostrado que tiene la capacidad de ilusionar y liderar a buena parte del electorado. Más aún, es capaz de mantener la llama encendida en el equipo de voluntarios, posibles votantes y profesionales de la campaña cuando las encuestas ponían en duda su victoria. Por eso, les dedica tiempo y espacio, les cede protagonismo en fotografías y les pone en el corazón de la estrategia. ¿Has dedicado recientemente tiempo a tus empleados? Ellos son el motor de la pyme, por lo que estará muy bien que les animes y les cuides en todos los sentidos. Un momento de atención, un correo electrónico o una llamada de teléfono pueden ser más valiosos que cualquier otra acción suelta. Prueba y verás.

 

Foto @loop_oh, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

Comentarios

  1. Sobre una campaña que se gana por una diferencia de votos tan mínima, cuesta decir que haya factores brutalmente decisivos en diferencia al candidato contrario: es decir, la otra campaña tampoco tuvo que estar tan mal enfocada.

    Aun cuando, efectivamente, en acciones grassroots no hay color entre las dos campañas (y ahí entran las redes sociales), los analistas que están yendo más allá de los datos en bruto sugieren que, por ejemplo, el voto latino se ha ganado más por un problema ideológico que demográfico: los hispanos son muy tradicionales con la familia, religiosos y generalmente contrarios al aborto. Lo que les inclina a votar demócrata es la política de inmigración. Si los republicanos dan un giro en la forma de resolver los asuntos migratorios, podrían recuperar bastiones perdidos por el efecto demográfico – este sí – del incremento de población (no sólo aumentan por el flujo migratorio – aunque esos no votan – sino que tienen más hijos y lo están haciendo en los estados tradicionalmente demócratas y en estados tradicionalmente «blancos», como está pasando en Colorado).

    Hay más ejemplos. Y una prueba de que no es tan simple, me parece a mi, reside en el voto para congreso y senado: a los demócratas les ha costado mantener el senado y los Republicanos conservan una buena mayoría en el congreso. Cierto es que se renuevan parcialmente en periodos distintos, pero reflejan una realidad más conservadora de lo que pinta la prensa española. Lo mismo puede decirse cuando se analiza el voto para gobernadores de los estados y sus respectivas cámaras. Lo que sugeriría que no son campañas, las de sus respectivos candidatos, tan mal pensadas.

    En definitiva, y teniendo en cuanta la cantidad de aspectos azarosos de unas elecciones, sobre todo en márgenes tan estrechos, que se me hace difícil pensar que sólo el ganador ha tenido una estrategia bien diseñada y que sea muy diferente de la del perdedor en términos de habilidades aplicables al entorno empresarial. De hecho, cabría decir que donde yo creo que se encuentran las grandes lecciones de las campañas americanas reside en el conjunto del sistema: de cómo se trabaja para recaudar el dinero para los candidatos, de cómo asignar recursos en función de la demanda que tienes (no se gasta apenas en estados que no puedes ganar), del uso de las técnicas de investigación social, de la organización de eventos, etc. etc.

    Por todo lo demás, un candidato tiene que elegir opciones pues es imposible contentar a todos. Y el ganador ha conseguido movilizar de modo suficiente (y eso no estaba muy claro antes de Sandy) los votos de los grupos más dispuestos a apoyarlo en los estados y condados donde tienen la capacidad de marcar una diferencia que cuente para las particularidades del sistema americano, donde al presidente no le elige la mayoría de votos, sino el colegio electoral con los representantes de cada estado. Salvo en Maine, y no recuerdo ahora si algún otro, «the winner takes it all» por lo que es posible ganar las elecciones en voto y perderlas en el colegio electoral: eso le pasó a Al Gore.

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