Motivación y resiliencia, habilidades que demandan las empresas

Alicia Díaz Sánchez    22 marzo, 2016

Uno de cada dos jóvenes menores de 25 años no encuentra trabajo. Su tasa de desempleo se sitúa en el 48%. Según Enrique Sánchez, presidente de Adecco España, se debe a que “hay un gap importante, una cierta desconexión entre las competencias del sistema educativo y las necesidades que después tienen las empresas”.

Su intervención tuvo lugar en Campus Adecco, una jornada de conferencias dirigida a los jóvenes, con el objetivo de ayudarles a adquirir las habilidades que demandan las empresas. El programa lo conformaron siete interesantes ponencias de Irene Villa, Trancas y Barrancas, Enhamed Enhamed, Toni Nadal, Jorge Garbajosa, Jalis de la Serna y Carlos Jean.

Competencias transversales

Además de una formación académica específica, las empresas solicitan cada vez más competencias transversales relacionadas con el talento y la actitud. No basta con la formación y la experiencia, hay que tener ciertas habilidades. Entre ellas, se habló de liderazgo, resiliencia, marca personal, inteligencia emocional, innovación y creatividad, comunicación y trabajo en equipo, pero me centraré en dos que tienen que ver con el espíritu de superación: la motivación y la resiliencia.

Motivación y liderazgo

Toni Nadal, entrenador y tío de Rafa Nadal, contó la historia del tenista desde que empezó a entrenarle, cuando tenía sólo cuatro años. Lo interesante de su conferencia no es tanto la vida del deportista, que todo el mundo más o menos conoce, sino lo que hay detrás de su éxito: miles de horas de entrenamiento, por supuesto, pero también ilusión, pasión y no tirar nunca la toalla, a pesar de las adversidades.

“Hay que tener ilusión en lo que se hace, confianza en uno mismo, y ponerse metas altas para intentar mejorar”, aseguró Toni Nadal. “A todo el que aspira a conseguir algo destacable, no le queda más remedio que asumir las dificultades, saber que no habrá descanso y que continuamente vivirá con el agua al cuello”.

Nadal parte de un concepto simple que aplica al entrenamiento dentro de la pista: no complicarse la vida. “Hoy en día hay una tendencia exagerada a complicarlo todo que dificulta el avance. Nosotros, cuando nos falla el revés, practicamos el revés; si nos falla el drive, practicamos el drive. No hay que buscar tres pies al gato, porque la realidad suele ser más simple: en nuestro caso, que no entrenamos suficientemente bien o que los rivales son mejores”.

Ha inculcado al tenista la idea de mejorar constantemente, incluso poniendo un punto de insatisfacción hasta en los momentos de euforia. “Para mejorar es básico conocer el punto de partida. Nunca he engañado a Rafael haciéndole creer que era mejor de lo que era”, manifestó.

“Tengo fama de ser un entrenador realmente duro, y es cierto”, dijo. Y es porque cree que la dureza es un medio para lograr lo que queremos, pero hay que saber a quién se puede pedir más, porque no todo el mundo puede resistirlo. “Nunca habría sido duro con alguien a quien no estimara o que no pudiera asumir esa dureza. Siempre he intentado preparar a Rafael para la adversidad, para asumir una alta carga de trabajo, para una exigencia constante, para que sepa que no queda más remedio que esforzarse y fomentar la capacidad de aguante”.

El entrenador contó la anécdota de un partido en el que Rafa no podía más, estaba lesionado y tenía muchos dolores. Entonces le dijo: si hubiera un francotirador y supieras que si dejas de correr te dispara, sacarías fuerzas de donde fuera necesario, ¿verdad? «Todos podemos hacer mucho más de lo que decimos o creemos«, aseguró.

Para Toni Nadal es más importante la formación del carácter que la formación técnica en sí, y cree que eso es precisamente lo que ha hecho ganar más trofeos al tenista. “Ni Rafael ni yo somos especiales. La mayor parte de la gente, si pone mucho empeño, puede conseguir lo que se proponga”.

Resiliencia

Tras este baño de motivación y optimismo, le llegó el turno a Enhamed Enhamed, considerado por muchos el mejor nadador paralímpico de la historia. Su conferencia versó sobre la resiliencia, la capacidad de resistir las dificultades, de sobreponerse a circunstancias adversas.


enhamed

A los ocho años de edad se quedó ciego y –como él mismo dice- pasó varios años lamentándose de su situación, hasta que decidió dar a un “volantazo” a su vida. “Nuestros pensamientos y emociones determinan nuestras acciones. Todo el mundo me decía ‘pobrecito’ y eso te afecta, terminas asumiéndolo y obrando en consecuencia. Ese tipo de ideas, si las repetimos, nos las creemos. Cuando nuestra situación no nos estimula a sacar lo que tenemos dentro, nos conformamos y no buscamos un futuro enriquecedor, porque nadie nos exige”, manifestó.

El deportista señaló que no hay objetivos imposibles, y que el compromiso y la disciplina transforman lo bueno en extraordinario. “La mayoría de las personas nos dicen que no vamos a llegar a ningún lado, quizá porque nos quieren y no desean vernos sufrir, o tal vez porque no creen en nuestras capacidades ni tampoco en las suyas”.

El cerebro es vago por naturaleza, y hasta que no se ve contra las cuerdas, no encuentra soluciones. Por ello, «lo primero que hay que hacer es marcarse objetivos –aseguró Enhamed-,  saber en quién te quieres convertir. Esa es la clave. Pero si te fijas solo en el objetivo, pierdes de vista el proceso, es decir, lo que hacemos todos los días, cómo cambiamos, cómo mejoramos».

El nadador concluyó diciendo que ser extraordinario no es ni más ni menos que una simple idea: buscarse la vida, pero rodeándote de personas que te ayuden, buscando información. «Yo me tiré once años pensando que por ser ciego no tenía opciones. Y la realidad es que la ceguera, en lugar de ser un freno, ha sido una ayuda en mi vida”.

De su conferencia me quedo con esta frase que, además, circula mucho por las redes sociales:

Si quieres llegar rápido, ve solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado.

Comentarios

  1. Me ha encantado el artículo. Pero no creo que todo el mundo pueda conseguir lo que se propone «si se empeña», como dice Toni Nadal, porque no todos tenemos la misma fortaleza, ni física ni mental. Sí coincido en que podemos hacer mucho más de lo que creemos.

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