Cómo denunciar las malas prácticas en las empresas

Raúl Salgado    1 marzo, 2018

El chivato, en el colegio, pagaba el plato. Pero no siempre este término debe tener una connotación negativa. Mucho menos en el ámbito laboral, donde las denuncias de las malas prácticas protegen a las compañías y velan por sus trabajadores.

Pues bien, 6 de cada 10 empresas tienen un canal para delatar a un compañero, según un informe de BDO Abogados. De hecho, estos sistemas -que establecen los procedimientos que se han de seguir para denunciar un comportamiento o hecho que pueda constituir un incumplimiento de la ley o de las propias normas y códigos internos de la empresa- se han convertido en uno de los mecanismos más utilizados para dar la voz de alarma.

Este dato demuestra que cada vez más las compañías españolas toman conciencia de la importancia de establecer canales de denuncia en sus organizaciones. No obstante, Montse Rodríguez, directora de Laboral de BDO, considera que se trata de un porcentaje todavía insuficiente y matiza que, en realidad, no es cuestión de delatar a compañeros, sino de establecer vías para comunicar incumplimientos que, al fin y al cabo, pueden afectar negativamente a la empresa en su conjunto y, consecuentemente, a sus trabajadores.

Si aún son poco más de la mitad las compañías las que cuentan con canales de denuncia interno, se ha producido un gran avance con respecto a hace 10 años, cuando se trataba prácticamente de un tema tabú en cualquier ámbito empresarial diferente al regulado y supervisado por la SEC (Stocks Exchange Comission) en Estados Unidos, o a determinadas grandes multinacionales.

Al menos, en opinión de Javier Espel, socio de Forensic de BDO, desde donde abogan por reflexionar si su necesidad, uso y finalidad son bien conocidos por los empleados, directivos y otras personas o empresas relacionadas (clientes, proveedores, etc.), de forma que sepan cuándo deben utilizarlos y qué garantías tienen de confidencialidad y protección.

Más que de chivatos, sería adecuado hablar de denunciantes de malas prácticas e incumplimientos del código ético. Y Espel apunta que mediante una buena formación y comunicación interna se logrará que a quien denuncia conductas irregulares se le perciba como a alguien que está protegiendo a la empresa y a sus trabajadores.

En este sentido, Rodríguez añade que la persona que recibe y criba las denuncias desempeña un papel fundamental para determinar cuáles responden realmente a un potencial incumplimiento y cuáles no tienen trascendencia y deben ser desechadas.

En cualquier caso, desde BDO remarcan que un canal de denuncias eficiente debe ofrecer una garantía de confidencialidad al denunciante. Y sugieren no admitir denuncias anónimas, ya que estas facilitan la alegación de hechos falsos e injuriosos para los denunciados, lo que a su vez tendría que ser castigado.

Sin embargo, del informe de BDO se desprende que tan solo el 52,63% de los encuestados manifestaron garantizar la confidencialidad. Y si no se protege a quien vela por el cumplimiento de las normas, “las organizaciones se quedarán ciegas frente a los incumplimientos”, advierten.

Así, las empresas tienen la responsabilidad de establecer las reglas del juego para cumplir con la legalidad vigente y con su normativa interna, y de comunicárselas a sus empleados identificando las situaciones que deben ser denunciadas porque entrañen implicaciones penales o de otro tipo.

Cuando la autorregulación del individuo falla, está bien que un grupo de interés –como el de los compañeros de trabajo- disponga de medios adecuados para comunicar los incumplimientos de los demás. “Si hay un problema en un departamento y todos los compañeros saben quién lo provoca, no es justo hablar de un problema de todo ese departamento”, señala la directora del área laboral de BDO. Además, agrega, resulta perjudicial para las organizaciones que los incumplidores no vean afeado su comportamiento frente al resto de compañeros que sí cumplen las normas. “Solamente conseguiremos eliminar, o cuanto menos limitar, los incumplimientos si todos estamos comprometidos con ello”, puntualiza.

 

¿Qué pueden hacer las empresas?

En BDO opinan que los canales de denuncia, protocolos de actuación y otros elementos de corporate compliance penal y laboral deben formar parte del día a día de la organización, de su cultura corporativa y de su estrategia. Pero para conseguir ese objetivo, resulta imprescindible que la empresa imparta una formación adecuada y continuada al respecto, para que los trabajadores sepan identificar cuáles son las actuaciones irregulares que hay que denunciar, qué garantías de confidencialidad y seguridad tiene el denunciante y cómo deben realizar la denuncia.

Sea como fuere, desde el despacho de abogados aseguran que todavía queda mucho trabajo por hacer para eliminar los “chivatazos” de despacho que no ofrecen garantías ni al denunciante ni al denunciado, y que carecen de los principios básicos que debe cumplir todo canal de denuncias, como la salvaguarda de la confidencialidad, la existencia de un canal alternativo y el contraste de información.

 

Malas prácticas más extendidas

Las falsas bajas médicas son uno de los principales incumplimientos. Es más, desde BDO aseveran que es sorprendente la de veces que un incumplidor comparte fotos en sus redes sociales disfrutando del sol en alguna terraza o practicando deportes claramente incompatibles con cualquier dolencia física. Asimismo, Rodríguez revela que las denuncias por fuga de información y competencia desleal son cada vez más habituales, así como que se está produciendo un número importante de denuncias por acoso en que son terceros quienes comunican y alertan a la dirección de la empresa de comportamientos abusivos hacia otros empleados.

Por otra parte, desde la perspectiva económica, destacan que en muchas ocasiones cuando se ha producido una malversación de fondos de la compañía acaba siendo alguno de los implicados quien, no pudiendo soportar el cargo de conciencia y el miedo a consecuencias penales, termina comunicando el incumplimiento para itnentar minimizar su participación en los hechos.

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