Concentración de pymes, una salida para evitar el cierre

Mario Cantalapiedra    30 octubre, 2020
Concentración de pymes

Las empresas se asemejan a los seres humanos en cuanto a que se ajustan a un ciclo de vida muy parecido. Al igual que las personas, las empresas nacen, se reproducen y… mueren. Algo que por desgracia se hace patente en épocas de crisis como la actual con el coronavirus, donde gran cantidad de empresas está desapareciendo, especialmente en determinados sectores.

Sin ir más lejos, las previsiones de la Confederación Española del Comercio (CEC), que agrupa a pequeños y medianos comerciantes, estiman el cierre de cerca de 250.000 establecimientos para finales de 2020.

El coronavirus como catalizador de las concentraciones empresariales

En este contexto, cobran especial protagonismo los intentos de las empresas de crecer en el mercado de forma externa, tratando de aumentar su volumen de actividad o de reducir costes.

Para ello pueden fusionarse con otras compañías o adquirirlas. En el caso de la fusión, dos o más empresas se integran en una ya existente o de nueva creación, desapareciendo las demás.

Por su parte, en la adquisición, una empresa compra parte de otra u otras con el objetivo de ejercer su control sobre ellas, aunque en este caso ninguna llega a desaparecer.

En España estamos viendo concentraciones empresariales en distintos sectores. Destaca el bancario con la fusión entre Caixabank y Bankia y con la previsión de que haya más en los próximos meses.

Por regla general, estas operaciones se llevan a cabo ante la identificación en el mercado de situaciones externas a la empresa que le pueden afectar positivamente (oportunidades) o negativamente (amenazas).

En este momento, creo que pesan más las segundas, por lo que ganar tamaño puede significar para las empresas encarar mejor una crisis económica que ya es mayor de lo que se preveía inicialmente.

Modalidades de crecimiento externo

Según la posición que ocupen las empresas que se integran entre sí, podemos hablar de concentraciones horizontales, verticales o de conglomerado.

Concentración horizontal

La concentración horizontal se produce cuando se integran dos o más empresas que compiten en el mismo sector. Es el mencionado caso de la fusión entre Caixabank y Bankia.

En este tipo de concentraciones se aumenta el poder de mercado de la empresa que surge, reduciéndose al mismo tiempo el nivel de competencia en el sector.

Por ejemplo, la nueva Caixabank será la primera entidad financiera en el mercado español tanto por volumen de activos, como por número de oficinas y empleados.

Concentración vertical

La concentración vertical se da cuando se integran compañías que son proveedores y clientes en el mismo sector, pudiendo producirse “hacia adelante” o “hacia atrás”.

Cuando una empresa que comercializa café compra una planta productora de ese mismo producto (un proveedor), la integración es hacia atrás.

Por su parte, cuando una empresa refinadora de petróleo adquiere una estación de servicio (un cliente), la integración es hacia adelante.  

Con este tipo de integraciones, las empresas buscan reducir costes o garantizar el suministro.

Concentración conglomeral

Por su parte, la concentración conglomeral se produce cuando se integran empresas que compiten en distintos sectores. Por ejemplo, cuando una empresa farmacéutica se une a una constructora.

Mediante este tipo de concentraciones se diversifican los negocios de un grupo de empresas, tratando de lograr una mayor rentabilidad.

Una opción también para las pymes

Las concentraciones de empresas se suelen asociar con el mundo de la gran empresa, especialmente aquellas que saltan a los medios de comunicación y son ampliamente debatidas en las tertulias económicas.

No obstante, es una opción que también se puede y, me atrevo a decir, se debe contemplar desde la vertiente de las pymes.

En España tradicionalmente contamos con empresas muy pequeñas. Así, según los últimos datos del Informe “Cifras PYME” referidos al mes de septiembre y elaborados por la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, el 93,8 por ciento de las empresas son autónomos y microempresas que no superan los 10 trabajadores de media.

Sin perder la perspectiva de que el tejido empresarial dominante seguirá siendo de pymes en nuestro país, ganar tamaño medio para este colectivo puede suponer tener mayor capacidad de competir e innovar en el escenario económico que suceda a la pandemia.

En este sentido, creo que es importante que desde el seno de las pymes se esté muy atento a los movimientos de concentración que puedan existir en el mercado. Ante las graves dificultades que se presentan, continuar compitiendo de forma aislada puede que no sea una opción viable para muchas de ellas.

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