Acciones para reducir la debilidad financiera en las pymes

Mario Cantalapiedra    18 abril, 2016

Definir la estructura financiera de una empresa, es decir, la composición de los recursos monetarios que financien su activo o inversión, es una tarea muy importante, debiéndose procurar disponer de la estructura más adecuada para cumplir los objetivos. Para ello hay que tener en cuenta aspectos tales como el nivel de endeudamiento o el coste financiero. En el caso de las pequeñas y medianas empresas, su estructura financiera suele estar caracterizada por la debilidad con respecto a la que poseen las grandes empresas. No obstante, si bien existen aspectos que condicionan dicha debilidad en los que poco pueden hacer las pymes para mejorarlos, ya que fundamentalmente dependen de factores no controlables por ellas, hay otros en los que se puede hacer algo más. Entre los primeros, se me ocurren los siguientes:

 

Problemas de acceso a la financiación ajena a largo plazo

Los fondos financieros a largo plazo suelen ser los más difíciles de conseguir para las pymes, debiendo recurrir a sus recursos propios (capital) y los que sean capaces de generar a través de la autofinanciación (reservas) para financiar su desarrollo y expansión.

 

Elevados costes de los fondos financieros ajenos y menores períodos de amortización

Las entidades financieras requieren a las pequeñas y medianas empresas el pago de primas de riesgo adicionales tanto por las dificultades que encuentran a la hora de evaluar sus inversiones como por la mayor probabilidad de impago que les asignan. Inclusive el nuevo escenario regulatorio al que se enfrenta la banca tradicional, con sus exigencias de capital, debe llevar a empeorar esta situación. De igual modo, las entidades financieras piden a las pymes plazos de amortización de los préstamos más cortos que a las grandes empresas.

 

Aportación de garantías de tipo real o personal

Los financiadores suelen exigir a las pymes garantías que respalden la devolución de los fondos prestados. Estas pueden ser de tipo real (un bien mueble o inmueble determinado), o de tipo personal (el patrimonio global de la empresa o de un tercero vinculado a ella), y el problema es que muchos pequeños empresarios carecen de ellas, sobre todo, en los primeros años de su actividad empresarial.

En cualquier caso, y como comentaba anteriormente, existen otros aspectos que condicionan la debilidad de la estructura financiera de una pyme, que se pueden intentar mejorar desde su seno.

 

Escasa planificación financiera

Habitualmente muchas pymes gestionan su negocio en el día a día, sin preocuparse de su evolución en un horizonte temporal más amplio, descuidando decisiones que solo pueden tomarse con cierta antelación, las cuales condicionan la estructura financiera de la compañía. Se puede y se debe mejorar en este aspecto, piensa que planificar es algo tan necesario en una pyme como en una gran empresa, aunque lógicamente se deba adaptar el proceso planificador a los recursos con los que se cuente en cada caso.

 

Inadecuada formación financiera

Los pequeños empresarios suelen tener un conocimiento profundo de los aspectos comerciales de su negocio, pero en ocasiones su formación es escasa en otros ámbitos como puede ser el financiero, es algo que todavía debe mejorar. Si algo ha debido enseñarnos la crisis es la importancia, no ya de convertirnos en expertos financieros, que de eso no se trata, sino de saber interpretar la información que proporcionan los estados contables de nuestra empresa, con el fin de utilizarla para la toma de decisiones. En la tarea de ayudar a las empresas en el ámbito formativo financiero continuamos involucrados algunos.

 

Falta de información sobre alternativas financieras

Por último, las pymes muchas veces desconocen las alternativas de financiación específicas que existen para ellas, desperdiciando el poder utilizarlas. Estoy pensando en los programas de financiación pública (subvenciones y ayudas), sobre los que nunca habrá que basar el negocio pero que serán un complemento financiero interesante, fundamentalmente cuando tengan carácter no reintegrable. También me refiero a otras alternativas financieras que están proliferando en el mercado, como las que ofrecen las empresas fintech (crowdfunding de inversión, crowdlending, anticipo de facturas o descuento de pagarés online, créditos online, etc.), las cuales comparten el objetivo de dirigirse preferentemente a financiar pequeñas y medianas empresas. Con el desarrollo de Internet y de los medios sociales, resulta más sencillo informarse de estas alternativas, aunque para ello es preciso que desde la empresa se tenga voluntad de hacerlo.

 

Foto: Pixabay

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