Los enigmáticos principios de la empresa abierta: que innoven otros

Virginio Gallardo    11 mayo, 2012

Cada vez más voces nos dicen que la competitividad se basa en un extraño y sencillo principio: nuestra empresa innovará más rápido si integra rápidamente la innovación de su entorno colaborando con los demás.

Pero este principio es altamente disruptivo, contradictorio con lo que hasta ahora conocíamos. Asumir la filosofía de las empresas abiertas no consiste en cambiar estrategias, estructuras o sistemas, sino sobre todo en cambiar la manera de pensar en la que se basan nuestras organizaciones.

Las nuevas claves de éxito empresarial son a menudo extrañas y contradictorias con las claves del éxito del pasado. ¿Serán los principios de las empresas abiertas la nueva clave de éxito?

 

Un primer paso: la innovación abierta

La organización abierta tiene su primer precedente en la «innovación abierta», un término acuñado por Henry Chesbrough. Una forma de entender la  innovación basada en la cooperación con otras empresas, profesionales externos y actores externos que acelera el proceso innovador interno.

La innovación abierta partía de la base de que pymes y profesionales pueden especializarse en productos y servicios de nicho que no pueden hacer las grandes empresas, que las empresas pueden obtener sinergias fruto de la colaboración imposibles de obtener internamente. La colaboración entre empresas, con profesionales o con las universidades sería la nueva prioridad.

Este enfoque está basado en la compra de nuevas tecnologías o servicios, en acuerdos empresariales o empresa-universidad, en unir esfuerzos y no gestionar la innovación de forma cerrada con los medios de la propia organización.

El concepto de innovación abierta está ayudando a romper fronteras organizativas, a hacerlas más permeables, a utilizar tanto canales internos como externos para poner en el mercado sus productos y tecnologías innovadoras, pero siempre desde la perspectiva del acuerdo.

 

Las  tecnologías sociales: el sharismo y la doctrina neurona

La emergencia de las tecnologías sociales hace que se hable de nuevas fuentes de innovación externa, pero que no se basan en un acuerdo bilateral sino en la participación en una red.

Las redes sociales se proponen como la nueva fuente de innovación en muchos campos del área empresarial, fuente de información clave para el negocio.

Pero los fenómenos que permiten la creación de este conocimiento son extraños para la filosofía empresarial. Los mecanismos de cocreación de conocimiento como inteligencia colectiva o el sharismo son sospechosos o directamente amenazantes.

La denominada «inteligencia colectiva» parte de la metáfora que establece que la inteligencia individual actúa como una neurona, mientras que un conjunto de neuronas (personas) unidas crearían un cerebro global que permitiría la inteligencia colectiva más poderosa y con mejores ideas.

Muchas personas estarían dispuestas a compartir conocimiento como una nueva forma actitud social. El sharismo que popularizó Isaac Mao podría tener enormes utilidades empresariales. ¿Cómo y dónde exportar mi producto? ¿Qué software comprar? ¿Cómo evoluciona la actitud de mis consumidores? ¿Qué opinión tienen de mis productos? ¿Cómo pueden ser mejorados los productos de la competencia? ¿Cómo puedo introducir nuevas formas de gestión? ¿Dónde puedo conseguir formación de alta calidad para mis empleados?….

Las tecnologías sociales serían el soporte tecnológico y social donde se obtendrían las ideas, los «memes» de la innovación, que se introducirían en las empresas y en la mayoría de los casos, sorprendentemente, serían gratis, sin pactos ni  acuerdos.

Pero para la mayoría de las empresas en sus valores culturales está escrito que ofrecer información, co-crear o compartir es una amenaza: la forma más estúpida de que sus valiosas ideas salgan de la organización para beneficiar a otros, a la competencia.

 

La clave del éxito: que innoven los demás; las organizaciones abiertas

Las bases de la empresa abierta son realmente extrañas, se cree que la innovación provendrá de las ideas de otros, que incluso podrían ser de nuestra competencia, por esto son tan difíciles de asumir.

Extrañamente se predice que veremos cómo las empresas más inteligentes se harán más abiertas, provocarán y serán protagonistas de las mejores conversaciones en sus mercados con sus clientes, con sus proveedores…

En una red saturada de información y conversaciones las empresas más inteligentes tendrán empleados, que serán líderes de sus comunidades, serán los nodos más inteligentes que dominando liderazgo neuronal sabrán navegar en la información y entenderán las tendencias en su campo y podrán adelantarse con iniciativas que aplicarán a sus propias empresas: son los que tendrán la capacidad de adelantarse al futuro experimentándolo primero, creándolo.

Las empresas buscaremos estos socialnetworkers porque serán los dueños, los nuevos protagonistas, de la innovación, porque la capacidad de copia de nuestros competidores irá por detrás de nuestra capacidad de innovar.

Las empresas querrán estar, crear y liderar las comunidades más decisivas donde se produzcan las conversaciones que les ayuden a introducir mejoras a sus productos y procesos. Y sí, allí estarán los empleados de la competencia con los que aparente e inexplicablemente se podrá colaborar.

Profesionales y pymes estarán en estas comunidades y también estarán las grandes empresas donde más allá de los departamentos comerciales, de marketing o producto buscarán la innovación en todas sus áreas empresariales: financieros, RRHH, estrategas…

Incorporar la innovación externa más rápido que los demás será el principal objetivo y la clave de la innovación; será entender, conocer mejor que nadie, cómo innovar gracias al trabajo de  los demás.

Extrañas y  enigmáticas las bases de la nueva innovación. Principios que como mínimo tardarán en madurar en el paradigma de la empresa “cerrada” donde el conocimiento y la tecnología son poder. Pero todos sabemos que caminamos hacía nuevos futuros desconcertantes que exigen el coraje para explorar lo desconocido, de plantearse la caducidad de lo que sabemos. ¿Serán estas las nuevas bases de la innovación?

 

Foto @Joybot, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

Comentarios

  1. Si ya es extraño eso de que innoven otros, lo que contraviene la cultura Not Invented Here de muchas organizaciones aún más extraño será ver cómo se distribuyen los beneficios de tal innovación colaborativa porque eso de que inventen ellos y yo me apropie en exclusiva de los beneficios parece poco sostenible ¿no? Cuanto menos habrá que pensar en las motivaciones e incentivos de las personas…

  2. La tentación está ahí: succionemos lo que otros saben. Simple, directo. E incluso manejando el incentivo más simple de todos: el dinero. Y con un poco más de elaboración: tu ego. Pero espero que sepamos distinguir entre la acción de marketing agresiva y la lógica de aprender -como toda la vida hemos hecho- en compañía de nuestros semejantes.

  3. Creo que el verdadero enigma que introduce la innovación basada en la colaboración en red (en un sentido amplio yo la llamo «innovación 2.0») no es tanto una forma de pensar como una forma de trabajar. El futuro es trabajar como una empresa de Internet. Las empresas tienen grandes habilidades para cooperar con otros, pero ahora de lo que se trata es de aprender a colaborar. No hay acuerdos o pactos, pero sí hay reglas y etiquetas para que funcione. Una de ellas: para participar como un colaborador, primero debes abrirte y decir lo que sabes…

    Marta.

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