Cómo cambió la ‘tablet’ Surface 3 mi forma de trabajar

Diego Rodríguez    6 octubre, 2015

Cuando hace unas semanas mi compañero Toni me propuso la idea de migrar todo mi entorno de trabajo a la propuesta de productos incluida en Go To Cloud Puesto de Trabajo, he de reconocer que sentí pereza, sobre todo al pensar en la migración de datos que tendría que hacer (esas carpetas históricas que contienen datos importantes “por si acaso”…), la migración de correo electrónico, la adaptación a un nuevo dispositivo (con nuevas dimensiones y complementos) y, por último, adentrarme en el mundo Windows 10. El caso es que, haciendo gala de sus dotes de convicción, acepté el reto y me propuse sustituir por completo mi entorno de trabajo por el propuesto por #GoToCloud Puesto de Trabajo.

 

Kit anti-movilidad

Supongo que, como la mayoría de los lectores, contaba en mi poder con un completo kit anti-movilidad, que incluía portátil + teléfono + iPad + bolsa con ruedas. Todos aquellos que como yo vieron en el iPad el perfecto “sustituto del pc cuando viaje”, pronto se darían cuenta de que en realidad era el perfecto “complemento del pc”, por lo que acabamos viajando con ambos dispositivos en la bolsa.

En el plano del correo y colaboración contaba con la combinación por antonomasia: Outlook + Exchange, con sus “históricos” archivos .pst que sumaban un tamaño total de 8GB.

 

El futuro…

Go To Cloud Puesto de Trabajo me propuso empezar a trabajar con la combinación Surface 3 + Teclado + Office 365 Premium, añadí también un accesorio muy útil: el lápiz capacitativo, dejando así mi kit anti-movilidad en la oficina, es decir, sustituyéndolo realmente durante tres meses.

Y… ¿Cómo me fue? He de reconocer que el arranque fue más sencillo de lo que me imaginaba: La migración de datos que tanto me echaba para atrás quedó resuelta con la instalación de One Drive en mi equipo de origen, un movimiento de carpetas, una buena conexión y ¡listo! En menos de 30 minutos tenía exactamente la misma estructura de carpetas en mi Surface.

El tema del correo fue aún más sencillo, gracias a la integración nativa de Outlook con el Exchange de O365. Para los archivados a .pst tampoco tuve ningún problema, la compatibilidad de los mismos con Outlook me permitió seguir trabajando como hasta ahora, y gracias a la sincronización de estos con la nube (vía OneDrive), los tendría disponibles en mi PC al término de la prueba. Pero con una ventaja: Desde ese momento, tenía acceso al histórico de correos desde cualquier dispositivo.

Respecto a la suite Office 365, es sencillamente espectacular el nivel de integración con el dispositivo, con la nube (OneDrive y Sharepoint), la colaboración (se acabó el versionado “v1.x”, Office 365 lo hace por ti y tu equipo de trabajo) y, para mi sorpresa, el lápiz capacitativo. Gracias a este sencillo complemento, Microsoft ha conseguido que la suite Surface + Office 365 adquiera una dimensión en términos de productividad que nunca antes había imaginado. Capturas de pantallas, edición manuscrita de documentos, firma electrónica, modo ratón, toma de notas… son solo algunas de las características que más me han sorprendido y ayudado a lo largo de estos meses.

Tras el proceso de migración inicial, el tiempo de uso fue permitiéndome adaptarme a la nueva interfaz de Windows 10 (a años luz de su predecesor W8), a las dimensiones del teclado (realmente no requiere adaptación, porque son los estándares de cualquier PC) y, a día de hoy, escribiendo este post, puedo afirmar que lo hago de forma natural y sin pérdidas de tiempo (atribuibles a la falta de adaptación, claro).

Resumiendo estos tres meses, el pack  Go To Cloud Puesto de Trabajo se ha convertido en el sustituto de mi PC (mejorando incluso el rendimiento del mismo y mi productividad), de mi iPad (también he usado el Surface en el ámbito multimedia) y, por tanto, ha cumplido e incluso superado mis expectativas con creces. Y las pruebas no han sido sencillas: ha pasado por doce vuelos (con sus agradables controles de equipaje), por unas vacaciones familiares (al alcance de un enano de tres años), por varias centenas de megas en PPT, DOC y Excel, por unas cuantas presentaciones en público y por una fuerte adicción por la serie Mad Men (vía Yomvi, claro).

 

¿Y ahora qué?

Ahora me cuesta mucho volver a pensar en la forma en la que trabajaba antes: ¿Discos en la nube no corporativos? ¿Envío de correos electrónicos con documentación adjunta para trabajar en multidispositivo? ¿Un equipo para editar y otro para presentar? ¿5 kg de peso en la mochila? ¿Múltiples cargadores? (ahora solo llevo uno microUSB)…

Toni, amigo, no sé cómo lo ves, pero creo que me la quedo 😉

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