Dime si creas empleo y te diré qué pyme eres

Mildred Laya    3 enero, 2013

Poner en valor lo que produce, desarrollar aptitud competitiva, actitud hacia sus comunidades y competencias en comunicación, son elementos fundamentales para construir la reputación y la capacidad de influencia de una empresa.

Comunicar es tener aptitud para convencer y convencer es crear un entorno de confianza y credibilidad que facilita cualquier objetivo de una empresa: vender, posicionarse, crear marca, crecer o ser referente en algún aspecto. Es decir, construir la reputación.

Cuando las grandes empresas gestionan su reputación, la responsabilidad social corporativa es el timón. De ahí surgen pilares dedicados a la transparencia, medio ambiente, voluntariado y otros muchos proyectos que reflejan su interés por demostrar que dedican tiempo y recursos para mantener esa reputación y la sociedad se beneficie de ello.

En una pyme, el principal valor de su reputación está en su capacidad de ser rentable y crear empleo sostenible. Las empresas se crean para aportar valor a la economía y a la sociedad. Cuando ambos objetivos se cumplen es entonces cuando la comunicación tiene un rol esencial: trasladar información que refleje la solidez de esa empresa y dotarla de fortalezas que la harán cada vez más competitiva, con capacidad de influir en su entorno y con mayores oportunidades de crecimiento.

Hace algunos días, Dircom organizó en colaboración con el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, la jornada  “La comunicación y la responsabilidad social como elementos estratégicos para crear y mantener empleo”. Una sesión que abarcó desde temáticas como la importancia de la comunicación interna hasta el rol de autónomos y emprendedores. Vamos a resumir esas conversaciones entre instituciones y expertos en cuatro áreas:

Comunicar: aptitud para convencer

Según Carlos Sánchez Olea, vicepresidente de Dircom y creador de la metodología de Gestión del Convencimiento,  “para que la RSC aumente la elegibilidad de una empresa, es necesario proporcionar un conocimiento que emocione, que traslade aptitudes y actitudes propias de la organización, mediante la gestión conjunta de expectativas, percepción, reputación y posicionamiento público de la marca”.

En el caso de una pyme, Sánchez Olea destaca que “su principal valor es lo que produce: su contenido. Cuando una pyme tiene claro el valor que aporta, sus fortalezas y su ventaja diferencial entonces crea aptitud competitiva, conecta con la emoción que a su vez despierta el interés por lo que hace y es capaz de “convencer” a todos los grupos de influencia que movilizan su negocio, siempre y cuando tengan las competencias de comunicación necesarias para hacerlo”.

Para convencer a otros del valor que aportas, antes debes creértelo, sentirlo y demostrarlo.

No estamos solos

Y retomando la frase final: Si somos una pyme, un profesional autónomo o un emprendedor, la relación con nuestros grupos de influencia es directa, simple y más frecuente. Empleados (por pocos que sean), proveedores, colaboradores y clientes están vinculados por sus expectativas, intereses, compromiso, capacidades y resultados. Cada uno de ellos es una valiosa fuente de soluciones, ideas, propuestas, actitudes y aptitudes.

Crear sentido de pertenencia, celebrar logros, afrontar amenazas y errores, conformar equipos, no solo aplica a las grandes empresas. El concepto de cooperación se extiende y genera formas distintas de hacer las cosas y pymes con un nuevo modelo de cultura empresarial.

La cultura de una empresa, según Edgar H. Schein, «es un modelo de valores, creencias y actitudes que han surgido en un grupo de personas como resultado de enfrentar problemas de adaptación externa e integración interna y que han ejercido la suficiente influencia como para ser consideradas válidas y el modo correcto de percibir, pensar y sentir esos problemas. La responsabilidad y la comunicación son parte de la naturaleza humana y deben ser pilares de nuestras culturas”.

La fuerza de los autónomos

En la jornada Dircom,  los autónomos también se manifestaron, Soraya Mayo, secretaria general de la Federación nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), resaltó que  “los autónomos somos inconscientemente responsables” porque desde siempre hemos aplicado las prácticas que propone la RSC: fidelización del cliente, trato personal con los empleados o el respeto por el medio ambiente. Cada autónomo representa un modelo de empresa porque gestionan su organización, recursos, planificación y resultados.

Más de tres millones de autónomos en España continúan creando empleo incluso en épocas de recesión económica como la actual. Así, cada día se ponen en marcha más de 1.600 nuevos proyectos y el número de trabajadores contratados por autónomos ha crecido un 2,10% en términos interanuales, hasta los 791.612 empleos directos al cierre del tercer trimestre, según afirmó la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, en la clausura del VII Congreso Iberoamericano de Periodismo.

Capacidad de comunicar… y de influir

Enrique Alcat, director del Programa Superior en Gestión Empresarial y Dirección de Comunicación de IE y Dircom, destacó la importancia de la influencia en la comunicación: “Si las organizaciones empresariales (sea cual fuere su tamaño) comunican mal, influyen mal. Y si no comunican, no influyen”.

Alcat comenta en su libro «Influye, claves para dominar el arte de la persuasión» que «las nuevas redes sociales han conseguido derribar algunos muros y muchos mitos en las atalayas donde se encontraba quien ejerce el poder. La influencia se está democratizando y ya no es exclusiva de los grandes o los poderosos, sino a los que saben buscar la oportunidad de influir allá donde se encuentren sus objetivos”.

En este sentido, la directora de comunicación de CEPYME, Carlota Domínguez, comentó  “las nuevas tecnologías y las nuevas oportunidades que abre el mundo de la comunicación son una posibilidad para mejorar la competitividad de las pymes”.

Y como afirmó Marcos González, director general de Media Responsable, “los consumidores son cada vez más conscientes de lo que compran”. Compartir experiencia y referencia se ha convertido en el principal condicionante en la toma de decisiones. Cualquier persona que se relacione con tu empresa, sea leal y esté satisfecho o viceversa, es la mayor influencia para otros que puedan tener interés en lo que ofreces.

En general, las pymes tienen una asignatura pendiente y necesitan desarrollar competencias para comunicar, es decir, gestionar los elementos básicos que garanticen un auténtico impacto en sus resultados de negocio.

La capacidad de comunicar pasa por: tener portavoces preparados y formados, mensajes claros y transparentes, referencias reales, dirigirse a los públicos adecuados, utilizar los canales más eficaces, medir y escuchar al mercado a través de estos canales.

En resumen, comunicación y RSC para una pyme: Si aumenta su capacidad de convencer, más influyente será. Mientras más influyente sea, mayor será la oportunidad de crecer y crear empleo. 

 

Notas prácticas:

¿Por dónde empezar?: Diagnóstico de la reputación de una pyme

Para cerrar esta jornada, Isabel López Triana, socia directora de RSC de Villafañe y Asociados, presentó la Herramienta Dircom 2R, para evaluar la integración de la RSC en la gestión de la reputación y adaptada a la pequeñas y medianas empresas. “Es una herramienta online gratuita, útil y tangible que permite determinar el peso de cada uno de los indicadores (medioambientales, contribución a la comunidad…). Además, ofrece un diagnóstico final”.

Herramienta Dircom 2R: Integración de la RSC y la Reputación

Fotos: Dircom.org

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