Un ‘Me gusta’ vale más que mil palabras

Lluis Serra    24 enero, 2019

Hace días que quería escribir este post, porque me di cuenta en las últimas semanas de que nuestras acciones y opiniones del mundo offline pasan factura a nuestra reputación digital.

Como bien sabemos, la identidad digital es toda la información que se publica en Internet sobre tu persona, marca o producto. Es la imagen que perciben otras personas de ti. No lo confundamos con la reputación online, que es la opinión que tienen sobre ti gracias a esa información que publicamos.

Lo importante es tener un plan de acción en las redes sociales y cuidar nuestros impactos para poder compartir conocimientos, experiencias y contenidos con nuestra comunidad de seguidores. Paralelamente, también hay que cuidar las interacciones y opiniones en el mundo offline para conseguir una identidad digital coherente. Los dos canales tienen que ir hacia la misma dirección, con las mismas metas y objetivos.

Este proceso nos llevará a aumentar nuestra reputación online (opinión sobre nosotros), ya sea en el mundo digital u offline. Los dos canales forman un tándem donde se define nuestra marca personal.

Es decir, primero trabajamos la identidad digital, para conseguir una buena reputación digital y finalmente obtener nuestra propia marca personal. Hace tiempo, mi buena amiga Eva Collado, una de las expertas más destacadas en Marca Personal, me preguntó: ¿Cuál crees que es el indicador de éxito de una marca personal? No supe contestar y ella me explicó que uno de los mejores indicadores de éxito es la credibilidad.  Según Eva Collado, “cuando la gente te conoce en el mundo real y te dice: eres igual o mejor que como se te percibe en el mundo virtual, es justo cuando sabrás que existe una total coherencia entre el offline y el online y que tu credibilidad existe y es real”.

Pero como os decía, hace semanas que detecté un cambio en el comportamiento y en las interacciones digitales de algunos de mis seguidores, a raíz de mi nueva ubicación personal y profesional, que como bien sabéis desde hace casi un año es el Principado de Andorra. Es decir, que el ámbito offline pasa factura al online, porque si analizo esta situación, no he dejado de compartir contenidos, sino al contrario, he ampliado información y sobre todo no he dejado de ser el mismo, con mi misma marca personal. También he notado un trato diferente en las interacciones en el mundo offline con ciertas personas.

Me atrevo a decir que todos, absolutamente todos los que tenemos un perfil en alguna de las innumerables redes sociales, algún día nos hemos dedicado a revisar quién nos ha dado un “Me gusta” en alguna publicación de la que nos sentimos orgullosos, ¿verdad?

A veces detectas la falta de interacción en las publicaciones de algunas personas en concreto, y a la vez detectas los mismos fans incondicionales. Como bien sabemos, existen varios tipos de seguidores, pero me focalizaré en tres. Dos de ellos ya los conocemos muy bien y el tercero me lo acabo de inventar.

Seguidor ideal 

Es ese usuario que no falla nunca, que siempre está, es un seguidor incondicional y leal a la marca y a la persona. No duda en recomendarnos y compartir nuestros impactos, porque los encuentra interesantes. En el mundo offline se alegra de vernos e interactúa con la misma naturalidad que en las redes sociales.

Seguidor silencioso

Por motivos que se desconocen no interactúa contigo ni con tu identidad digital. No efectúa ningún “Me gusta” en tus publicaciones, ni hace «retuit», pero lo sabe todo sobre ti y a menudo se atreve a opinar sobre tu marca personal, ya sea para bien o para mal. Cuando te encuentra en el mundo offline, te “recita” todos tus impactos digitales, sin embargo, nunca ha interactuado contigo.

Seguidor indignado

Este tipo de seguidor que me he inventado es un usuario incondicional que por alguna razón, interacción o relación en el ámbito offline u online pasa a ser silencioso durante un tiempo. Cuando se le pasa el “berrinche” o cuando vuelve a tener un interés especial, en ese momento, vuelve a ser el fan que fue en su día.

Pero la pregunta que me hago es la siguiente: ¿qué nos motiva a dar un “Me gusta” a una foto o publicación? ¿Qué nos empuja a realizar un «retuit» y compartir ese contenido? Seguramente existen diferentes respuestas a estas preguntas, dependiendo de quién sea la persona que inicia el hilo del impacto y sobre todo del estado emocional del seguidor que lo recibe.

Hay estudios acerca del comportamiento humano en las redes sociales y la influencia que tienen sobre las personas. En ellos se indica que el comportamiento humano es variable dependiendo de los estímulos que se reciben. Influyen aspectos personales, emocionales, familiares y sociales. Pero no entiendo por qué ahora te gusto y más tarde ya no te gusto, si no he dejado de compartir para ti.

Lo cierto es que como personaje público con una marca personal, una reputación online y una identidad digital, siempre he dicho que una comunidad en redes sociales se consigue dándolo todo sin esperar nada a cambio.  Dando contenido, experiencias y conocimiento.

Mis queridos lectores, no olviden nunca que somos seguidos en la medida que somos necesitados. Si ayer te gustaba y hoy no, es porque no te estoy dando lo que tú esperas de mí, pero no dejes de interactuar por un motivo offline ajeno a mi identidad digital, que no deja de ser un espejo de mi vida y de mi marca personal.

Para muchos de nosotros un “Me gusta” vale más que mil palabras, porque para conseguir nuestra identidad digital preparamos una estrategia, cuidamos el contenido, analizamos los impactos digitales y buscamos esa coherencia entre el mundo online y offline, para lograr una buena reputación online y así poder demostrar a todo el mundo que nuestra credibilidad existe y es real para nuestra marca personal.

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