Repercusión del comercio electrónico en los mercados

Lluis Serra    6 agosto, 2014

El comercio electrónico no afecta tan solo a los fabricantes, distribuidores o comercios retail, sino que también tiene una repercusión a nivel global en los mercados. En el anterior post hablábamos del impacto del eCommerce con los datos de los que disponemos, y llegamos a la conclusión de que la nueva forma de consumir productos o servicios hace que el comercio electrónico tenga una repercusión en los mercados y en la economía en general. Hoy veremos algunos ejemplos de esta repercusión:

 

Mejora de la competencia

El nuevo consumidor valora y explora detenidamente el mercado digital antes de decidirse a comprar. Esto afecta sensiblemente al margen comercial de nuestros productos y desemboca en una reducción de los precios de venta al público, consecuencia también de la reducción en las inversiones y estructuras. Se trata de una evolución hacia una competencia más saludable. Si jugamos con todas las cartas de la baraja y aprovechamos las herramientas que el entorno digital nos ofrece, podemos tener competencia o ser la competencia, ya que el precio no es en absoluto el único factor de decisión de compra del usuario.

Mejora de la calidad de servicio

La calidad de servicio pasa a ser un elemento indispensable para el mantenimiento y captación de clientes. En este apartado los CRM (Customer Relationship Management) son una herramienta indispensable para efectuar un correcto seguimiento y atención de los clientes. Este tipo de aplicaciones permite a su vez analizar el comportamiento y las necesidades de los usuarios, favoreciendo así que las empresas se adapten mejor a sus clientes y puedan detectar nichos de mercado en función de la demanda. Mejor calidad de servicio no significa tener que hacerlo el doble de bien que la competencia, significa realizarlo un poquito mejor, sólo un poco mejor.

Globalización

Quizá unos de los elementos más importantes es la globalización, el paso de vender de forma local a global. El eCommerce ofrece a las pequeñas empresas la posibilidad de alcanzar otros mercados sin necesidad de presencia física en otros países. Tener una presencia virtual internacional cambia el campo de acción de las empresas, que no se ve limitado por las distancias, sino que permite que éstas puedan desarrollar su negocio mucho más allá de los límites que el comercio tradicional impone.

Reducción de costes

En el comercio electrónico, para conseguir ser “la competencia”, todos los actores, sea cual sea el sector, tienden a mejorar los precios finales y los catálogos, con el fin de captar y fidelizar al consumidor. Pero, a menudo, lo que determina y valora el consumidor antes de comprar no es sólo el precio, sino los beneficios que le aportará comprar el producto, la seguridad que perciben en su compra, la atención que reciben antes y después, etc. Es así cuando se pasa a ser «la competencia». Dicho de otro modo, esta reducción de costes en cuanto a estructura se debe transformar en beneficios adicionales para el cliente.

La organización de la empresa online tiene también ciertas variantes que pueden ser aprovechadas para ofrecer mayores beneficios para el cliente, entre ellas podríamos destacar:

 

Nueva cadena de valor

La cadena de distribución se ve gravemente afectada por el eCommerce, siendo en el comercio tradicional algo más larga que en el online. Actualmente estamos habituados a soportar los costes de una cadena de distribución con diversos actores, del fabricante al mayorista o distribuidor y de estos al minorista o comerciante, para llegar al cliente final. La nueva cadena se salta, en algunos sectores, algunos canales y pasa a ser venta directa desde fabricante al cliente final. Este factor tiene una repercusión importante en el valor final de los productos y en el margen de los fabricantes.

Nuevos flujos de dinero

El comercio electrónico requiere sistemas de pago específicos para poder finalizar las transacciones. La banca electrónica (TPV virtual), sistemas de pago como PayPal entran a formar parte importante del proceso de comercialización, fomentando un movimiento de dinero virtual y dejando en segundo plano el uso de dinero físico.

Modificación de los stocks

Algunos de los productos típicamente físicos, como son los libros, la música o el software pasan a ser totalmente virtuales, y ya no requieren un almacenamiento. El consumidor descarga el producto o compra licencias para poder usarlos. El paso de productos físicos a digitales reduce totalmente la necesidad de espacios destinados al almacenaje, así como el uso de materias primas para su fabricación. Existen, en muchos casos, eCommerces que trabajan sin stock, el uso de técnicas de envío como el drop shipping hacen que solamente el fabricante deba tener el stock necesario para dar un correcto servicio.

Y, por último, la repercusión en el consumidor/cliente que, con la entrada en el mercado de consumo de las nuevas generaciones nacidas en un entorno digital, modifica el comportamiento de los consumidores. Estos nativos digitales están altamente conectados en todo momento, y a la vez generan contenidos propios que luego serán compartidos en las redes sociales, de tal modo que la información sobre productos o servicios no procede exclusivamente de las marcas.

El consumidor pasa a dar su opinión, valoración y experiencia, y genera un valor muy preciado para nuestro eCommerce. Estos comentarios pueden afectar y afectan a la decisión de compra de otros posibles clientes, por lo que a veces son más importantes que la información generada por la propia empresa o marca.

Esta alta conectividad crea consumidores muy bien informados y documentados con capacidad de decisión sobre dónde y cuándo consumir productos o servicios.

Foto: alles-schlumpf

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