Trabajar de forma equilibrada y productiva es como cuidar un jardín

Ángel María Herrera    28 junio, 2018

Hoy quiero compartir las lecciones que aprendí tras una de las etapas laborales más intensas de mi vida, en la que me dejé absorber por un proyecto y no fui consciente de muchas de las consecuencias, hasta que pude parar y levantar la cabeza. Cuando lo hice, puede comprobar cómo había descuidado el jardín de mi casa, habían crecido un montón de malas hierbas, algunas tan altas que ya no valdría simplemente con la modesta cortadora de césped que tengo, y al mismo tiempo habían surgido algunas calvas en otras zonas por la falta de riego y los aligustres que lo rodean estaban totalmente descuidados, aunque lo que más me dolió fue ver el rosal, que estaba hecho una pena y solía ser la alegría del jardín.

Es increíble lo que se pueden deteriorar las cosas en tan solo unos meses sin cuidarlas. Al verlo, me di cuenta de que era lo mismo que me había sucedido a mí, dejé de hacer deporte por “falta de tiempo”, de cuidar a mi familia y seres cercanos, de hacer mis prácticas de meditación y demás rutinas…

Siempre podemos echar la culpa a factores externos, como la falta de lluvia, el calor, la mala tierra… eso en el caso del jardín, o al mercado, la carga de trabajo, malos proveedores, clientes, jefes… en el ámbito laboral, pero la realidad es que somos libres para tomar nuestras decisiones y poner límites. Así que tuve claro que de todo aquel estropicio el único responsable era yo.

Pensamos que porque estamos bien física y mentalmente o porque van bien nuestras relaciones eso siempre va a ser así, pero la gran lección es que hay que cuidar y mantener lo que tenemos. Así que me acordé de una historia que me contó mi socia de cuando su abuela los obligaba a quitar los hierbajos de su jardín: “Yo notaba que cuanto más concentrada estaba en la tarea y más malas hierbas quitaba, más se quitaban también de mi mente”por lo que me puse manos a la obra y lo apliqué a mi jardín para recuperarlo. Esto también me sirvió para mejorar mi situación empresarial:

  • Tuve que comprar una desbrozadora para las hierbas más altas. En las empresas necesitamos herramientas nuevas ante nuevos desafíos o cuando algunas cosas no las podemos solucionar haciendo lo de siempre.
  • Contraté un jardinero para podar el seto que estaba muy alto. A veces necesitamos ayuda externa de profesionales para tareas especializadas.
  • En muchas zonas tuve que quitarlo a mano. Hay tareas que no podemos delegar y debemos afrontarlas directamente, hay que mancharse.
  • He cortado el césped cada semana. La disciplina y los hábitos son muy importantes para el mantenimiento. Aprender y recordar lo vivido es fundamental.
  • Hay zonas secas y alguna planta se ha perdido. A veces las consecuencias de nuestros descuidos son irrecuperables o nos va a llevar tiempo restaurar lo que teníamos con anterioridad.
  • Lo he dedicado tiempo y amor. Esto aplica a todo lo que queramos que vaya bien en la vida y en la empresa.

Todo esto provocó que en el jardín empezaran a surgir nuevas zonas verdes, frescas, humildes al principio, pero poco a poco se fue rejuveneciendo y tiñendo de verde esperanza e igualmente me ayudó a empezar una nueva etapa profesional, sabiendo que lo que se descuida, se puede perder.

Comentarios

  1. Gracias Ángel, buena reflexión y buen paralelismo. Como decía Voltaire en su famoso Cándido: “Hay que cultivar nuestro jardín“ (“Il faut cultiver notre jardin“) un abrazo, Carlos

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