La economía digital obliga a nuevas fórmulas de trabajo

Mario Cantalapiedra    20 abril, 2017

La economía digital o basada en Internet, entre los muchos cambios que está trayendo consigo, está modificando las relaciones laborales que tradicionalmente se establecían entre trabajadores y empresas. La digitalización, que es responsable del incremento en la automatización de muchos procesos empresariales, trae consigo un nuevo modelo laboral, el cual implica cambios en distintos ámbitos tales como las fórmulas de trabajo más utilizadas, la cultura de los trabajadores, las necesidades de formación o los mecanismos de protección social.

 

Nuevas fórmulas de trabajo

La economía digital parece haber dejado atrás los tiempos en los que la fidelidad de un trabajador hacia el empresario se premiaba con un puesto de trabajo para toda la vida. Cada vez parece menos probable que una persona alcance la jubilación en la compañía donde comenzó su carrera laboral, entre otros motivos, porque las propias empresas tienden a desparecer en períodos relativamente cortos. Este entorno digital obliga a los trabajadores a adaptarse a nuevas fórmulas de trabajo que vienen marcadas por factores como la temporalidad, la incertidumbre y el autoempleo, y donde la colaboración con las empresas se basa en gran medida en la realización de proyectos concretos. En la economía digital, aunque la perspectiva de una persona sea trabajar por cuenta ajena, es muy posible que en algún momento de su trayectoria profesional deba recurrir a fórmulas de autoempleo o freelance, es decir, a generar su propio trabajo en función de sus conocimientos, su experiencia y la red de contactos que haya podido acumular.

 

Nueva cultura profesional

Este nuevo entorno profesional implica un cambio en la manera de pensar y actuar de los trabajadores, que tienen que aprender a gestionar de forma diferente su trayectoria laboral. Al trabajador le toca interactuar inteligentemente con el mercado laboral, potenciando actitudes y aptitudes que le permitan ser competitivo. Se trata de garantizar la empleabilidad, o lo que es lo mismo, la capacidad de amoldarse a un mercado de trabajo en continuo cambio. Si las habilidades y capacidades demandadas hoy son de recorrido más corto que en el pasado, habrá que adaptarse a ellas. Si el mercado laboral ahora demanda flexibilidad, habrá que aprender a ser flexibles. Para el trabajador supone renunciar a la estabilidad que caracterizaba la relación laboral del pasado, pero para la empresa también supone perder la fidelidad de sus trabajadores, luego la adaptación implica a ambas partes, tanto al trabajador como a la empresa. Incluso la Administración Pública tiene que saber adaptarse a esta modificación del concepto clásico de empleo, a través de una adecuada regulación legal del mercado laboral.

 

Formación permanente de los trabajadores

No puede concebirse la empleabilidad que demanda la economía digital sin un aprendizaje permanente de las habilidades y capacidades necesarias en un mercado laboral que está en continuo cambio. La formación continua a coste reducido resulta hoy más accesible gracias e Internet y, en ocasiones, se trata más de un problema de voluntad del propio trabajador. En este ámbito se puede incluir también la gestión de los medios sociales (redes sociales, blogs, foros, etcétera) como camino para potenciar la red de contactos del trabajador, que muy posiblemente habrá de utilizar en algún momento.

 

Mecanismos de protección social

Las pensiones o las prestaciones por desempleo no pueden permanecer ajenas a estos cambios que estoy comentando. Si el trabajo que va a predominar en el futuro va a ser el de autónomo o freelance, las cotizaciones sociales van a verse afectadas, ya que las empresas que contratan a estos profesionales no cotizan por ellos. Esto implica tanto la concienciación de esta situación por parte de los trabajadores como la revisión por parte de los poderes públicos de los mecanismos de protección social existentes en la actualidad, con el fin de que sean viables en el futuro.

