Claves para comunicar tras el coronavirus

Raúl Salgado    16 junio, 2020
Claves para comunicar tras el coronavirus

El escenario que ha dejado el coronavirus es, en muchos casos, desolador. Pero debemos reconstruir entre todos lo que teníamos. Y, para ello, el papel de la comunicación es clave.

Carolina Morales, directora de Ion Comunicación, destaca la responsabilidad de los comunicadores a la hora de generar confianza y allanar el camino hacia la recuperación económica y social.

“Las empresas tienen que ser actores responsables del cambio y trasladar interna y externamente su contribución para superar la situación, sus disrupciones, sus desarrollos tecnológicos, sus planes de choque… Deben ir más allá de informar sobre las medidas de seguridad e higiene que hayan implantado o de lanzar mensajes de motivación y agradecimiento”.

Morales piensa que las compañías líderes deben involucrarse en la toma de decisiones y en las propuestas que se realizan desde la Administración, por mucho que sean las patronales y grandes asociaciones las que lleven la voz cantante. Y ahí la comunicación también resulta determinante.

Desde el punto de vista interno, la directora de Ion Comunicación recomienda demostrar solidez y continuidad, cambiar el chip después de una época en la que han imperado los contenidos más estrictamente emocionales, e informar a los empleados de las estrategias de actuación diseñadas para garantizar la marcha y competitividad de la empresa, que es, al fin y al cabo, lo que más motiva.

Repensar los modelos de negocio

Ha llegado la hora de los buenos jefes, de coger la sartén por el mango y trazar una hoja de ruta hacia un desconocido horizonte.

Tras el confinamiento, habrán cambiado nuestras formas de trabajar diariamente; las políticas, protocolos y procedimientos de la organización; los objetivos… Por ello, convendrá repensar de manera integrada y holística cada modelo de negocio; definir una nueva cultura laboral acorde con el cambio de mentalidad; y anticipar una respuesta a esta realidad, si no queremos que sea esta la que de manera orgánica, desordenada o impredecible nos redefina a futuro.

Los expertos sugieren rediseñar y reforzar la cultura de la organización, construir comunidad, fortalecer las relaciones y los vínculos entre todos los colaboradores. Y, en este escenario, la comunicación cobra un especial protagonismo.

Esfuerzo, coherencia, eficacia y ejemplaridad

Al comunicar, Lucía Casanueva, socia-directora de Proa Comunicación, asegura que los valores en alza son el esfuerzo, la coherencia entre discurso y acción, la eficacia y la ejemplaridad.

En el otro lado de la balanza, las praxis que deben evitarse son la arrogancia, la mentira, la improvisación y los discursos barrocos sin contenido.

Al margen del impacto psicológico que tendrá el virus en los empleados, buena parte de las empresas habrán sufrido desplomes de su facturación, espantada de clientes y problemas de financiación que deberán resolver cuanto antes para salir a flote.

Y ello requerirá nuevas directrices, que tienen que acompasarse desde el punto de vista de la comunicación, con mensajes certeros y oportunos, con transparencia y honestidad, con discursos que eviten el alarmismo.

Miles de compañías atraviesan situaciones verdaderamente complejas. Palabras como ERE o ERTE se han apoderado del diccionario. Y la tensión emocional, la inquietud por el futuro y el desasosiego se han adueñado de buena parte del tejido empresarial.

Casanueva cree que los mensajes que se lancen desde las empresas deberán ser claros y breves. Y que habrá que comunicar huyendo de la banalidad, porque el abuso de una comunicación hueca genera desconfianza.

Huir del marketing como herramienta

Por otra parte, y pese a que resulte bastante habitual, los expertos advierten sobre la incorrecta utilización del marketing como herramienta de comunicación.

Durante este periodo de tensa calma, “la motivación en la estrategia deberá provenir del corazón, pero habrá que usar mucho y bien la cabeza para transmitir ideas y contenidos. En definitiva, habrá que evitar todo lo que sea superficial y quedarse solo con lo esencial”, puntualiza.

La importancia del líder

Según Casanueva en un artículo en Vozpópuli, después del coronavirus “la figura del líder será esencial: los empleados necesitarán ver al patrón al frente y se fijarán no solo en su competencia profesional, sino también en su personalidad”.

También destaca que “el líder tendrá que poner en práctica más y mejor que nunca su capacidad de guiar a sus empleados y otros públicos bajo su área de influencia con su ejemplaridad y su esfuerzo”.

Esos líderes serán una especie de luz que guíe en la oscuridad con voluntad, talento y ganas de encontrar una solución a esta difícil coyuntura.

En este sentido, “los empresarios tendrán que poner esa capacidad de liderazgo a funcionar a tope, porque serán el estímulo para que el resto del equipo siga remando”, apostilla.

¿Y en redes sociales?

De puertas afuera y respecto al comportamiento que se ha de seguir en redes sociales, en ningún Plan de Social Media se incluían disposiciones sobre cómo actuar en situaciones de confinamiento y posterior desescalada. De ahí la importancia del sentido común del community manager.

Manuel Moreno, fundador de TreceBits, recuerda que los individuos han de ser el centro de la estrategia al comunicar en las redes sociales. Por tanto, si su situación cambia, también ha de cambiar la forma de comunicar.

“Las redes sociales no deberían ser canales para que las empresas e instituciones lancen los mensajes que quieren comunicar únicamente, sino plataformas para entablar lazos de confianza con los usuarios, que a largo plazo generarán oportunidades de negocio”.

En esta situación, Moreno anima a entablar relaciones cercanas y directas, basadas en la transparencia y en la honestidad.

Este experto cree que el coronavirus no es -o no debería ser- ni una oportunidad ni una amenaza.

“Es una nueva realidad. Quienes están presentes en las redes sociales han de adaptarse a ella, para seguir cerca de su público objetivo, tratando de satisfacer sus necesidades de información, comunicación, servicios… El problema es que nadie estaba preparado para una pandemia como esta”, concluye.

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