Fibra óptica, el mejor vehículo para viajar hacia la nube

Virginia Cabrera    29 octubre, 2015

Las tecnologías en la nube han experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años. No paramos de escuchar a proveedores y usuarios hablar de las maravillas de los discos virtuales, de la comodidad de la informática online, de llevarse sus servidores a ultramodernos centros de datos remotos. Todo muy “virtualizado”. Tanto nos deslumbra el centro comercial que no contamos los atascos que se montan en las carreteras de acceso.

La capacidad de la Red mejora y el despliegue de fibra continúa a buen ritmo. Sin embargo, tres de cada cuatro usuarios de aplicaciones en la nube se quejan de que su conexión a Internet no da la talla. La calidad de la conexión a Internet es, junto con las credenciales del proveedor del servicio, el elemento más crítico de cualquier viaje a la nube. Que la fibra óptica ya no es una opción sino una necesidad lo pone de manifiesto la vinculación con el Producto Interior Bruto (PIB) de un país.

Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de una conexión de calidad que garantice el uso eficaz de los servicios en la nube?

 

Velocidad

La velocidad para navegar por la Red es un factor muy importante, porque nuestro negocio no puede permitirse ir “a pedales”. En este punto recomiendo que pongas siempre en el otro platillo de la balanza tus necesidades. Esta fiebre de los megas me recuerda a aquella no tan lejana batalla de los megapíxeles de las cámaras digitales, que no solo acabó cuando el personal se dio cuenta de que más megas no eran sólo mejor calidad, sino también menos espacio libre en la tarjeta de memoria.

Siendo tan obvia la diferencia que hay entre 10 y 300 Mb, la pregunta del millón es: ¿cómo sé cuánta velocidad necesito? Y es que megas y gigas no dan una idea de cuánta ropa cabe en la maleta. Eso dependerá de tu perfil como usuario de Internet. Conexiones de 10Mb son más que suficientes para el habitual uso individual: navegar, consultar el correo y acceder online a herramientas ofimáticas. Empresas con varios ordenadores deberían empezar en 100Mb, pues en una oficina debe tenerse en cuenta además el número de accesos simultáneos que se realizan.

Aconseja el sabio refranero español aquello de «burro grande, ande o no ande». Está claro que cuanto más rápida sea la conexión, mejor irá, pero lo que nunca deberías olvidar cuando manejas opciones de velocidad suficientemente rápidas, es que el factor diferencial es el valor añadido que dicha conexión te pueda ofrecer.

 

Nivel de servicio

La fibra óptica, frente al ADSL o cable, garantiza una velocidad constante, pues no sufre interferencias electromagnéticas, y la mantiene aunque conectes varios dispositivos a la vez. Al disponer de menor latencia (tiempo que tardan los servicios en “hacerte caso”), ofrece mejores resultados en tareas intensivas de transferencia de información, como las videoconferencias o el streaming. Además, la facilidad de caudal garantizado te permite reservar anchos de banda para aplicaciones específicas.

De especial interés es el mantenimiento predictivo. Los routers ópticos son más inteligentes, permitiendo a la operadora una monitorización más exhaustiva del correcto funcionamiento, que traslada al usuario con acuerdos de nivel de servicio (SLA) más exigentes.

 

Gestión inteligente de las llamadas de tus clientes

Poder garantizar la calidad de servicio de tu conexión de voz digital (o voz sobre IP) te permite acceder con suficientes garantías a facilidades como las de una centralita virtual, servicio de valor donde los haya y no sólo para aquellos que están deseando cortar con todos los gastos asociados al mantenimiento de su vieja centralita.

Quizás su nombre asuste a los más pequeños, pero no es más que el servicio que te permitirá por fin atender, sin dejarte pasar una, todas las llamadas de tus clientes. Porque no solo las podrás desviar para recibirlas en cualquier teléfono (unívocamente o con criterios más inteligentes), sino también gestionarlas desde cualquier lugar.

No dejarás ni a un cliente sin atender con desvíos que dependan no sólo de la hora, sino también de la disponibilidad de tu personal en cada momento o con un “contestador inteligente”, que encamine automáticamente las llamadas a la persona adecuada. Todo ello sin ningún equipamiento, software o servicio técnico para su configuración. Sin costes de mantenimiento ni compromiso de permanencia, conservando, por supuesto, tu actual número de teléfono.

No solo se acabó el pitido de «comunicando» o el no responder. El ahorro de costes es patente, especialmente en empresas que precisan de muchos desplazamientos o tienen sedes alejadas geográficamente. Poder realizar una llamada desde cualquier punto del mundo con conectividad a Internet o establecer multiconferencias con usuarios alejados no es poca cosa.

 

Sistemas de almacenamiento remoto

Los discos duros virtuales están cada vez más extendidos. Integrados como una carpeta más en nuestro escritorio son realmente cómodos, sobre todo para aquellos que trabajamos con más de un dispositivo. ¡Estos sí que son difíciles de perder o romper!

En términos de capacidad y seguridad, dan más de una vuelta a los dispositivos físicos y abren las puertas a una verdadera colaboración eficiente. Una buena conectividad a Internet sumada a un espacio de trabajo robusto, que podamos compartir con facilidad con terceros es una enorme ventaja competitiva.

 

Copia de seguridad

Trabajar en la nube ahorra tiempo y esfuerzos de sincronización postproceso. Pero ojo, no es lo mismo trabajar con un disco en la nube que hacer una copia de seguridad en la nube. Cuando hablamos de conservar versiones anteriores o de garantizar que la información que se almacena está consolidada y es recuperable, la copia de seguridad en la nube es una salvaguarda complementaria.

La conexión es importante, yo diría que es la madre de todas las necesidades. Sin embargo, no puedes olvidar que los problemas de rendimiento no siempre son achacables a la Red. No es extraño no disponer de suficiente memoria o tener -sin darnos cuenta- algún tipo de software malintencionado oculto en el equipo.

Foto: Pixabay

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