Tres puntos críticos en el traspaso de un negocio

Raúl Salgado    19 junio, 2023
Traspaso de un negocio

La carrera del empresario está repleta de obstáculos. Pilotar no es fácil. Bien sea desde cero o bien al volante de un negocio traspasado, se trata de un camino de curvas, baches y algún que otro descalabro. Sin embargo, existen sustanciales diferencias entre poner en marcha una compañía, desde la parrilla de salida, y tomar las riendas de una empresa ya en funcionamiento.

En este sentido, Miguel Hedilla, responsable de Ventas de Hedilla Abogados, asegura que, básicamente, la gran ventaja de un traspaso de negocio es poder heredar toda su clientela y saber que se está comprando algo con una historia y una trayectoria en cuanto a números y rentabilidad. Esto otorga confianza al empresario, al corroborar que los números son reales y que el negocio funciona correctamente.

Y es que “si empiezas de cero, tú creas la historia de tu negocio con los riesgos que ello conlleva”. Los peligros siempre son menores al comprar un negocio en marcha.

Los puntos más conflictivos del traspaso de un negocio

No obstante, al margen de decidir el tipo de negocio (un restaurante, una tienda, un centro de ocio, una farmacia…) y de asesorarse desde el punto de vista legal y de gestión, Hedilla Abogados ha detectado los tres puntos más conflictivos cuando se toman las riendas de un negocio traspasado:

1. Comprar o alquilar un local

Si se compra el local, se podrá subalquilar una parte del mismo para conseguir ingresos extra. Pero si, por el contrario, se opta por el alquiler, la flexibilidad que éste conlleva permitirá cambiar la localización cuando se desee y no tener que hacer frente al pago de una hipoteca, además de reducir las responsabilidades que se asumen en cuanto al mantenimiento del local, ya que de éste se hará cargo el propietario. Por tanto, la inversión inicial se reducirá, así como los riesgos.

2. ¿Qué hacer con los empleados? 

Al tomar el relevo de un negocio traspasado, la valoración sobre si se quiere o no mantener a la plantilla resulta determinante. Y esa decisión depende por completo del plan de negocio que se tenga. El nuevo propietario debe saber que no tendría posibilidades de proceder a un despido por causas objetivas, con menor coste de indemnización que el improcedente, puesto que el traspaso o venta de un negocio no es per se una causa objetiva. Asimismo, sugieren no involucrar a los empleados en este proceso, para evitar que sientan miedo a ser despedidos.

3. Contar con un plan de negocio sólido

Debe recoger un breve resumen ejecutivo, una descripción de la empresa, sus productos o servicios y su organización (estrategia, estructura, funciones y experiencia de los empleados, público al que se dirige, etc.), un análisis del mercado y la competencia (oferta y demanda, puntos fuertes y débiles), el plan de venta y las proyecciones de futuro. 

“Si no sabemos dónde queremos llegar, difícilmente llegaremos”. Desde Hedilla Abogados remarcan la necesidad de revisar y actualizar este documento periódicamente, en función de las nuevas situaciones que se afronten. Y sugieren tener muy en cuenta los objetivos y el presupuesto, para ver si la empresa será viable y, por tanto, garantizar que se obtendrá una rentabilidad.

Ventajas e inconvenientes del traspaso

Miguel Hedilla sostiene que ser el propietario de una empresa en sectores consolidados ofrece ciertas garantías a alguien que quiere emprender por su cuenta o simplemente invertir con un respaldo que sustente la decisión. De forma paralela, advierte de que un paso en falso en el momento de materializar el traspaso puede resultar fatídico y hacer que el proyecto quede en agua de borrajas.

En el otro lado de la balanza, Hedilla considera que las posibilidades de éxito dependerán de múltiples factores. Asimismo, destaca que mientras que los negocios que se empiezan de cero pueden ser muy exitosos -aunque conlleven algunos riesgos-, aquellos que atesoran una historia aumentan sus opciones de triunfar y ahuyentan ciertas amenazas.

El negocio traspasado, pues, lleva implícitos menos peligros. Pero, tal y como ocurre en cualquier otro tipo de empresas, no está exento de riesgos. Y el principal es que los anteriores propietarios no hayan sido sinceros en el momento del traspaso. Para disiparlo, recomienda revisar toda la documentación concienzudamente y solicitar la mayor información posible, en aras de cerciorarse de que los números son reales.

Además, resalta la importancia de supervisar todos los posibles gastos del negocio y los costes derivados de la compraventa del mismo, siguiendo la máxima de que más vale prevenir que curar y con el objetivo último de que no aparezcan sorpresas e imprevistos desalentadores.

Revisar bien toda la documentación

En este contexto, para no ser víctima de un engaño y evitar problemas con el fisco, conviene estrechar las relaciones de confianza y tener una fluida comunicación con la persona que traspasa el negocio, así como conocer todo lo relacionado con el mismo, como los gastos de la operación.

“Es importante visitar o llamar las veces que sea necesario al organismo regulador del que dependa el negocio que estamos comprando, conocer toda la documentación que se debe presentar y revisarla tantas veces como haga falta”, insiste Hedilla.

De igual modo, en el caso de que se trate de un negocio regulado (como loterías, farmacias, estancos…), advierte de la posibilidad de que surjan problemas, malentendidos e incluso rifirrafes entre la empresa y alguno de los organismos de los que dependa la compañía que se va a comprar.

Por otra parte, en cuanto a los motivos que suele haber detrás de los traspasos destaca la jubilación, pero pasar el relevo y propiciar el cambio de manos también puede deberse a la falta de motivación del propietario o a la aparición de un nuevo proyecto que le convenza e ilusione más. Y es que estar durante un largo periodo de tiempo al frente de un mismo negocio –por exitoso que sea- puede llegar a agotar.

En cualquier caso, la responsabilidad de que todo vaya bien cuando se coge el timón de un negocio traspasado recae sobre la persona que compra, apunta Hedilla, ya que es quien debe controlar toda la operación, “porque es su dinero el que está en juego, aunque el vendedor siempre lleva consigo una responsabilidad implícita”, puntualiza.

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