 

La economía digital seguramente trae tanto oportunidades como amenazas para los trabajadores, y lo cierto es que a fecha de hoy no me atrevo a decantarme por cuál de estos dos elementos pesa más. Creo que, antes que discutir sobre este asunto, se trata de ser pragmáticos y adaptarse al nuevo entorno laboral en el que nos tocará vivir.

 

Foto: PahiLaci

Comentarios

  1. Si tal cual Mario, sobre todo las nuevas generaciones que ya nacen con una predisposición a encarar su vida laboral de esta manera, porque lo prefieren. El colectivo que está hoy mas allá de los 40 lamentablemente en muy pocas ocasiones y en la mayoría por «necesidad» al quedar «fuera del mercado»(¿?)
    La flexibilidad debe venir de todos los sectores implicados y sin aprovechamientos que surgir…sobre todo por sostener políticas centradas en la economía de «costos» en lugar de una basada en «valores» beneficios, oportunidades y colaboración. Estamos lejos y sobre todo porque las brecha con la mentalidad pública es hoy… casi diría insalvable. Respecto el desempleo y las pensiones: El primero se soluciona con pleno empleo en UK ni existe el seguro de desempleo…parece mentira pero así es solo existe una ayuda para los que están » buscando trabajo» e infinidad mas pero todas relacionadas al trabajo…ninguna a promover el letargo del parado eterno o especulativo…lamentablemente así es en España. Por tanto hay que promover la inversión, facilitar la creación de empresas y para esto hay que reducir las cargas impositivas y trabas burocráticas que la dificultan. Para bajar la carga impositiva lo único que hay que hacer es reducir el «gasto público/político» que eligan ellos el como y por donde, pero es DENTRO del sector público donde deben hacerse las reformas que han brillado siempre por su ausencia salvo maquillajes, pero por lo general el estado gasta mas y mas del 75% de los gastos son en «cabezas» sueldos públicos. Las pensiones, hay que desregular el sector y abrirlo a instituciones privadas a la vez que reformar el público para que sea competitivo y eficiente evitando por supuesto que el estado haga de las suyas y «estafe» al contribuyente mas de lo que lo hace normalmente vía impuestos utilizando los fondos de pensiones para fines…vaya a saber cuales. Es muy interesante tratar de entender como en un país como España con casi un 50% de desempleo juvenil y donde una persona en su «mejor época» quizás entre los 45 y los 55 (si se cuida bien también 60) se los considera fuera del mercado….así está el presente y veremos que futuro hay, sin duda hay que hacer muchos cambios para que estas ideas, que son buenas, funcionen porque el entorno Español lo hace muy difícil, quizás habrá que hacerse «ciudadano digital» de Estonia y montar la empresa o actividad allí…;) Gran abrazo, excelente visión

  2. Tus palabras me han hecho reflexionar en el aspecto de que se está hablando mucho de la transformación digital de las empresas y la importancia que tiene para no quedarse atrás en un mundo cada vez más tecnológico. Sin embargo, no percibo esa misma preocupación para abordar la necesaria transformación digital de los trabajadores, y eso es precisamente lo que este artículo pone sobre la mesa.

    Los avances tecnológicos se producen a una velocidad vertiginosa, y cada vez tenemos menor tiempo de reacción. Por poner un ejemplo ilustrativo: estás en la playa y a lo lejos comienza a formarse una ola, a medida que se acerca es cada vez más grande, estás a tiempo, puedes correr hacia la orilla o ir directo hacia la ola para zambullirte antes de que rompa, dudas qué hacer, ya es demasiado tarde, es más grande de lo que esperabas, la ola rompe, te arrastra hasta la orilla, lo pasas mal hasta que sales del agua.
    No nos dejemos arrastrar por una ola tecnológica de colosales dimensiones y vayamos hacia ella con decisión antes de que sea demasiado tarde.

    Gracias Mario. Un abrazo

  3. Mario,

    No lo has podido definir más claro y didáctico las transformaciones que están sufriendo las relaciones laborales en la economía digital. Te felicito por tu artículo.

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