Cinco beneficios escondidos de abrazar los medios sociales

fernando.polo    19 septiembre, 2012

Poca gente lo sabe, pero Twitter fue una herramienta creada en paralelo a otro proyecto (Odeo) para mejorar la comunicación del equipo que trabajaba allí. Para una empresa, el principal beneficio derivado del uso de los medios sociales no es generar ventas, ni dar a conocer una marca que nadie quiere conocer o desvelar las necesidades más recónditas del consumidor. El bosque que no dejan ver los artículos de cómo vender más a través de las redes sociales tiene que ver con aprender e innovar, con convertirnos en profesionales más competentes, mejorar nuestro trabajo en equipo y colaborar de manera eficiente con otras empresas o personas (proveedores, socios, clientes).

Estas son las 5 razones menos «cacareadas» por las que una pequeña empresa (o mejor dicho, las personas que conforman dicha pequeña empresa) debe abrazar la religión de los «socialholic«:

1) Crear equipos más conectados emocionalmente

En la creación de equipos, hay factores «soft» de relación personal y de emoción grupal que son críticos. El uso de herramientas sociales potencia los lazos emocionales entre las personas. Nos une ante los retos empresariales. Destruye la barrera ficticia entre nuestra vertiente profesional y nuestra vertiente emocional. Seguir en Instagram las fotos que tus compañeros ponen el fin de semana nos vincula más a ellos. «La colaboración, la camaradería, la co-creación, el entendimiento… vendrán de seguido para incrementar las ventas, la rentabilidad y la cuota de mercado» (leer en abladías, Empresa 2.0: McKinsey y #tecerianoseverywhere)

2) Incrementar el networking y la serendipia

Muchas veces un «emprendedor» cree que la forma de generar ventas es a través de la «comunicación comercial», cuando en muchas ocasiones las ventas llegan directa o indirectamente de las relaciones personales (networking). Uno de las definiciones de medios sociales que más defiendo es la de «herramientas de productividad de las relaciones personales». Voy a un evento, conozco a una persona y en lugar de intercambiar una tarjeta (si te he visto no me acuerdo), intercambiamos cuentas de Twitter. Al cabo de unos meses de leernos de forma pasiva, siguiendo entrecortadamente el «hilo de la vida» de esa persona que conocí, resulta que un tweet suyo desencadena una respuesta mía (o viceversa) y se presenta casi por azar («serendipia») una oportunidad de colaboración conjunta. Olvidémonos de tarjetas de visita sepultadas en cajones. Bajemos las barreras de la pereza e intercambiemos cuentas en LinkedIn o Twitter. Leamos las actualizaciones de nuestros contactos, intercambiemos conversaciones insustanciales y un día … todo cobra sentido.

3) Aprender como aprenden los niños

El otro día fui partícipe de la siguiente conversación: «contraté un máster online porque parecía lo correcto. Y ahora no sé qué narices hago aquí leyendo, cuando «ellos» me lo dicen, sobre legislación obsoleta de privacidad y uso de datos personales». Mi experiencia personal está muy ligada a comenzar a escribir en público, a través de un blog personal. Escribir y compartir en público un razonamiento implica estar informado. Cuando nos acostumbramos a crear contenido y a ponerlo en común con personas que perfectamente pueden saber más que nosotros sobre la cuestión y demostrarlo así en el debate online, nos hace ser más humildes y nos motiva a seguir aprendiendo, sin apenas esfuerzo, porque se trata de una motivación «intrínseca» (me apetece para ser mejor), no extrínseca («me dicen que lea sobre legislación y privacidad»). Ni que decir tiene que aprender incrementará nuestra influencia, una base importante para tener éxito vendiendo nuestro proyecto.

4) Ganar agilidad mental y abrazar el cambio

He constatado con mis propios ojos cómo muchas personas, tras una progresiva inmersión en Internet, mejoran sus capacidades para aprender a utilizar un nuevo software, para aprender a investigar (cómo afinar las búsquedas en Google, por ejemplo), para mantenerse informados sin depender de un único comité editorial. Y de ahí a entender que el mundo se acelera y que es mejor aceptarlo y ponerse manos a la obra. Evidentemente, que alguien use mucho Facebook no lo convierte en «innovador». Cuando definimos al «socialholic» como una persona cuyas conexiones y acceso al conocimiento le proporcionan ventaja para afrontar la innovación, estamos dando por supuesto unos mimbres previos. Pretender que los medios sociales nos elevarán per se el IQ un 50% es una majadería. Pero insisto, yo he visto con mis ojos a analfabetos digitales aprender a desenvolverse en este mundo y extrapolar dicho aprendizaje al mundo real (cada vez más digital, por otra parte).

5) En resumen, liderar e innovar para afrontar el siglo XXI

El acceso a la información, la transparencia y la tecnología digital están acortando los ciclos de vida de los productos y los servicios. Nos enfrentamos a la época de la humanidad más exigente en términos de innovación empresarial, para la que se requerirá gente que quiera tomarse la molestia de innovar. Motivados, sabios, honestos… Los cuatro beneficios anteriores apuntalan precisamente el último que presentamos aquí: la adopción de un liderazgo abierto, basado en principios culturales de transparencia, de colaboración, de meritocracia. Precisamente los principios potenciados por el adecuado uso de las herramientas 2.0.

Poner a las personas en el centro requerirá un cambio en el enfoque cultural de las empresas, que proporcione mayor autonomía a los equipos, junto con un radical acceso a toda la información de la empresa. Debemos liberar el código fuente de la innovación empresarial y conseguir que las tecnologías 2.0 contagien la cultura de las comunidades online dentro las organizaciones. Un líder abierto será capaz de emocionar y de preparar a los equipos para afrontar una dinámica de constante cambio e innovación radical.

Si has llegado hasta aquí, tengo una pregunta para terminar y hacerte así pensar sobre tu estadio de madurez como líder «abierto»: si crees en estos 5 beneficios ocultos, ¿qué prefieres: compartirlos para que otros puedan aprovecharlos a su vez, o guardarlos para ti y beneficiarte así tú solo? (Pista: yo que tú, le daba al botón de compartir el post).

 

Foto @frankallanhansen, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

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