5 principios básicos para tener agilidad estratégica

Alicia Pomares    1 septiembre, 2016

Sí, ya nos ha quedado muy claro que nunca hasta ahora la humanidad había vivido en una época de cambios tan rápidos.

Me cuesta explicar a mis padres qué es eso de la digitalización, del Internet de las cosas, de la economía colaborativa, que se puede imprimir en tres dimensiones, etc. Es como si me hubiera ido de viaje al futuro y regresara explicando las novedades. Ellos perdieron el hilo hace tiempo, se mantienen informados, pero lo entienden a su manera. Todo pasa tan rápido que el mundo se ha vuelto extraño para ellos.

El cambio ha estado presente a lo largo de toda la humanidad, pero ahora se acelera y nos produce una sensación de agobio, de no estar al día y ser incapaces de ponernos al día a tal velocidad, sensación de angustia y estrés por no tenerlo todo controlado.

Y esto no tiene freno, el futuro promete traernos más vértigo. Para hacernos una idea de lo que trae ese “futuro-presente” podemos leer este resumen del libro The inevitable, de Kevin Kelly: “Las once fuerzas que definirán la tecnología del futuro”, donde afirma que las invenciones más fascinantes de todas aún no han sido inventadas.

Cambios que impactan en personas y organizaciones. Las organizaciones con menos capacidad de reacción, flexibilidad y adaptación al cambio, se van a quedar por el camino. Vamos a necesitar empresas rápidas, muy rápidas, cada vez más rápidas. Y para eso vamos a tener que cambiar la forma de organización de muchas empresas, las estructuras tendrán que ser mucho más ágiles.

Para desarrollar agilidad estratégica en un mundo que se mueve a una velocidad de vértigo, John Paul Kotter, en su libro “Acelerar,” propone crear organizaciones duales.

Estas son algunas de las reflexiones de Kotter:

  • Las organizaciones ágiles son aquellas que mantienen sus estructuras jerárquicas y formales para dar respuestas a la actividad del día a día, y las combinan con organizaciones en red, que imprimen velocidad al cambio y trabajan para acelerar la organización y resolver la estrategia de la compañía. Son redes de agentes de cambio: la organización dual.
  • Las jerarquías enfocadas en la gestión están hechas para minimizar riesgos y mantener a la gente encasillada en sus funciones, sin embargo, la organización en red como parte del sistema operativo dual, impulsa esos pasos muy deprisa al permitir que un número mayor de personas se conviertan en agentes de cambio. El sistema dual se enfoca en liderar las iniciativas estratégicas.

Jerarquia

 

Kotter destaca  cinco principios básicos que rigen los sistemas duales:

  1. El motor de los cambios importantes debe ser la convergencia de muchas personas y de diversas áreas, no solamente de las pocas designadas siempre. Se necesitan ejércitos de gestores del cambio en las empresas, personas capaces de tener iniciativas y tomar decisiones, no limitarse a cumplir órdenes.
  2. Una mentalidad de “querer llegar” y no de “tener que hacerlo”. En tu organización hay personas con la capacidad y la energía suficientes para actuar como motor del cambio, sin dejar de cumplir sus tareas y objetivos del día a día. Sólo tienes que llegar a ellos.
  3. Acción desde la cabeza y el corazón. Es el corazón lo que mueve a las personas. La energía que se puede llegar a conseguir al actuar juntos por una causa superior, no tiene freno.
  4. Mucho más liderazgo y no solo gestión. La clave está en la visión, la oportunidad, la agilidad, la inspiración, la pasión, la innovación y, en mayúsculas, la CELEBRACIÓN de los éxitos.
  5. Una alianza inseparable entre la jerarquía y la red, no solamente una jerarquía mejorada. Cuidado, existe el peligro de convertir esta nueva organización en dos “supersilos”, dos grupos dentro de la misma organización que trabajan de forma independiente. Es una forma de trabajar nueva que tiene que ir calando en toda la organización.

La mayoría de las pymes, en sus comienzos, tienen la agilidad, velocidad y creatividad suficientes para aprovechar todas las oportunidades del mercado. Su forma de organizarse es en red. Cuando la pyme empieza a crecer y madurar, acaba convirtiendo su organización en jerárquica, olvidando la energía que le suponía la red inicial.

Aprovechemos esa agilidad de nuestras pymes para movernos más rápidamente en este mundo cada vez más complejo, pero sobre todo conservemos en nuestra madurez esa potencia que aporta valor competitivo.

Conservemos la curiosidad del niño y la valentía de la juventud en nuestra etapa madura.

 

Foto: pixabay

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