El geoposicionamiento emocional para hacer negociosGersón Beltrán 26 marzo, 2014 La geolocalización o geoposicionamiento es el neologismo con el que se define la localización en un punto concreto en un sistema de tres coordenadas sobre un mapa: latitud, longitud y altura. Por tanto, no es nada nuevo, hace mucho tiempo que se utiliza esta herramienta, pero lo que sí ha sido una novedad es el cambio que se ha producido a raíz del nacimiento y desarrollo de Internet y de los dispositivos móviles. Por otra parte, existe una disciplina denominada neuromarketing, que proviene de la neurociencia que asegura que la mayor parte de nuestras decisiones son emocionales y, por tanto, no se basan en criterios puramente racionales u objetivos. A partir de aquí se analizan las reacciones de las personas a determinados estímulos, de forma que conociéndolas podamos acercarnos más a sus necesidades. El geoposicionamiento emocional es un concepto “inventado”, con el que trato de unir ambas cosas, para explicar el uso de la geolocalización teniendo en cuenta elementos emocionales y que puedan ser útiles para los negocios. Pero además comparto esta visión con grandes profesionales como Juan Sobejano o Diego Cerdá en su excelente artículo “Más allá del sentido del lugar”. Cuando hablamos de geoposicionamiento emocional, estamos diciendo que las personas son, en primer lugar, emocionales y eso lo transmiten en sus comunicaciones. Cada vez que alguien dice dónde está o hace un check-in, está generando una información emocional, positiva o negativa, y en menos ocasiones neutra. También es verdad que de momento no podemos identificar esas emociones de forma automática, de hecho uno de los grandes problemas es la ironía del ser humano, que es difícilmente identificable por máquinas, ya que es un uso inteligente del lenguaje que además varía en cada lugar y en cada contexto, aunque se avanza hacia ahí. Por tanto, defiendo que el uso de este concepto, de momento, debe ser personalizado y “a mano”, pero aun así puede darnos muchos beneficios, si entendemos las posibilidades prácticas que nos ofrece este concepto aparentemente teórico. Objetivos Cada vez que una persona está en un sitio, emite una opinión. Si identificamos qué dice, podemos perseguir objetivos muy claros y definidos: Generar con él una conversación. Ofrecer atención al cliente. Intentar atraerle a nuestro negocio. Obtener datos de su comportamiento. Captarlo como seguidor. Venderle productos o servicios directamente. Metodología Para ello, hemos de seguir tres pasos, haciendo un paralelismo con su uso para Twitter, tal y como explicó Ismael Labrador magníficamente en su conferencia en la Jornada #aercogeo “Tenderos tuiteros: cómo captar nuevos clientes desde Twitter gracias a la geolocalización”: Monitorizar o identificar lo que está diciendo en cada momento eligiendo los términos de búsqueda. Después seleccionaremos a los potenciales clientes. Les atraeremos hacia nuestro negocio. Herramientas Aunque no existen herramientas específicas que nos permitan identificar ese “geoposicionamiento emocional”, sí es verdad que podemos usar las habituales herramientas de geolocalización social para lograrlo. Todas ellas siguen una mecánica similar: Se trata de redes sociales donde seguimos a gente y hay otra que nos sigue. En muchos casos el uso del hashtag se está convirtiendo en un magnífico medio para seleccionar contenidos relevantes. El elemento clave de la geolocalización, ya que en todas se puede identificar dónde emiten esa información los usuarios: Hacen check-in en Foursquare y Yelp. Lo indican en su biografía, en su perfil de Twitter o “personas que estuvieron aquí” en Facebook. Generan una opinión sobre un sitio concreto en Google Plus. Cuelgan una fotografía geolocalizada en Instagram. Utilizan Place Pins de Pinterest para generar mapas personalizados. Así pues, en este post he intentado un acercamiento a un término nuevo que, para mí, tiene mucha fuerza y puede aportar mucho a la mejora de los negocios, al unir la geolocalización y las personas: lo primero como un elemento objetivo y racional, el decir dónde estamos; lo segundo como un elemento subjetivo y emocional, el decir qué sentimos; y sumando ambas cosas el “geoposicionamiento emocional”, las emociones que generamos las personas en función de dónde nos encontramos. Todo un mundo por explorar en la búsqueda de la mejor forma de acercar a nuevos clientes a nuestro negocio desde la geolocalización. ¿Qué opinas de todo esto? ¿Crees que puede ser de utilidad? Seguiremos ahondando en el tema… Ser emprendedor es cuestión de actitudCómo transmitir confianza a tu cliente ‘online’
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Inspirador artículo, Gersón. Tenemos mucho por hacer aún para sorprender y llegar al consumidor en cuanto a Big Data y geolocalización. Un saludo, Planimedia Responder