El ADN de Silicon Valley

Koldo García    9 abril, 2012

Cuando se trata de hablar acerca del fenómeno de Silicon Valley, es habitual comenzar a hacerlo analizando los factores que han permitido la aparición y evolución de este particular ecosistema: el papel de las universidades como polo de generación y atracción de talento, la vinculación empresa-universidad, la alta concentración de capital riesgo, la alta valoración de la cultura del emprendimiento, la aceptación del fallo como parte del aprendizaje, etc.

Ok, es un tema interesantísimo, sobre el que ya se ha escrito y hablado mucho, y que, un día sí y otro también, se analiza desde distintos lugares del mundo para intentar replicarlo. En relación con esto último, leí hace ya algún tiempo un post en el que el autor comentaba que no creía que un modelo como el de Silicon Valley se pudiera implantar en España. Y hacía referencia a varios síntomas que le hacían dar ese diagnóstico, entre ellos la diferencia en el uso de Internet y de los medios de pago electrónicos en los aspectos más cotidianos de la vida.

Yo no sé si un modelo como éste es implantable en España (o en otras partes del mundo) pero, nada más llegar, sí que percibes que como consecuencia de los factores apuntados al principio, aquí el día a día está impregnado de tecnología y cultura del emprendimiento, y empapa, de una manera u otra, a toda la sociedad.

Veamos algunos ejemplos que, no por anecdóticos, son menos sintomáticos.

El hecho de que el Bay Area sea un polo magnético de talento de todas partes del mundo, hace que la concentración de profesionales del sector tecnológico sea altísima.

Una consecuencia inmediata de ello es que el networking sea prácticamente constante (lo que a veces puede llegar a ser incluso agobiante). Aparte del gran número de eventos que a diario se celebran, y en los que evidentemente te encuentras con desarrolladores, emprendedores, inversores, etc. (y toda la fauna que vive de ellos), lo más normal si te estás tomando una cerveza en la zona de SoMa, es que las conversaciones a tu alrededor giren en torno a temas profesionales: que si la API que he estado desarrollando permite no se qué, que si estoy buscando un CMO, que si me hace falta inversión (esto a todos …). En fin, efervescente, pero como digo, a veces hasta un poco cargante…

Pero esa alta densidad de población “techie” y emprendedora tiene también un impacto en otros aspectos del día a día. Por ejemplo, la publicidad que asalta a los transeúntes en las calles, fachadas y transportes públicos tiene un componente tecnológico y emprendedor considerable.

En pocos sitios te puedes encontrar con una concentración tal de banderolas de diferentes universidades (la competencia es tremenda) publicitando sus MBAs y transmitiendo mensajes del tipo “boldness is mandatory” o “business as usual is dead”.

En céntricas fachadas y en autopistas puedes ver gigantescos billboards de compañías tecnológicas, algunos de ellos con guiños evidentes a la cultura de las startups, que en otras partes no se entenderían: “Not Every Venture Is About Capital”, de Mozilla, o “We Bought This To Illustrate The Futility Of One-Way Communication”, de Yammer.

Por otro lado, se trata también de mensajes claramente orientados a una sociedad de early-adopters. Si ahora mismo nos bajáramos del metro en una de las estaciones más céntricas de San Francisco (Embarcadero), podríamos ver que prácticamente toda la publicidad es una enorme campaña de Roku, y paseando por Market St, la arteria principal de la ciudad, son numerosos los anuncios que hacen referencia a los pagos con el móvil a través de Google Wallett.

En el Financial District, prácticamente todas las cafeterías dejan hacer el pedido online, para no tener que hacer colas, y muchas de ellas cuentan ya con sus propias apps para hacerlo desde el móvil. De promociones con códigos QR en los establecimientos comerciales mejor ni hablamos…

Y Zipcar, el sistema de alquiler de coches por horas, localizables a través de tu app móvil, está presente en numerosísimos aparcamientos repartidos a lo largo y ancho de la ciudad.

Hasta los chascarrillos tienen un componente geek. El otro día dejaba a mi hija en el cole, y la madre de otra niña me comentaba un rumor que corre desde hace unos meses por todo San Francisco: que nos preparemos para una subida importante en el precio de la vivienda (¿más??? ¡¡argggg!!) para este verano. ¿Por qué? Por la IPO de Facebook…

Como decía, anecdótico pero sintomático. Todo empuja en la misma dirección y forma parte del ADN de la región y, en gran manera, facilita que el ecosistema se retroalimente y siga adelante.

Somos lo que comemos, ¿no?

Bueno, os dejo a continuación con un vídeo “casero” que  ilustra algunos de los aspectos que he comentado en el post.


Foto @christophercarfi, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

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