Ventajas de las organizaciones ágiles: Be agile, my friend!Mercedes Oriol Vico 9 septiembre, 2021 ¿Recuerdas aquel “Be water, my friend!” de Bruce Lee? “Vacía tu mente, libérate de las formas, sé moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza, se convierte en taza. Si la pones en la botella, se convierte en botella. Si la pones en la tetera, se convierte en tetera. El agua puede fluir o puede chocar. Sé agua, amigo mío”. El actor y maestro de artes marciales pronunció esta reflexión por primera vez en el episodio «El camino del puño interceptor» de la serie americana Longstreet (minuto 35:30) y la repitió en la entrevista que le hizo Pierre Berton el 9 de diciembre de 1971, en el show televisivo del periodista canadiense (minuto 16), justo cuando las tecnologías «fluidas» comenzaban a surgir. La frase se popularizó en 2006 gracias a un anuncio de una marca de coches, coincidiendo también con la extensión del concepto agile para el desarrollo de software. Aquellas enseñanzas de Lee nos sirven para describir el marco de las metodologías ágiles, en continuo crecimiento desde principios de los años 2000: vacías de los encorsetamientos de métodos tradicionales y engorrosos modelos basados en documentación; moldeables. Si pones herramientas y conceptos ágiles en tu negocio o proyecto, el negocio fluye. Y si el agua choca, la flexibilidad de la metodología permite reconducir el camino y mejorar hacia la consecución del objetivo, con la implicación total del equipo y del cliente. Aunque las grandes empresas suelen ser las que comienzan a aplicar nuevas estrategias y formas de trabajo, las pymes pueden encontrar en el marco de trabajo ágil (framework agile) una gran oportunidad para dar a la empresa la soltura y la eficacia que no les ofrecen otros marcos convencionales. Universalización del concepto «agile« La mayoría de estas metodologías que hoy se aplican nacieron entre los años 70 y 90 del siglo pasado: Lean, Dynamic Systems Development Method (DSDM), Design Thinking o Scrum, Kanban y Extreme Programming (XP), entre las más utilizadas. Sin embargo, fue a partir de 2001, con el Manifiesto por el desarrollo ágil del software y la Alianza Ágil, creados en The Lodge (estación de esquí de Snowbird, en las montañas Wasatch de Utah), cuando se extendió el concepto agile, que plantearon 17 representantes de empresas especializadas en estas tecnologías, unidos por la necesidad de buscar alternativas a los pesados procesos de desarrollo de software. Lo que proponía este grupo de profesionales eran modelos organizativos flexibles, basados en las personas, la colaboración y la construcción de comunidades corporativas, centrados en proyectos y pensados para tener éxito en la nueva economía digital. Aspectos clave de las metodologías ágiles Según el manifiesto, los autores pusieron en valor cuatro aspectos claves de estas formas de trabajo: Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas.Software que funciona sobre documentación extensiva.Colaboración con el cliente sobre negociación contractual.Respuesta ante el cambio sobre seguir un plan. Y resumieron su ‘filosofía’ en doce principios. Fuerza estabilizadora en tiempos inciertos A la transformación digital en la que está inmersa la sociedad, se suman los retos que nos ha puesto por delante la pandemia mundial de 2020 y que ha afectado tremendamente a las pequeñas y medianas empresas. Según el 15º Informe sobre el estado de Agile -elaborado por Digital.ai y la consultora Regina Corso Consulting-, durante este periodo “tumultuoso” los beneficios de las prácticas ágiles han ayudado a las organizaciones a adaptarse y ser competitivas para el futuro. Y todo apunta a que estas herramientas tienen el potencial de ser una “fuerza estabilizadora en tiempos inciertos”. Los resultados del informe indican un crecimiento significativo en la adopción de estas metodologías dentro de los equipos de desarrollo de software –su nicho originario-, aumentando del 37%, en 2020, al 86%, en 2021. En cambio, el crecimiento en las líneas de negocio no relacionadas con la informática también se incrementó significativamente, duplicando su adopción desde el informe del año anterior. En este sentido, el estudio deja claro que esta tendencia se generaliza a otras áreas y sectores como Recursos Humanos, Ventas, Comunicación y Marketing o Finanzas. Si bien la encuesta no da todavía cifras de lo que supone el marco ágil para las pymes, refleja aportaciones de todos los niveles, desde más de 100 países. Entre ellas, dos de cada cinco personas encuestadas proceden de empresas de entre 1 y 1000 empleados y ¼ trabaja en empresas con más de 20000 empleados. Plus de eficiencia para las pymes Los beneficios de adoptar este tipo de metodologías, ya sea como herramienta o como concepto aplicado a un proyecto, radican directamente en la toma rápida de decisiones, la capacidad de gestión ante prioridades cambiantes, la consecución de objetivos empresariales críticos, la visibilidad de resultados, la gestión de tiempos de entrega más eficaces, la implicación constante del cliente y el compromiso de equipos autónomos y colaborativos, entre otros aspectos. Todo ello fomenta la flexibilidad y la mejora continua en las organizaciones –pequeñas, medianas y grandes-, más en los entornos de trabajo imprevisibles e inestables a los que nos enfrentamos. Además, las reuniones breves y periódicas de los equipos que conllevan estos métodos permite la comunicación directa y la colaboración y retroalimentación de los profesionales implicados –así como la de los clientes-, que intervienen desde sus roles y tareas determinadas, aumentando su implicación, productividad y motivación. La comunicación es fluida, los avances son transparentes y se examinan y solucionan los impedimentos. Precisamente, porque las pequeñas y medianas empresas tienen la posibilidad de adaptarse mejor y de manera más rápida que una gran empresa, estas metodologías encajan perfectamente tanto para el desarrollo de sus proyectos como para mejorar procesos de organización interna. Digamos que les puede aportar un plus de eficiencia. Hacia un objetivo, con sentidos de ida y vuelta En resumen, los métodos convencionales siguen siempre una única dirección, sin cambiar el sentido. En cambio, las metodologías ágiles, aunque también se dirigen hacia un objetivo claro y concreto, van modificando el sentido de ida y vuelta para lograr feedback continuo, tanto de las personas del equipo, como de los clientes, a lo largo del desarrollo completo, permitiendo la revisión y reajuste de resultados, aligerando los tiempos de entrega y minimizando costes, gracias a la eficiencia y a la rapidez que se consiguen. Hay gran variedad de herramientas ágiles (Atlassian Jira, Digital.ai Agility, Azure DevOps, Trello, LeanKit, Asana, VersionOne…) con opciones para las pymes. De cualquier forma, siempre se puede empezar aplicando el concepto «agile» a algún proyecto para probar esta filosofía empresarial y convencerse de sus ventajas. Así que, no lo dudes; seas grande, mediano o pequeño, Be agile, my friend! Foto de Eden Constantino en Unsplash Cómo lograr una empresa más resiliente y sufrir menos ante una crisisAutosuficiencia digital: la estrategia de lo fácil
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