Ideas de alta y baja frecuencia

Guzmán López    6 agosto, 2012

¿Alguna vez has tenido una idea genial para tu negocio y al tiempo te has dado cuenta de que ya existía, de que alguien más ya la había puesto en marcha? Supongo que sí, todos lo hemos sufrido y, si no hacemos algo de inmediato, continuará sucediendo cada vez que cacemos una buena idea.

Pero, ¿por qué se da este fenómeno? Hay varias teorías que intentan dar respuesta a este dilema; desde las más sociales que se apoyan en la llamada conciencia colectiva, donde todo el conocimiento existente es compartido por toda la humanidad, a las más psicológicas, en las que se afirma que, en lo que a lo mental se refiere, las personas no son muy distintas entre sí.

A camino de unas y otras es cuando introduzco un nuevo concepto al que he llamado ideas de alta y de baja frecuencia.

Como su nombre indica, las ideas de alta frecuencia son aquellas que tienen una alta probabilidad de que se le ocurran a mucha gente. Si nuestra idea corresponde a esta categoría, podemos estar seguros de que, o bien ya existe, o bien pronto existirá, por lo que tendremos que darnos prisa en elaborarla y ponerla en marcha. La mayoría de ideas, sobre todo las que se nos ocurren al principio del proceso creativo, son de este tipo.

Por el contrario, las ideas de baja frecuencia son aquellas en las que, como ahora veremos, nos tendremos que centrar, ya que tienen una baja probabilidad de se le ocurran a los demás y, por tanto, se tornan mucho más competitivas.

El concepto se basa en que todas las ideas están escondidas en nuestra mente. Lo único que ocurre es que no todas se encuentran al mismo nivel. Las de alta frecuencia suelen estar más visibles, en la superficie, mientras que otras, las de baja frecuencia, se hayan en un plano mucho más profundo y por tanto más inaccesible. Según lo que estemos dispuestos a explorar y adentrarnos en el camino, encontraremos unas u otras.

Normalmente no conseguimos ideas de baja frecuencia porque nos solemos conformar rápidamente con las primeras ideas. No vamos más allá. Pues precisamente las ideas realmente creativas se encuentran siempre más allá. Tenemos que recorrer todo el camino para encontrarlas, no solo el principio. El miedo, la incertidumbre de qué es lo que encontraremos si seguimos avanzando y el conformismo suelen ser los enemigos más feroces de nuestra creatividad.

Pero es algo que conviene superar, ya que ideas de baja frecuencia, como hemos visto, nos hacen más competitivos en un mercado atestado de posibilidades. Eso es una gran ventaja. Pero además este tipo de ideas nos diferencia en un mercado global al aportarnos una gran visibilidad extra. Como diría Seth Godin, en un mundo copado por vacas iguales solo una vaca púrpura destacaría entre todas las demás. Por tanto, ¿por qué no hacer vacas púrpuras? Bien, una vaca púrpura se consigue con una idea de baja frecuencia. Solo así nos diferenciaremos y emprenderemos un camino hacia la innovación.

Así pues, si queremos conseguir ideas de baja frecuencia podemos seguir algunos consejos:

  1. Entrenar nuestra creatividad aprovechando cualquier reto para ser creativo. La creatividad es una habilidad como todas las demás, por tanto, cuanto más practiquemos más fácil nos resultará encontrar buenas ideas.
  2. No conformarse con las primeras ideas. La superficie está llena de ideas, no hay duda, el problema es que todos los demás también las encuentran. Eso hace que no sean únicas ni originales. Las de baja frecuencia se encuentran siempre en las profundidades de nuestro intelecto.
  3. Superar los bloqueos. Cuando sufrimos un bloqueo, a pesar de que pueda parecer algo negativo, es una señal que nos indica que estamos atravesando un túnel, el que nos lleva de la superficie a un plano más profundo. No temáis, es la dirección correcta.
  4. Exigirse mucho más. Los grandes creativos lo han sido, no porque hayan sido más inteligentes que los demás, sino porque se exigían más que los demás. La capacidad de inspiración y la capacidad de trabajo van de la mano.
  5. Utilizar técnicas de generación de ideas. El uso de estas técnicas está indicado tanto para entrenar nuestra forma de pensar como para encontrar atajos que nos hagan pasar de la superficie a lo profundo mucho más rápido.

Tener ideas creativas no es un lujo, es una necesidad. Las ideas de alta frecuencia quizá consigan que nuestro negocio sobreviva pero en ningún caso harán que crezca ni mucho menos que sea innovador. Todo es cuestión de pensar de modo distinto y estar dispuesto a ir siempre más allá. Sólo así conseguiremos las mejores ideas.

 

Foto @Victor1558, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

Comentarios

  1. Hola Guzman, me encantó tu libro y me encanta tu artículo. Pero quiero más!
    Muchas veces me bloqueo con una idea y no se como salir, intento exigirme más pero entro en una espiral de la que no sale más que cansancio e ideas pobres. Supongo que una parte importante del bloqueo proviene de mi absoluta inexperiencia en lo referente a la generación de ideas. ¿Me puedes ilustrar un poco sobre como romper los bloqueos?

    Muchas gracias! 😀

  2. Hola Guzman!

    Tu artículo me parece interesante, aunque no coincido en una hipótesis subyacente. No creo que todas las ideas estén dentro de tí. La ideas surges de lo que tienes a tu alrededor y observas, lo Steven Johnson denomina lo posible adyacente en su libro «Las buenas ideas. Una historia natural sobre la innovación».

    Sin embargo, coincido contigo en que para buscar una idea, como tú le llamas, de baja frecuencia, es necesario una profunda exploración y una profunda meditación, tanto en tu interior como en tu exterior. Usar la exaptación puede ser interesante: un concepto del que habla Steven en su libro. Exaptación viene de adaptación y consiste en usar una cosa con un uso común en algo totalmente diferente. Por ejemplo, Gutenberg usó las prensas de vino donde trabajaba para imprimir libros.

    Gracias, por tus aportaciones.

    Un saludo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *