Seis cambios en la empresa que no son innovaciones

Mario Cantalapiedra    30 enero, 2018

Dentro del mundo de la empresa la innovación es un elemento clave para mejorar sus resultados y obtener ventaja competitiva, de tal modo que aquella compañía que compita en el mercado y no innove, tarde o temprano dejará paso a otra idea, a otra empresa. No obstante, no siempre es fácil definir lo que puede y no puede ser innovación, inclusive pueden existir cambios en la empresa que conduzcan a mejorar sus resultados y que no debamos considerar innovaciones.

En este sentido, el Manual de Oslo, desarrollado conjuntamente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Oficina de Estadística de las Comunidades Europeas (EUROSTAT), es una guía que pretende aclarar qué actividades empresariales pueden ser calificadas como innovadoras. En su tercera y hasta el momento última edición, considera que “una innovación es la introducción de un nuevo, o significativamente mejorado, producto (bien o servicio), de un proceso, de un nuevo método de comercialización o de un nuevo método organizativo, en las prácticas internas de la empresa, la organización del lugar de trabajo o las relaciones exteriores”. Por tanto, distingue entre innovaciones de producto, de proceso, de comercialización y organizativas, que a veces se podrán dar de forma autónoma y otras combinadas.

En este Manual, centrado en estudiar los cambios que mejoran los resultados de la empresa y que implican un significativo grado de novedad para ella (innovaciones), también se reconoce la existencia de cambios de tipo menor o que carecen de suficiente grado de novedad, los cuales no pueden considerarse innovaciones, como son los seis siguientes:

 

1. El cese de la utilización de un proceso, de un método de comercialización, de un método de organización o de la comercialización de un producto

Así el Manual comenta que poner fin a una actividad no es una innovación, aunque ello suponga mejorar los resultados de la empresa. Si una pastelería deja de vender tartas y sus resultados mejoran, la decisión empresarial tomada no se puede considerar una innovación.

 

2. La simple sustitución o ampliación de equipos

La compra de máquinas adicionales de un modelo ya instalado, las pequeñas ampliaciones o las actualizaciones de un equipo o de programas informáticos existentes no pueden considerarse innovaciones de proceso. Para que así lo fueran, los nuevos equipos o las ampliaciones de los existentes deberían ser nuevos para la empresa y responder a especificaciones claramente mejoradas.

 

3. Cambios que se derivan solamente de variaciones del precio de los factores

 Las variaciones del precio de un producto o de la productividad de un proceso derivadas exclusivamente de variaciones en los precios de los factores de producción no se consideran innovaciones. Por ejemplo, no es innovación si el precio de venta de un teléfono móvil disminuye únicamente porque el precio del procesador que lleva en su interior también lo hace.

 

4. Producción personalizada

Existen empresas que fabrican productos únicos a petición de sus clientes. Si los atributos de los mismos no difieren significativamente de los fabricados con carácter previo en la empresa, no es una innovación de producto. Por ejemplo, ocurre con un fabricante de agendas que, a petición de sus clientes, puede incluir en las mismas su logo.

 

5. Modificaciones estacionales regulares y otros cambios cíclicos

 En determinados sectores como, por ejemplo, el calzado, existen variaciones estacionales en los productos que pueden acompañarse de cambios en su aspecto. Según el Manual estos cambios regulares en el diseño, por regla general, no son ni innovación de producto ni de mercadotecnia. No obstante, si la empresa aprovecha un cambio de temporada, por ejemplo, para aplicar un nuevo método de comercialización, sí se podría considerar una innovación de mercadotecnia.

 

6. Comercialización de productos nuevos o significativamente mejorados

 En el caso de los servicios empresariales de manejo de mercancías y de los diferentes tipos de distribución (comercio al por mayor, comercio al por menor, transporte, almacenamiento), en general, el comercio de productos nuevos (o significativamente mejorados), para mayoristas, minoristas, empresas de transporte y de almacenamiento no constituye una innovación de producto. Sin embargo, si este tipo de empresa comienza a operar una nueva gama de productos que no vendía antes, se puede considerar innovación de producto, ya que presta un nuevo servicio. Por ejemplo, ocurriría en el caso de un mayorista especializado en ofrecer muebles que comience a ofrecer productos de papelería.

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