Retos y expectativas de las empresas ‘fintech’

Pablo Blasco    17 noviembre, 2016

En unos años las plataformas fintech han logrado tensionar el sempiterno y tradicional negocio bancario, están ya en el mainstream de la revolución digital y aspiran a ser las protagonistas de la próxima década.

En poco más de tres años han surgido en España un grupo de proyectos que pretenden socavar el negocio bancario vigente ya desde hace varias décadas y erosionar su posición en el mercado en base a dos premisas fundamentales: la experiencia de usuario y la agilidad en la forma de competir.

 

¿Qué son las plataformas fintech?

La definición sobre qué es fintech (apócope surgido del término financial technology) todavía no está clara. En palabras de Philippe Gelis, CEO de la multinacional fintech Kantox, “son compañías que emplean la tecnología para construir modelos de negocio disruptivos en la industria financiera”.

Según el informe publicado por la consultora Axis Corporate y EFMA (Asociación Bancaria Europea), las empresas fintech están compitiendo en los servicios más rentables para la banca tradicional. El estudio también destaca que en el último año, este nuevo sector ha atraído unos 12.370 millones de euros de inversión en el mundo.

Aunque el cambio no sólo se está produciendo en el negocio bancario tradicional, es una transformación aplicable a toda la industria y a su cadena de valor.

Tal es el impacto previsto que uno de los mayores bancos del mundo realizó un análisis de potenciales vulnerabilidades en su cadena de valor y llegó a la conclusión de que existían unos cuatro mil puntos en los que el negocio se podría ver amenazado por este cambio.

En España existen unas 180 startups registradas bajo esta denominación y se espera que este ritmo siga creciendo derivado de la entrada de inversores privados en varios proyectos fintech.

Los segmentos en que las startups están trabajando, además del ya popularizado crowdfunding, son: crowdlending (préstamos entre particulares y empresas), transferencias financieras y pagos móviles, divisas, financiación al consumo, gestión de las finanzas personales, monedas digitales, blockchain y los denominados neobanks (bancos completamente digitales en el modelo de negocio, en su cultura empresarial y en la experiencia del cliente).

Muchas de estas fórmulas están funcionando ampliamente en países como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá o Israel, en los que la legislación está adaptándose más rápido a las nuevas condiciones del mercado digital.

 

Reacción de la banca tradicional al modelo fintech

La reacción de la banca tradicional no se ha hecho esperar: adquisiciones de empresas fintech (nacionales e internacionales), alianzas para comercializar productos concretos, entrada en el accionariado de neobanks, creación de aceleradoras de startups, lanzamiento de aplicaciones móviles alejadas de la imagen del negocio tradicional y creación de unidades especializadas en tecnologías emergentes.

Este cambio en el enfoque estratégico tiene ya consecuencias visibles e inmediatas: despidos y cierre masivo de oficinas con el fin de aligerar los enormes costes de estructura. Un cambio de modelo que repercutirá ineludiblemente en un cambio en el negocio.

 

Retos y expectativas

En palabras de Fernando Cabello-Astolfi CEO de la startup Aplázame, “el negocio se encuentra en los 3.000 millones de euros que los bancos obtienen de las comisiones a sus clientes”.

Si analizamos los retos y expectativas que convierten a este sector en uno de los referentes de la transformación digital a nivel mundial, debemos analizar ambos lados de la ecuación “demanda-oferta”

Por el lado de la demanda, los cambios en los patrones de consumo y relación de los usuarios con las entidades, la necesidad de mejorar la cultura financiera y la democratización de la financiación.

Por el lado de la oferta, las aplicaciones, el tratamiento y compresión de los datos (big data y small data) y la generación de algoritmos predictivos.

En este sentido, retrasar la implantación del mercado digital europeo está limitando las posibilidades de crecimiento de muchas empresas frente a otros países como Estados Unidos, Japón o China. La existencia de legislaciones con marcado carácter local hace inviable que estos nuevos formatos en el mercado financiero puedan cruzar con facilidad las fronteras nacionales.

Banca y fintech son actores que mantienen puntos en común y a ambos les resta mucho camino para consolidarse. La banca tradicional debe enfocarse en agilizar sus procesos y centrarse en la experiencia de usuario, mientras que las fintech deben centrarse en generar confianza en el mercado, influir sobre el regulador y conocer mejor el mercado.

Y todo este proceso sucede mientras el mercado espera la entrada de los cuatro gigantes tecnológicos (Google, Apple, Facebook y Amazon).

 

Foto: pixabay

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