Emprender desde casa

Ángel María Herrera    28 julio, 2014

Al contrario de lo que sucede en otros países, en España trabajar desde casa tiene mala prensa. Cuando alguien nos cuenta que ha montado su empresa desde casa, o que ha decidido comenzar a teletrabajar, la imagen que nos ronda la mente siempre incluye legañas, una taza de café y una bata de felpa.

¡No es así! El teletrabajo es una opción laboral cada vez más consolidada en otros países occidentales, que se está abriendo camino en la empresa española muy poquito a poco. Y, en contra de lo que se pueda imaginar, puede ser más eficiente que el trabajo en oficina.

Evidentemente, es necesaria una cierta disciplina y muy buena organización para desarrollar tu carrera desde tu hogar, y a veces viene bien algo de ayuda externa. Pero una vez comienzas con buen pie, los beneficios suelen superar a los inconvenientes, como el ahorro de costes o tiempos de desplazamiento. Para generar esa disciplina, es bueno conocer las experiencias de otras personas en casos similares y aprender de ellas, por ejemplo en este mismo blog tienes un par de artículos muy interesantes sobre cómo trabajar desde casa basados en experiencias personales: Trabajo en casa y aún no me he vuelto loco y Trabajo en remoto: tres pymes de las que aprender.

No estar atado a una jornada de oficina te permite escoger los horarios que mejor te vengan. Hay personas que son tremendamente improductivas por la mañana y asombrosamente eficientes por la noche. La jornada laboral desde casa permite que aproveches tus horas de máximo rendimiento, sean cuales sean.

Tu oficina no tiene que ser necesariamente tu salón. De hecho, es recomendable que escojas una habitación que no relaciones con tus momentos de ocio, para facilitar tu concentración en el trabajo.

Pero si eres de los que pueden trabajar en cualquier parte, el teletrabajo te permite instalar tu oficina cada día en un sitio, aunque la base de operaciones sea tu casa. Hoy puedes hacer un informe en el parque, mañana preparar una reunión en una cafetería… ¡Rompe con la monotonía!

Normalmente, los edificios de oficina son lugares bastante neutros, que rara vez hacen saltar la chispa de la creatividad, tan necesaria en el mundo emprendedor. Tu casa, con tus libros, tus cuadros favoritos, incluso tus películas preferidas, ofrece muchísima más inspiración a la hora de desarrollar un nuevo proyecto. Por supuesto, hay que saber aprovechar la inspiración sin que el entorno nos distraiga.

Al no haber un horario fijo e intransigente, se acaban las excusas de “no puedo… (hacer deporte, dar clases de alfarería, pasear al perro…), porque salgo muy tarde del trabajo”. Con una buena organización, y al no tener que fichar, podrás dedicar tiempo a esas pequeñas cosas que siempre estás retrasando, como cuidarte un poco. Aprovecha para formarte, por ejemplo, con artículos sobre la materia.

De hecho, trabajar desde casa facilita enormemente la conciliación de la vida profesional y familiar. Al ser los horarios más flexibles, y estar el lugar de trabajo todo lo cerca posible de casa, atender las tareas domésticas, cuidar de los hijos o simplemente encontrar momentos para disfrutar de la vida personal es mucho más sencillo.

Todos hemos escuchado eso de que “Google empezó en un garaje”, como argumento inapelable para aprender desde casa. Se trata más de una leyenda urbana que de un hecho real, pero es cierto que las buenas ideas surgen en cualquier parte, si se abona la tierra para que florezcan.

¿Te animas a montar tu negocio en tu garaje?

Foto: Lali Masriera

Comentarios

  1. Completamente de acuerdo, no obstante me gustaría añadir el peligro que se corre, cuando te gusta lo que haces, y te piden algo con suma urgencia. El peligro que se corre cuando un cliente asiduo (un buen cliente), te pide algo para el lunes y te está enviando la documentación, para hacerlo, el jueves o el viernes. Ese es el peligro, que no tienes descanso de fin de semana. Es más, no tienes descanso muchos fines de semana.
    Cuando ya tienes más de 40, incluso más de 50, tus obligaciones y tus devociones no son tan imperativas como cuando tienes 30.
    Un saludo

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