Cambios tecnológicos tras la pandemia

Mario Cantalapiedra    17 abril, 2020
Cambios tecnológicos tras la pandemia

Pocos son los que dudan que el mundo tras la pandemia será diferente al que conocíamos antes de ella, fundamentalmente por los cambios tecnológicos que se están produciendo y por la modificación de los hábitos sociales.

Inmersos todavía en la lucha sanitaria contra el virus, tratando de salvar el mayor número de vidas posible y frenar su propagación, cuesta imaginar cómo será la vida que vendrá después. No obstante, se empiezan a vislumbrar algunos de los posibles cambios que traerá consigo.

En este sentido, un entorno que ya era complejo antes del COVID-19 y en el que muchos sectores de la economía trataban de adoptar nuevas tecnologías, ha visto cómo ahora se aceleran los cambios tecnológicos.

Estoy pensando, sobre todo, en servicios que tradicionalmente se basaban en el contacto físico con el cliente, y que ahora tratan de incorporar tecnologías que permitan prestarlos a distancia.

Hay que pensar que las amenazas (y oportunidades) más importantes para un sector empresarial suelen proceder de cambios tecnológicos que afecten a:

  • Desarrollo de nuevos procesos de producción.
  • Desarrollo de nuevos bienes o servicios, que cubran nuevas necesidades de los clientes.
  • Cambios en la estructura del negocio en ámbitos como el comercial o el de comunicación con los clientes o proveedores.

Y el coronavirus puede ser el catalizador de algunos de estos cambios.

Entre los cambios tecnológicos más significativos a los que estamos asistiendo, me gustaría destacar los cuatro siguientes:

Comercio electrónico

Personas que no estaban familiarizadas con la compra online se han visto obligadas a emplear este canal, debido al confinamiento en sus casas. Es lógico pensar que, una vez superada la pandemia, muchas de ellas lo seguirán utilizando.

Esto puede suponer que empresas que hasta ahora consideraban el canal online como secundario lo hagan estratégico, lo refuercen e innoven en los servicios de recogida y entrega sin contacto.

En este sentido, en muchos países se están implantando programas de entrega de mercancías (medicamentos, alimentos, etcétera) a través de la utilización de robots y drones.

Asimismo, el desarrollo del comercio electrónico puede suponer la desaparición de muchas tiendas físicas, y el estrechamiento de las cadenas de valor en determinados productos, que lleve al contacto directo del fabricante al cliente, con la reducción del número de intermediarios.

Pagos electrónicos

El miedo a que los billetes y monedas sean fuente de contagio del coronavirus está derivando en un incremento importante de los pagos electrónicos.

De hecho, en las últimas semanas hemos visto cómo varios ayuntamientos españoles prohibían el pago en efectivo en su red de autobuses.

La alternativa al dinero físico es cualquier soporte electrónico cuya memoria permita almacenarlo (móviles, ordenadores, tarjetas físicas, tarjetas virtuales, etcétera). Con ellos es posible realizar pagos en Internet o en los comercios y lugares que así lo acepten, como, por ejemplo, en los autobuses que acabo de comentar.

En lo que respecta a si tras la pandemia se seguirá utilizando el dinero en efectivo, pienso que sí, porque es un medio que permite realizar intercambios y que gran parte de la sociedad no quiere que desaparezca.

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Videoconferencias

Aquellas empresas que han continuado con su actividad recurriendo al teletrabajo están utilizando de forma masiva aplicaciones de videollamadas, mediante las cuales pueden contactar con sus empleados, clientes o proveedores.

El problema es que el aprendizaje y la utilización de estas herramientas está siendo abrupto y no fruto de una estrategia planificada.

Ello lleva a que muchas personas se vean “obligadas” a instalar en sus ordenadores aplicaciones sobre las que no tienen un conocimiento profundo y que pueden traer consigo problemas de seguridad que hay que saber gestionar.

Desde los poderes públicos se están ofreciendo distintas recomendaciones a la hora de programar videoconferencias con estas aplicaciones, como utilizar contraseñas en sesiones privadas, o no compartir los enlaces de entrada en redes sociales.

Formación online

Muy relacionado con el punto anterior, es el reto al que se están enfrentando muchos centros educativos para poder formar a sus alumnos a través de Internet.

Todos ellos se han visto obligados a experimentar y probar herramientas que les permitan ofrecer la mejor educación exclusivamente en modo no presencial.

Este aprendizaje ha de contribuir al posicionamiento de estos centros en un entorno de la educación previsiblemente distinto tras la pandemia, donde las entidades educativas tratarán de diferenciarse por la calidad de la formación online que ofrezcan.

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