Siete preguntas para entender la revolución ‘maker’

Raúl Alonso    30 marzo, 2015

La generación de nativos digitales no sólo crea en la pantalla de su ordenador a base de sumar píxeles, también lo hace en el mundo físico. El movimiento maker o hacedor que desde Estados Unidos y el norte de Europa entra en España con fuerza impulsa una nueva tribu emprendedora, la de la artesanía y producción limitada bajo demanda.

«La tecnología está propiciando un gran cambio que es la desagregación del valor. Llega un momento en que unidades muy pequeñas, incluso de una persona, aportan valor al mercado, y aunque hablamos de un contexto darwiniano en donde no todo va a funcionar, representa una gran novedad con respecto a lo que hemos vivido en las últimas décadas». Espero que el profesor Jordi Vinaixa, director académico del Esade Entrepreneurship Institute (EEI), disculpe que descontextualice una reflexión que compartía conmigo en una reciente conversación, pero creo que esa idea de unidad de valor unipersonal define a la perfección el motivo de este post, que como ya he anunciado no es otro que hablar de los makers. Se me antoja que estos emprendedores anticipan lo que puede surgir de la fusión de la revolución TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y la economía tradicional en un momento en que muchos buscan respuestas al margen de lo que entendemos por establecido.

 

1. ¿Qué es?

Agrupa a personas que diseñan y producen gracias a nuevas tecnologías, como programas de diseño o impresoras 3D. Se trata de una revolución del proceso de fabricación al descontextualizarlo en tamaño, unidades mínimas con producciones a pequeña escala, y en emplazamientos, muchos makers trabajan en su propio domicilio o subcontratan en fábricas de alquiler.

2. ¿Cómo se expande?

Desde su epicentro mundial en Estados Unidos, ha ido extendiéndose por el Norte de Europa y en los últimos años prende con fuerza en el Sur de Europa y España, aunque de momento en su versión de trabajo más artesanal.

3. ¿Es influyente?

De forma creciente, incluso se cita como agente decisivo en la cuarta revolución industrial en la que ya podríamos estar viviendo. Con todo, aún es pronto para medir su recorrido, pero en Estados Unidos merece el interés de todos los flancos del poder: en un discurso presidencial, Barack Obama exhortó al Congreso a que ayudara a colocar al país como referente de la próxima revolución industrial, para la que predijo un gran protagonismo de la impresión 3D; hay una fuerte presión social que reclama una revisión legislativa del régimen de autónomo para dar entrada a la realidad del maker; o grandes empresas como Intel incluyen en su staff directivo un responsable para atender las demandas de un colectivo al que sigue sus pasos, por ejemplo, a través del patrocinio de las ferias que los reúne.

4. ¿De dónde viene?

Hay diferentes teorías, pero la más generalizada lo relaciona con la moda del do-it-yourself’ (DIY) que desde que se popularizó en los años 50 ha sobrevivido en el tiempo a través de pequeñas comunidades. Por ejemplo, desde hace unos años se vive una explosión en torno al tejido en punto, de donde han nacido exitosos modelos de negocio como Knitting Point o We are Knitters en España.

El futurólogo Alvin Toffler es reconocido como uno de sus inspiradores. En 1980, él lanzó el término prosumidor, acrónimo muy asociado a la doble función que muchos ciudadanos asumen en las redes sociales frente a los contenidos, tanto como productores como consumidores. Sin embargo, el autor defendía que esta nueva figura emergería cuando el consumidor no viera satisfechas sus demandas en la fabricación en masa.

5. ¿Quién lo bautiza?

El editor de tecnología Dale Dougherty acuña el término Make para bautizar una de sus revistas en 2005. La buena acogida en el mercado le lleva un año más tarde a crear la división Maker Faire, que impulsa ferias a lo largo de los Estados Unidos; en 2014 sus dos ediciones estrella en San Francisco y Nueva York reunieron a unas 215.000 personas. Un modelo que se ha replicado con gran impacto en Europa.

6. ¿Cuáles son sus claves?

Según leemos en este interesante artículo de Hacedores.com, podemos identificar tres pilares:

  • Las herramientas digitales de diseño y fabricación. Aterrizadas en la pantalla del ordenador y con un precio asequible para una mayoría: la impresora 3D, el cortador láser, el escáner 3D y el software CAD serían sus mayores exponentes.
  • La cultura colaborativa digital. Los makers trabajan bajo los principios de innovación abierta y colaborativa. Además tienen en las fórmulas de crowdfunding una vía alternativa de financiación.
  • La fábrica de alquiler. La conexión online de los centros de producción permite ejecutar órdenes de pedidos de corta producción como ya hacen centros ubicados en China, donde se pueden encargar producciones mediante el pago con tarjeta. Empresas como Alibaba, Shapeways o MFG ofrecen diferentes servicios de fabricación digital a medida.

7. ¿Y España?

El fenómeno empieza a tomar fuerza, si bien se mezcla con la fuerte tradición artesana del país, un sector aún pendiente de digitalización. Al menos eso parece entenderse del estudio de La Competitividad del sector artesano en España del Ministerio de Industria, que dice que únicamente el 15% de las empresas artesanas conoce programas de información y de aplicación TIC y tan solo el 6% cuenta con una web propia o está presente en portales especializados. Publicado en 2011, es de suponer que el ratio habrá mejorado.

Así parece, si atendemos a una encuesta a 2.300 diseñadores y emprendedores artesanos realizada por el portal especializado DaWanda. El 49,2% afirmó que ha encontrado en la venta online una oportunidad para vivir de sus creaciones, si bien un más reducido 33,6% ha conseguido hacer alguna venta en la red. En cualquier caso, es indudable que a través de marketplaces especializados como éste, que reúne a cerca de 300.000 productores, está la vía de comercialización más realista, al menos en una primera fase.

Para finalizar, os dejo un vídeo en el que podéis ver en poco más de un minuto cómo se promocionan este tipo de ferias en Estados Unidos y la atmósfera que se respira:

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